pamplona - La dirección de Apoyos Metálicos de Olazti comunicó ayer al comité de empresa el cierre “inminente e irreversible” de la empresa, que cuenta con 73 trabajadores. Perteneciente al Grupo Daniel Alonso, conocido como la Gamesa asturiana, dedicado a la fabricación de estructuras tubulares de acero.

“La jefa de recursos humanos nos ha dicho que la planta se ha quedado pequeña, por dimensiones, peso y porque ha bajado la producción”, señaló ayer Sergio Goñi, presidente del comité de empresa, que cuenta con tres delegados de ELA, uno de LAB y otro de UGT. No obstante, la reunión de ayer era para avanzar en la renovación del convenio. “Todo iba por los cauces normales y el miércoles nos convocó para hoy (por ayer). Nos ha dicho que no hay otra posibilidad que el ERE de extinción”, recordaba Goñi. Lo cierto es que la noticia pilló por sorpresa a los trabajadores, muchos de los cuales se enteraron por WhatsApp. “Llevábamos 8-10 días con rumores y menos trabajo, pero suele ser lo habitual cada vez que se está negociando por lo que la mayoría no le dimos mucha importancia”. Al respecto, recordaba que el pasado viernes cobraron la nómina con normalidad. “Sí veíamos que no se invertía mucho y andábamos justos con los pesos, grúas y estructuras de la empresa”, observó.

Si bien la plantilla piensa que se trasladará la producción a las plantas de Linares y Aviles, no hay nada confirmado. “Nos ha dado pocas explicaciones. No hablado ni de recolocaciones ni indemnizaciones. Nos ha dicho que ahora tenemos siete días para la mesa de negociación y otros 30 más como máximo para llegar a acuerdos”, señala.

Lo que si tiene claro la plantilla es que van a pelear. “La empresa lleva casi 25 años, con muchos trabajadores casi desde el principio. Vamos a luchar por una salida digna”, adelantó Goñi. Desde ELA, que no comparte las causas del cierre, insta a la empresa a que “reconsidere su postura y presente un plan industrial en condiciones que pueda salvaguardar el futuro de la planta”. Asimismo, emplaza al Gobierno de Navarra a que se implique en el mantenimiento de los puestos de trabajo “en una zona tan castigada como Sakana”.

LAB, por su parte, criticó “la deslocalización” que supone el cierre, al entender que el grupo traslada producción a otros centros. “Mostramos nuestro compromiso con la defensa del empleo en la zona. Organización y lucha es el camino”, explicaron en un comunicado en redes sociales.

La firma, que hace cinco años llegó a contar con casi una veintena de trabajadores eventuales, además de los 70 fijos, redujo entre 2015 y 2017 los contratos temporales. Según las cuentas presentadas en el Registro Mercantil, el resultado de explotación de la compañía fue negativo entre 2013 y 2017, último año del que existen datos. Su cifra de negocios rondaba los 7,1 millones de euros en ese ejercicio, en el que redujo de manera significativa sus pérdidas.

Sakana, zona golpeada durante la última crisis. Sakana se convirtió en una de las zonas más golpeadas por la crisis económica de 2008, con un tejido productivo muy industrializado, que sufrió con intensidad en los primeros años. Desde 2014, la recuperación del empleo ha sido intensa en algunas zonas.