bilbao - Los convocantes de la huelga de ayer en la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, liderados por los sindicatos ELA y LAB, trasladaron a través de manifestaciones muy concurridas en las cuatro capitales sus reivindicaciones en torno a las pensiones, el salario mínimo y la reforma laboral, pero el seguimiento real del paro en las principales empresas y la Administración Pública fue minoritario y no consiguieron paralizar Euskadi.

No lograron el éxito que esperaban en el sector público ni en el privado, el comercio apenas secundó este paro y tampoco hubo colapso en el transporte aunque, a pesar de ello, los sindicatos no alteraron su mensaje, no hubo autocrítica y concluyeron las marchas con un ultimátum a los gobiernos vasco y español para que cumplan en dos meses sus demandas. Prometieron una “primavera roja y en lucha” y mantuvieron la dinámica de enfrentamiento al Gobierno Vasco, con el argumento de que el paro, según sus cifras, fue del 30% en la empresa.

El paro prácticamente no tuvo adhesiones en Álava, donde además se sitúa la principal planta de la industria automovilística, Mercedes, que funcionó con normalidad. Lo mismo sucedió en otras grandes empresas como Michelin, Aernova o Tubacex. Los convocantes optaron por destacar otras firmas más pequeñas como Condesa, Amurrio Ferrocarril o Laminaciones Arregui. La patronal dijo que apenas el 6% secundó la huelga.

El seguimiento fue desigual en Bizkaia (en Gestamp o Cementos Lemona afectó a la producción, según los convocantes), y la patronal del metal lo cuantificó en un 12%. Los resultados más notorios se registraron en Gipuzkoa, donde los sindicatos hablaron de un parón “casi absoluto” en CAF de Beasain e Irun, Irizar o Arcelor Mittal de Olaberria y Bergara.

La huelga de ayer la convocaron las organizaciones integradas en la Carta Social de Euskal Herria, encabezadas por ELA y LAB. La convocatoria nacía coja, con el desmarque de los sindicatos CCOO y UGT, y con un apoyo político que únicamente provenía de EH Bildu, con el desmarque del resto y también con el significativo descuelgue de Podemos y una división importante dentro del colectivo de pensionistas.

El paro no terminó de cuajar porque no se entendía su razón de ser ni se consideraba oportuno el momento para convocarla. Por un lado, la manifestación plantea demandas que tienen que ver con un Gobierno español del PSOE y Unidas Podemos recién constituido, que apenas ha tenido margen para actuar y que, aun así, ha lanzado guiños en sintonía con sus exigencias, que son una pensión mínima de 1.080 euros al mes, un salario mínimo de 1.200 euros o la derogación de las reformas laborales y los aspectos regresivos de las reformas de pensiones.

Por otro lado, la huelga interpelaba por extensión al Gobierno Vasco de Urkullu, que no se ha sentido concernido porque esos asuntos son competencia del Estado, y cree que la huelga es política en un año electoral en la comunidad autónoma.

El paso por las principales arterias de Bilbao, que en anteriores ocasiones ha propiciado episodios delicados en los comercios, no se saldó con grandes problemas al margen de algún encontronazo verbal o las tradicionales bajadas de persiana al pase de los piquetes. En cualquier caso, fuentes del sector consultadas por este periódico aseguraron que “la presión ha sido menor a otras veces”. El Corte Inglés pudo desarrollar su actividad con normalidad, no hubo problemas en Bilbao ni Eibar, y en Gasteiz bajaron la persiana al paso de un grupo de piquetes, pero sin mayores incidencias, según explicaron a este medio. El seguimiento en Educación volvió a ser el punto más controvertido con cifras dispares y más altas. Los sindicatos hablaron de un 65% en la enseñanza pública, mientras que el Gobierno Vasco alegó problemas informáticos y solo ofreció el recuento sobre una muestra del 48%, donde el 48,3% del profesorado secundó la jornada de huelga.

Según los convocantes, las manifestaciones congregaron a 110.00 personas (50.000 en Bilbao, aunque el Ayuntamiento lo rebajó a 15.000; 35.000 en Donostia y 25.000 en Gasteiz) sin contar los entre 12.000 y 20.000 que se citaron en Pamplona.

GOBIERNO El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, dijo que, “si alguien pretendía conseguir una desmovilización general de la Administración no lo ha conseguido”, y que en la huelga de septiembre de 2013 la incidencia fue diez puntos más alta. Cifró el seguimiento en la Administración general (consejerías, Emakunde, HABE, IVAP, Osalan y Kontsumobide) en el 16,9%. En Osakidetza, fue del 7,65% por la mañana, y del 8,5% a la tarde. En Justicia, del 3%. Sobre Eusko Trenbide Sareak, comunicó sabotajes por 5.000 euros, sobre todo en el tramo de Berriz a Zumaia y piquetes en Hendaia. Erkoreka argumentó el escaso seguimiento en los Presupuestos sociales de la CAV.

El secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza, exigió al lehendakari que tome note y no mire “desde las gafas de la patronal”. Desde LAB, Garbiñe Aranburu vio ayer una “demostración de fuerza importante”. “Tanto a gobiernos como a patronales les damos dos meses de plazo para que respondan afirmativamente a nuestras reivindicaciones”, dijo. Si no lo hacen, los volverán a “encontrar en la calle”. “Verán florecer una primavera en lucha, una primavera roja”, sentenció. Recordaron que el 8 de marzo, la huelga feminista, está cerca.

Administración pública. En HABE, IVAP, Emakunde, Osalan y Kontsumobide el paro fue del 16,9%. En Osakidetza, en el turno de mañana hubo un seguimiento del 7,65%, y de un 8,5% por la tarde. En la educación pública, los sindicatos hablaron del 60%, y el Gobierno vasco solo pudo ofrecer datos del 48% de centros, donde el paro fue del 48,3%. Para los sindicatos, el paro ha sido masivo. EITB emitió programas grabados.

Empresa privada. Grandes empresas de Araba, como Mercedes, no paran. En Bizkaia, la patronal del metal habla del 12%. En Gipuzkoa fue más amplio, con CAF, Irizar y Arcelor Mittal.