En sus primeros pasos, casi todas las empresas se parecen. Las forman apenas dos o tres personas, que aúnan esfuerzos, capital y muchísima ilusión para lanzar un proyecto que, con el paso del tiempo, no solo afirma sus raíces, sino que echa tronco, ramas y hojas, creciendo y diferenciándose de sus compañeros. Pero en el inicio, todas son poco más que una semilla, la que ayer se pudo visualiza en la sede de la Asociación Navarra de Empresas Laborales, donde surgen buena parte de las cooperativas que engordan año a año el tejido empresarial y de la economía social de Navarra.

"Son un ejemplo de autoempleo colectivo", explicó ayer Ignacio Ugalde, presidente de ANEL, al recordar que Navarra ha superado con un año de antelación los objetivos de creación de empresas de economía social contemplados en el primer plan integral. El documento contemplaba la creación de 300 empresas de economía social entre 2017 y 2020 y para finales del año pasado ya se habían alcanzando las 324. Ugalde destacó "el impulso a la creación de empresas de economía social en localidades y municipios pequeños, donde se están convirtiendo en un modelo de futuro que contribuye a que jóvenes y mujeres trabajen y vivan en el entorno rural ofreciendo nuevos servicios a las necesidades de la población". Y valoró asimismo que las nuevas empresas se ponen en marcha con "emprendedoras y emprendedores que han encontrado en este modelo una forma de hacer empresa horizontal, transparente y más igualitaria que encaja con sus valores".

"No están solos. Desde ANEL trabajamos para que formen parte de una red empresarial potente y comprometida con su entorno, que a través de la cooperación les ayude a consolidarse, crecer y ampliar proyectos y mercados", afirmó. El presidente de ANEL señaló que se trata de empresas que se caracterizan porque "están generando empleo estable, de calidad y arraigado en el territorio, a través de una gestión donde las personas son el centro".

Una de estas nuevas cooperativas es Baietz, ubicada en Latasa, y en la que participa Idoia Jusué. "Queremos trabajar donde vivimos, en toda la zona del Valle de Imotz y alrededores", señaló durante la breve presentación que fueron haciendo los emprendedores. Su empresa busca dinamizar un área atravesada por la Vía Verde del Plazaola a través de diferentes actividades vinculadas al turismo y a la restauración. Eurovelo, la vía ciclista que discurre por la zona, es uno de los puntos fuertes de la iniciativa.

La constitución de esta y otras sociedades contó en 2019 con el apoyo del Servicio Navarro de Empleo, que aportó el año pasado 1,5 millones de euros para la creación de las empresas, para la incorporación de nuevos socios y la realización de inversiones. Un ejemplo, explicó Miriam Martón, directora del Servicio Navarro de Empleo, del papel que debe jugar la administración para "hacer una sociedad más justa y más equitativa".

"Quienes participamos en Geltoki creemos que otro mundo es posible", explicaba Lander Martínez, uno de los impulsores de una iniciativa que ocupa hoy parte de los locales de la antigua estación de autobuses de Pamplona, y que busca promocionar no solo la economía social, como la soberanía alimentaria o un consumo y unas finanzas responsables.

SECTORES Variedad, industria, hostelería... Pero entre las empresas que han surgido en los últimos meses de ANEL hay ejemplo también de sectores económicos muy diferentes, como el industrial. Sumanlab, una empresa formada por Javier De Carlos, Txema Berrueta y Patxi Ayestaran, que cuenta asimismo con dos trabajadores, se dedica a la fabricación de equipamiento para laboratorio. Tiene su sede en el polígono de Noáin-Esquíroz y no esconde que su objetivo es avanzar y llegar a "exportar". En el sector de las renovables, por ejemplo, se ubica Elomendi, participada al 50% por Jorge Domínguez y José Ángel Vidal Bermejo. "Tenemos trabajo ya para todo el año", explicaba este último. La movilidad eléctrica, en pleno despliegue, debe convertirse en el combustible de su negocio en los próximos años. "Instalamos sistemas de carga, fotovoltaicas...", explica Domínguez.

Los servicios y la hostelería tienen también su cuota de presencia entre las empresas. Burro e Salvia, por ejemplo, es una iniciativa de Ramiro Remesar que acaba de inaugurar unos locales en los que elabora comida sana precocina y se imparte formación en cocina. Pequeños negocios hosteleros, que ha adoptado también la forma de cooperativa (La Sala, Beriáin Food o Churrería Adriana) mostraron el dinamismo de una actividad que ha crecido en Navarra al calor del aumento del turismo y la recuperación económica. No es la única acticvidad tradicional. María Costanilla ha dado forma a Nire Mundua, una agencia de viajes con local propio, "para que los clientes sean protagonistas".