- La crisis de 2008, que se extendió con sus distintas mutaciones al menos hasta 2013, dejó una cicatriz profunda en los ingresos fiscales de Navarra. Se dejó sentir en los salarios, que iniciaron a partir de 2015 una recuperación que se prolongó hasta 2019. Los datos de 2018, recién publicados, confirma esta recuperación, con continuos incrementos en las declaraciones de la renta realizadas y con aumentos significativos en los tamos más elevados del IRPF.

Esto se aprecia sobre todo en las rentas más elevadas, los de aquellas personas que declaran ingresos anuales por encima de 120.000 euros al año. El número de declarantes en este tramo crece un 22% y supera por primera vez las 2.000 personas, hasta 2.041. De ellos, un centenar declara ingresos en el IRPF por encima de los 600.000 euros anuales. Se trata de un colectivo que también se ensancha de manera sustancial respecto a 2017.

La información de Hacienda permite también calibrar el volumen de la clase media, un concepto en ocasiones difuso y de difícil delimitación. Distintas instituciones sitúan dentro de este colectivo a quienes ingresan entre 18.000 y 42.000 euros anuales, dos cifras que parecen retratar situaciones muy distintas, pero donde se agruparía cerca del 40% de la población. Así, según los tramos del IRPF que delimita Hacienda (18.000-45.000) este colectivo se habría ensanchado en los últimos tres años en casi dos puntos, al pasar del 38,09% del año 2016 al 39,99% de 2018.

Quizá más relevante resulta un tramo concreto especialmente numeroso, que podría considerarse clase media o incluso media-alta. En ella estarían quienes dicen ganar entre 30.000 y 45.000 euros anuales: son 71.835 personas, 7.200 más que hace solo tres años. Este colectivo supone apenas el 14% de los declarantes, pero aporta el grueso de los ingresos de Hacienda por IRPF, en torno al 27% del total.

El incremento de peso respecto al total supone una buena noticia, porque refleja que el crecimiento económico ensancha uno de los colectivos más amplios y con mayor capacidad de gasto, algo que seguramente volvió a suceder el año pasado, cuando buena parte de los salarios crecieron por lo menos en línea con la inflación o incluso recuperaron poder adquisitivo perdido. El impacto del coronavirus no se dejará sentir en estos números hasta que se conozcan los datos de 2020, algo que suele suceder al menos 16 meses después de concluido el ejercicio.