Las elecciones forales de 2015 fueron un mazazo para el PSN. En la oposición, sin margen para influir en las políticas públicas, y superados por Podemos, una fuerza de implantación estatal que les había adelantado por la izquierda. El lunes, Santos Cerdán contó ante el juez que él fue el encargado de dirigir aquella campaña y que el fracaso lo sintió como suyo. Tanto, que meditó dejar la política.

Esto se lo contó entonces a Antxon Alonso, que para entonces ya era muy amigo suyo. Y fue el empresario el que le propuso que, en caso de dejar la política, podía irse a trabajar con él, como socio en una empresa de seguridad, vending y logística que iba a pugnar por convertirse en una de las empresas que trasladarían la potasa desde la mina hasta el puerto. Ahí nace el famoso papel que la UCO encontró en el garaje de la casa de Antxon en Bizkaia, y que dispone una compra del 45% de Servinabar por parte de Cerdán. El exdiputado navarro explicó que nunca llegó a pagar las acciones, que nunca se elevó ese contrato, y que por tanto carece de toda validez. El motivo: que ese fin de semana su esposa le convenció para no dejarlo, así que le dijo a Antxon que rompiera el papel y que se olvidara de la aventura conjunta. Hoy es poco menos que ficción planteárselo, pero ¿qué hubiese sido de Cerdán –y de Sánchez– de haber dejado entonces la política?

Explicación ante el juez

Cerdán se dio un tiempo para explicar al juez el contexto de aquel contrato. “Si se lee sin apriorismos se puede comprobar que tiene el lenguaje propio de un documento preparatorio de notaria. Lo firmamos como compromiso futuro. Y luego más adelante lo dejamos sin efecto rompiendo los dos originales”, explicó.

“En 2015 obtuvimos el peor resultado de la historia del PSN en unas elecciones autonómicas y el auge de Podemos nos complicaba mucho nuestro espacio en Navarra”, relató ante el juez. “Yo había sido el responsable de la campaña y estas dudas sobre la continuidad o no en política se las comento a Antxon, que como he dicho antes teníamos grandes charlas sobre política”, explicó.

Antxon es el que le propone participar como socio en una empresa “que se encargaría de la seguridad, vending y seguramente del transporte al puerto de la potasa extraída del proyecto de la mina de Geoalcali”. Aquello no le convenció del todo, dijo Cerdán, porque no le dio “credibilidad” a un plan que tenía de por medio “un proyecto con muchas dificultades”. Cerdán explica que Antxon, para darle credibilidad al ofrecimiento, le ofrece “firmar un documento, que nunca se ejecutó” porque descartó dejar la política. Y lo que vino después ya lo conocemos.