Datos personales. Nacido el 8 de julio de 1950 en Argote-Condado de Treviño (Burgos). Está casado y tiene cuatro hijos.

Formación académica. Ingeniero Técnico Superior de Telecomunicaciones en la Politécnica de Madrid. Máster en Gestión de Empresas en Deusto. Máster de Dirección General en el IESE.

Experiencia profesional. Adjunto a la dirección en la papelera de Allo (1974-78), director de Caja Rural desde 1979. presidente del Banco Cooperativo.

ace más de una década de la última comparecencia pública de Ignacio Arrieta, director general de caja Rural de Navarra desde hace más de 41 años. Fue en una presentación de resultados, una cita anual con los medios de comunicación habitualmente apacible que no ha vuelto a celebrarse desde entonces. Y tello a pesar de que los resultados de Caja Rural eran más que notables y que su gran competidor, Caja Navarra, se derrumbaba con estrépito y escándalo hasta quedar en manos de CaixaBank.

Arrieta, nacido en el Condado de Treviño hace 70 años y alérgico a las entrevistas, optó por el silencio. Por seguir trabajando con la máxima discreción manteniendo las ideas y un rumbo claro: crecimiento tranquilo, inversiones prudentes, control de gastos, máxima eficiencia y aprovechamiento de las sinergías con el resto de cajas rurales. Una combinación que ha permitido hacer de Caja Rural una entidad rentable (ganará unos 80 millones de euros este año) y muy solvente. Sometida durante la crisis a la misma regulación que el resto del sector no tuvo ningún problema en superar los requisitos del Banco de España y seguir en solitario.

Mirando a Europa

Prudencia y sinergías

En realidad, el rumbo estaba marcado y bastaba con mirar a Europa. El cooperativismo rural echa raíces en los albores del siglo XX y la fórmula que permite sumar fuerzas a los agricultores ante los mercados, permite gestar en cada pueblo los primeros instrumentos de ahorro y crédito. Surgen así decenas de pequeñas entidades a la que el Banco de España trata de poner orden en los años 60, agrupándolas en cada región bajo un paraguas común. A finales de aquella década, en junio de 1969, se registra por primera vez ante el Banco de España Caja Rural de Navarra.

Durante los años 70, la entidad financiera y Uteco (actual AN), hijos de una misma madre, marchan todavía por caminos paralelos. Pero la durísima crisis económica y algunas inversiones fallidas sitúan a la Rural, entonces de muy pequeño tamaño y con implantación casi exclusiva en el ámbito rural, en una situación complicada.

Con apenas 29 años y procedente de la papelera de Allo, Ignacio Arrieta llega en abril de 1979 a la dirección general de Caja Rural de Navarra, donde había aterrizado unos meses como asesor. Seis años más tarde, en un artículo firmado en Navarra hoy con motivo de la entrada de España en la CEE, Arrieta explica su visión respecto a las cooperativas de crédito rurales. Ha faltado dice "una gestión adecuada, y una unión capaz de ahorrar esfuerzos, coordinando la actuación de cada una de las cajas locales y regionales".

La frase resume una filosofía que de nada sirve si no se pone en práctica. Inspirándose en los ejemplo de las cajas rurales francesas, holandesas y alemanes, Arrieta gestiona con máxima prudencia la entidad, vigilando los costes hasta la exageración e impulsa la creación del Banco Cooperativo Español que permite a las cajas rurales coordinar esfuerzos y que, tres décadas después, fue clave para atender a alguna entidad asociada en problemas o para facilitar un desarrollo tecnológico puntero, inalcanzable para algunas entidades medianas y que contribuye a mejorar la rentabilidad.

51 años después de su constitución como entidad registrada en el Banco de España, Caja Rural es ya la única entidad financiera con sede social en Navarra. Su crecimiento nunca ha sido fulgurante, pero le ha llevado a sumar ya 253 oficinas, de las que 139 están en Navarra, 37 en Guipúzcoa y 35 en Bizkaia. El resto se reparte entre Álava y La Rioja.

Con 70 años cumplidos el 8 de julio, Arrieta, uno de los directivos bancarios más veteranos de España, encara forzosamente sus últimos años al frente de una entidad a la que ha destinado prácticamente toda su vida profesional. Gestionar un relevo adecuado será sin duda una labor clave y hace unos meses accedió al puesto de director comercial Iñaki Maeztu Apeztegia, hasta entonces director de zona en la Ribera, y uno de los miembros más jóvenes de un equipo directivo ya veterano.

De momento, Arrieta mantiene bien sujeto el timón de la entidad. Cuando accedió a ella, la Rural tenía por delante a las dos cajas de ahorros (Navarra y Municipal) y parecía lejos de poder competir con la gran banca o incluso con Caja Laboral, que creció con fuerza en los 80. Hoy, Caja Rural solo se ve superada en Navarra por CaixaBank. Pero, como en una etapa larguísima de ciclismo, deporte favorito de Arrieta, las diferencias se han acortado. De tal manera que el escapado está ya a la vista y, de mantener el ritmo, Caja Rural puede convertirse pronto en la entidad líder en la Comunidad Foral.