Trenasa (Trenes de Navarra) nunca lo tuvo fácil. Hace ya más de 14 años que se anunció la intención de CAF de abrir una planta en Castejón en la que fabricar trenes y durante este tiempo se han sucedido los ERE, los despidos y las negociaciones complicadas para dotar de actividad y viabilidad a un centro productivo que aporta empleo y diversificación industrial en uno de los principales nudos ferroviarios de la Comunidad Foral.

La planta comenzó a trabajar en las primeras semanas de 2007, cuando la economía crecía a toda velocidad rumbo al precipicio de 2008. Su primer cometido fue el montaje de los trenes que iban a recorrer una de las líneas de metro de Barcelona. CAF, que invirtió siete millones de euros en la puesta en marcha de la empresa, explicaba entonces que había elegido Castejón "por las óptimas comunicaciones por carretera y tren, además de por la historia que la liga con el mundo ferroviario". El Gobierno de Navarra había apostado además decididamente por esta ubicación, algo que generó quejas en Sakana, donde Alsasua también optaba a acoger la inversión, pero no contaba con suelo industrial suficiente. El Gobierno de Navarra aportó entonces 1,2 millones de euros en ayudas públicas.

La empresa nació con medio centenar de trabajadores, una cifra que se fue ampliando durante los meses siguientes. El espejismo, sin embargo, duró muy poco. En noviembre de 2009, la plantilla se concentraba para denunciar "la lamentable situación de inestabilidad e inseguridad laboral que se vive en Trenasa en los últimos meses". Los trabajadores denunciaban el descontrol y la desorganización y reclamaban a la firma de Beasáin un plan industrial a cinco años que garantizase la actividad y ofreciera empleo al menos a unas 200 personas.

Con cargas de trabajo fluctuantes, los problemas regresaron a Castejón muy pronto. En septiembre de 2012, la dirección anunció el despido de 58 de sus 120 trabajadores. Lo hacía seis meses después de haber presentado un ERE de suspensión. El argumento de la empresa fue el mismo que en otras ocasiones: descenso en la cartera de pedidos. En este ir y venir, el siguiente conflicto llegó en plena recuperación económica. En abril de 2015, Trenasa anunció que iba a despedir a 33 de los 68 trabajadores con los que contaba, así como su intención de aplicar un ERE de suspensión al resto.

Recuperar la actividad en esta planta fue uno de los objetivos del Gobierno de Navarra a partir de ese año. Y las cifras de empleo con las que se terminó el año pasado parecían confirmarlo. CAF, de hecho, anunció en febrero su cuarto récord consecutivo de pedidos. Desde entonces, todo ha cambiado.

5,7

La ayuda inicial de 1,2 millones no ha sido la única apuesta del Gobierno de Navarra junto a CAF. Hace dos años, Sodena anunció una inversión de 5,7 millones de euros que iba a servir para fabricar autobuses eléctricos y crear hasta 400 empleos. La actividad, sin embargo, se integró en Solaris y se trasladó a Polonia.