WASHINGTON. Huawei seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los dispositivos Huawei y Honor, después de la decisión de Alphabet, matriz de Google, de suspender los negocios con el fabricante tecnológico chino que requieran de la transferencia de hardware, software y servicios técnicos, más allá de los disponibles públicamente a través de licencias de código abierto.

"Huawei seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los smartphones, tabletas y dispositivos Huawei y Honor, tanto a los que ya se hayan vendido como a los que siguen estando en stock en todo el mundo", ha señalado la compañía china.

El fabricante chino ha destacado su "considerable contribución" al desarrollo y crecimiento de Android alrededor del mundo, señalando que como 'partner' clave de Android, Huawei ha trabajado conjuntamente con la plataforma de código abierto para desarrollar un ecosistema que ha beneficiado tanto a la industria como a los usuarios.

"Seguiremos construyendo un ecosistema de software seguro y sostenible, para ofrecer la mejor experiencia a todos los usuarios del mundo", ha añadido la compañía.

Por otro lado, Huawei confirmó a la cadena estadounidense CNBC que ha desarrollado su propio sistema operativo para smartphones y ordenadores de cara a una eventual prohibición de usar el software de proveedores estadounidenses como Google o Microsoft.

En una entrevista concedida el pasado mes de marzo al diario alemán 'Die Welt', el director de la división de consumo de Huawei, Richard Yu, desveló que el fabricante chino cuenta con un sistema operativo de respaldo que entraría en funcionamiento en caso de ver bloqueado su acceso a software estadounidense.

"Hemos preparado nuestro propio sistema operativo. Si alguna vez sucediera que ya no podemos usar estos sistemas, estaríamos preparados. Ese es nuestro plan B. Pero, por supuesto, preferimos trabajar con los ecosistemas de Google y Microsoft", declaraba entonces Yu al rotativo germano.

En este sentido, las palabras del directivo de Huawei fueron corroboradas a la CNBC por un portavoz del fabricante chino, añadiendo que los sistemas de 'back-up' servirían para garantizar la continuidad del negocio "en el peor de los escenarios".

EL BLOQUEO Las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos, entre las que se encuentra Google, dejarán de vender componentes y software al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, en repuesta a la directiva del presidente del país, Donald Trump, según fuentes citadas por Bloomberg.

Alphabet, la empresa paraguas de Google, ha decidido cortar sus suministros de material informático y algunos servicios de programación al gigante chino de las comunicaciones, según el mismo medio, que cita fuentes que pidieron el anonimato.

Igualmente, los principales fabricantes de procesadores, entre ellos Intel, Qualcomm, Xilinx Inc y Broadcom, han informado a sus empleados que dejarán de facilitar componentes a Huawei hasta nuevo aviso.

Estas decisiones se preveían desde que el pasado miércoles el presidente Trump declaró una emergencia nacional para prohibir a las compañías estadounidenses hacer negocios con empresas que supuestamente intentan espiar al país ni tampoco usar los equipos de telecomunicaciones que fabrican.

Dicha decisión, plasmada en una orden ejecutiva, se anticipaba que iba a perjudicar a compañías chinas como Huawei, considerada el segundo mayor vendedor de teléfonos inteligentes del mundo.

La orden ejecutiva no imponía automáticamente restricciones a la compra-venta de equipos de telecomunicaciones, sino que daba al secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, cinco meses para establecer qué compañías debían estar sujetas a las nuevas limitaciones por suponer un peligro para la seguridad del país.

Sin embargo, en una decisión posterior, el Departamento de Comercio incluyó a Huawei en una lista de compañías y personas a las que se vetaba el acceso a tecnología estadounidense.

"La venta o transferencia de tecnología estadounidense a una compañía o personas de la lista requiere una licencia, y la licencia puede denegarse si la venta o transferencia perjudica la seguridad nacional de EEUU o sus intereses en política exterior", apuntó el Departamento.

Estas medidas se suman a la guerra comercial que Trump ha entablado con China, que ha llevado a la imposición de aranceles a la importación de numerosos productos y que ha sido respondida con medidas similares por las autoridades de Pekín, y al tiempo agudiza la batalla por el control y desarrollo de las redes 5G.

En el terreno tecnológico, EEUU lidera una campaña global para impedir que las compañías chinas, como Huawei, se hagan con el control de las redes 5G, que permiten navegar por internet con mucha más velocidad y podrían facilitar el desarrollo de vehículos autónomos y técnicas para hacer cirugía por control remoto.

Desde hace tiempo, EEUU insiste en la idea de que Huawei puede ser un instrumento del espionaje chino y hay instituciones, como el Pentágono, que tienen totalmente prohibido su empleo.

De hecho, el Gobierno estadounidense ha presionado a la Unión Europea (UE) para que también imponga restricciones a Huawei, que se encuentra a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G.

EEUU teme que China use las redes 5G de Huawei para espionaje, unas acusaciones que la compañía china ha negado.

Intel es el principal proveedor de procesadores de la empresa china, mientras que Qualcomm le abastece de los procesadores y módems con que equipa a muchos de sus teléfonos inteligentes.

Por su lado, Xilinx vende chips programables y Broadcom es un proveedor de chips de conmutación, otro componente clave para algunos tipos de redes.

"El presidente (Trump) ha dejado claro que esta Administración hará lo que sea necesario para mantener a EEUU seguro y próspero, y para proteger a EEUU de los adversarios extranjeros que están explotando de manera activa y cada vez más las vulnerabilidades en la infraestructura y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones", aseguró el pasado miércoles la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.