l año más complicado de la historia debería seguirle uno mucho mejor. Es lo que tienen los rebotes. Solo por la fuerza de la caída, la recuperación económica de 2021 resultará llamativa en las cifras macroeconómicas. El PIB crecerá por encima del 5% y se recobrará una buena parte de lo perdido en 2020, pero no por ello se habrán cumplido los objetivos de un ejercicio que debe fijar el rumbo de una década de transformaciones.

Hay muchos deberes pendientes. Y Navarra los afronta en una mejor posición relativa que la media española, con un tejido industrial más saneado que hace una década y con unos niveles de endeudamiento también algo más asumibles. Por un lado, las finanzas públicas alcanzaron entre 2017 y 2019 un punto de equilibrio imprescindible, que ha permitido afrontar el batacazo de 2020 con un cierto colchón. Y, por otro, el endeudamiento de familias y empresas es hoy muy inferior al de 2008, cuando la burbuja inmobiliaria y la barra libre de crédito enmascaraban la tremenda fragilidad de un modelo que saltó por los aires hace doce años. Algunos de aquellos escombros son todavía visibles y suponen la primera de las tareas pendientes de un 2021 que recién empieza.

Reducir el paro y generar empleo

Mujeres y jóvenes, prioritarios para el nuevo Plan de Empleo

El próximo martes se conocerá el balance definitivo del desempleo de un año muy malo para el mercado de trabajo de la Comunidad Foral. Con unos 40.000 desocupados, más del 10% de la población activa, Navarra ha añadido unos 7.000 parados a una lista demasiado larga y que deja, además, varios colectivos especialmente perjudicados. Los más jóvenes, estirando este concepto a los 35 años, afrontan su segunda crisis consecutiva en una década que no ha servido para acortar la brecha de sexo. En noviembre había 22.923 mujeres desempleadas, frente a los poco más de 16.600 hombres. Hace una década, a finales de 2010 y con un número de parados similar, la relación era distinta: 20.827 hombres frente a 19.826 mujeres en paro.

Mejorar la ocupabilidad de las personas en desempleo, especialmente de los colectivos con más dificultades, debería ser una de las prioridades del Plan de Empleo que el Gobierno de Navarra y algunos de los agentes sociales más significativos (CEN, CCOO y UGT) negociarán durante las próximas semanas. El reto es mayúsculo y no puede convertiré en un compendio de buenas intenciones, sino que debe incluir medidas concretas y aportar nuevos enfoques a la hora de gestionar las políticas activas de empleo. Las recetas de hace 20 años no son válidas en un mundo que ha cambiado y, aunque quizá sean necesarios cambios que escapan de las competencias de Navarra, asumir una tasa de paro estructural en el 8% o el 10% lastra el presente y el futuro.

Automoción

VW Navarra y el reto de ser referente eléctrico

Hace unos día se viralizó en las redes la imagen de unos robots de Boston Dynamics bailando con la coordinación, el ritmo y la precisión de un profesional. Más allá de las bromas y los memes, y de que se trata solo de un paso más en una larga carrera, la imagen tenía algo de perturbadora, al esbozar un futuro muy diferente al que conocemos, con miles y miles de puestos de trabajo reemplazados por máquinas de forma definitiva.

No tiene por qué ser malo. Y seguramente la industria automotriz encabece esta sustitución. La planta de Volkswagen Navarra, con cerca de 5.000 trabajadores, afrontará a medio plazo este reto, pero mucho antes debe convertirse en una referencia para el grupo alemán en la fabricación de modelos eléctricos e híbridos. Barcelona da por seguro que será Martorell la fabrica líder para modelos pequeños de distintas marcas (desde el Ibiza hasta el Audi A1, pasando por el Polo), pero Landaben no quiere quedarse atrás y compite internamente para recibir una parte de las ayudas europeas que, con este fin, deberían llegar en los próximos meses y años. El "Navarra está bien posicionada para recibir los fondos", que se ha convertido en un mantra político oficial del PSN debería verse precisamente aquí.

Agroalimentación

El reto del agua y de una industria con capacidad de seguir creciendo

Los fondos europeos, tan indefinidos que ni siquiera se conoce la cantidad concreta que corresponderá a cada comunidad, puede que sean generosos, pero no llevarán dentro una fórmula milagrosa que convierta a Navarra en un referente en la industria del hidrógeno o la fabricación de baterías: otros parecen llevar ventaja ahí. Atinar en la presentación de proyectos es clave para que la inversión redunde en empleo, riqueza, bienestar y cohesión territorial a largo plazo. La automoción cumple con buena parte de estos requisitos, pero también lo hace, al menos en la misma medida, el sector agroalimentario, convertido a lo largo de esta década en la principal actividad manufacturera en términos de generación de empleo, con unos 14.000 ocupados. Cientos de empresas atienden no solo un mercado interno bastante estable -las cifras de población no han crecido apenas-, sino que han buscado fuera lo que no encontraban en casa: representan ya cerca del 15% de las exportaciones.

Ebro Food Valley y Canal de Navarra, la esperada segunda fase de la obra más costosa la historia de la Comunidad Foral, son las dos apuestas tractoras, el paraguas del que colgarán proyectos empresariales importantes, que deben confirmar a Navarra como un referente agroalimentario dentro de España. La alimentación saludable y sostenible, por ejemplo, conforma un área de negocio al alza y para la que Navarra cuenta con todos los ingredientes necesarios.

Claves de desarrollo

I+D e infraestructuras, otra brecha pendiente

"Es preciso seguir sosteniendo la apuesta por la industria, y por los servicios que van con ella", explica Guillermo Dorronsoro, profesor en la Universidad de Deusto, quien recuerda que esto "nunca ha sido sencillo, pero ahora tampoco lo es". "Son precisos muchos ingredientes: I+D, costes energéticos, mano de obra cualificada, infraestructuras avanzadas, un sistema financiero que entienda las inversiones a largo plazo€".

Sobre todos estos requisitos, la Administración Foral puede actuar de varias formas. Y encontrar con la tecla que, de una vez por todas, eleve y sostenga a largo plazo la inversión en I+D debe ser una de las más importantes. Junto a las grandes empresas tractoras ya conocidas, Navarra cuenta con numerosas empresas pequeñas con alto potencial tecnológico que necesitan de apoyo para seguir innovando y creciendo. Los datos muestran que, lejos de recortar las diferencias con Europa (y con Estados Unidos, con China, con Corea, con Japón...) en I+D, estas se han ampliado en los últimos años. Portugal y Grecia ya superan a España en inversión innovadora y alcanzar el 3%, un reto de comienzos de siglo para 2010, se ha retrasado ya hasta 2030 en el caso de Navarra.

La falta de inversión comparada merma la competitividad de la región a medio y largo plazo. Y la ausencia de infraestructuras, como el retraso en la llegada de la banda ancha, impide directamente un mínimo desarrollo económico para la montaña navarra, la zona más castigada por la despoblación.