- “Sabíamos que era cuestión de tiempo, habíamos hablado mucho de ello, pero ahora no lo esperábamos”, comentaba ayer una trabajadora con la cabeza baja a las puertas de Trenasa apenas dos horas después de saber que cerraba su fábrica y despedía a los 110 trabajadores de la planta que CAF tiene en Castejón, pese a que, según el comité de empresa, tenían trabajo para al menos dos años. Sin previo aviso, con un correo electrónico a las 12.00 y la presencia de un abogado cuando los integrantes del comité pensaban que iban a negociar la continuidad del ERTE del mes siguiente; así fueron las formas de la multinacional que pone fin a 13 años de historia en la Ribera llenos de polémicas y conflictos laborales.

Operarios de Trenasa sueldan la estructura de un vagón.

Pese a que este periódico se puso en contacto con CAF para que diera su opinión, la firma declinó hacer declaraciones, y solo al comité hizo referencia a causas “productivas, organizativas y económicas”, siendo el cierre efectivo a partir del 31 de diciembre. Con los ojos llorosos y muchas piernas temblando de incredulidad, la mitad de la plantilla que trabajaba ayer (el resto se encuentra de ERTE por la covid) marchó en señal de protesta durante una hora a la N-113 al grito de “Trenasa no se cierra” o “Manos arriba esto es un atraco” y cortó la carretera nacional durante unos diez minutos con la comprensión de la Guardia Civil que contuvo el tráfico. Los plazos legales comienzan a correr para una negociación que se iniciará el próximo viernes, pero también para una huelga indefinida que se iniciará el miércoles 30.

Los comentarios de los trabajadores evidenciaban que la decisión no ha sido muy meditada. Trabajos a Estocolmo que se autorizaron y a última hora de la tarde se suspendieron, contratos fijos a trabajadores que se habían firmado ayer, entrega por la mañana de camisetas a otros empleados con el sello de la empresa demuestran que ha sido precipitado y que ni siquiera el gerente de Trenasa o los responsables de Recursos Humanos sabían nada, tal y como destacaron desde el comité de empresa, de hecho, están todos en la calle.

El delegado de USO, Manuel Ruiz del Sotillo, destacó su desesperación después de tantos años de conflictos: “Llevamos mucho tiempo luchando para tratar de que esta empresa subsista. Éramos 110 trabajadores, nos quedamos con 48 hace cuatro años, hemos ido remontando con mucho trabajo hasta las 200 personas del verano, pero como venían recortes aceptamos un ERTE y nos quedamos con 110 trabajadores fijos actuales y de repente nos presentan un ERE de extinción a las 12.00, sin preaviso y con un correo electrónico”.

Ayer el pensamiento general era que “somos una filial de la CAF y sabemos que estamos a sus expensas y si dice que cierra no dan más explicaciones”. En ese mismo sentido el delegado de CCOO, Miguel Ángel Molina, señaló que su intención es lograr la mayor difusión de su reclamación porque “es una multinacional con 14.900 trabajadores y con unas cifras de escándalo. Si quiere que salgan números rojos, se lleva la producción a las otras decenas de plantas que tienen y ya está”.

Molina explicó que desde la dirección de Trenasa propusieron a la CAF soluciones posibles como recolocación, cambio de nombre... “todo lo posible para evitar el cierre”, pero sin éxito. En la actualidad, estaban rehabilitando vagones para Francia de 25 años de antigüedad con lo que tenían trabajo para dos años para, al menos, la mitad de la plantilla, aunque también reconoció que “ha habido retrasos por el tema de la covid” y que “más allá de este trabajo no teníamos nada en cartera. Desde la dirección de CAF dicen que los números han sido siempre muy malos”. Pese a todo en el último ERTE les habían asegurado que había viabilidad para la empresa hasta 2023.” No sabemos qué ha pasado, pero todo se ha acabado”.

Manuel Ruiz se mostraba descorazonado y repetía que “no hicimos fuerza cuando la tuvimos que hacer”, haciendo referencia a la negociación en los ERTE anteriores. El 90% de la plantilla son riberos, de Castejón, Tudela o Buñuel, la mayoría. “Es una empresa en la que se está bien, es bonito hacer trenes, tiene buenos horarios pero hay cosas nefastas como esta en que en cuanto la casa madre dice que cierra, lo hace y las leyes no se lo van a impedir”.

A las espaldas de Trenasa quedan una infinidad de conflictos laborales en Castejón, con hasta seis ERE en los 13 años que lleva implantada en Castejón, a lo que habría que añadir conflictos judiciales con vecinos en los que el Gobierno que presidía UPN cometió irregularidades para beneficiar a Trenasa.

Duro golpe. El alcalde de Castejón, David Yanguas, es también trabajador de Trenasa, actualmente en excedencia y ayer cortó la carretera y se manifestó “como un compañero más”. Yanguas se mostró muy crítico con la firma y pidió la colaboración de los partidos en el Parlamento después de “hacer seis ERE en ocho años, de suspensión, modificaron de condiciones, reduccion de hasta un 14% de jornada y viendo cómo despedían para volver a contratar en peores condiciones y con contratos más precarios”. Por este motivo, ayer lanzó a los grupos la petición de “compromiso. Así lo pedimos a la presidenta y al consejero de Desarrollo Económico y si no hay ese compromiso y esa voluntad de esfuerzo dejaremos cerrar una empresa más”. El primer edil denunció que se han invertido “millones de euros de dinero público para deslocalizar el trabajo, como con Vectia”. Desde I-E pidieron al Gobierno que evite el cierre que “tiene capacidad suficiente de producción” y desde PSN se destacó el “duro golpe para Castejón”.

“Si quiere que salgan números rojos, se lleva la producción a otras de sus plantas y ya está”

Delegado CCOO

“En empresas así en cuanto la casa madre dice que cierra lo hace y las leyes no se lo van a impedir”

Delegado USO