¿Qué balance se hace desde el sector de este año de pandemia?

-En 2020, el impacto de la pandemia en el sector agroalimentario ha sido desigual, siendo los subsectores más afectados los que están más relacionados con el canal HORECA, debido al cierre de la restauración durante meses. No obstante, la crisis sanitaria ha puesto en el mapa a los productores y a toda la cadena de valor del sector agroalimentario, viéndonos como un sector esencial que hay que cuidar y que ha respondido de manera responsable. La cadena de suministro se ha volcado en cumplir con el abastecimiento y trabajando en un clima de absoluta colaboración y agilidad en la toma de decisiones. Una de las cosas que creo que hemos aprendido estos meses, es que hay que reforzar y seguir trabajando con estrategias empresariales que han funcionado en 2020, ante un escenario excepcional, como son la capacidad de flexibilidad dentro de nuestras organizaciones, la digitalización del modelo de negocio y la diversificación dentro de una misma empresa.

¿Cómo se presenta el año para el sector?

-En 2021, si bien aún persisten muchas incertidumbres, se espera que el impacto de la crisis en el sector agroalimentario siga siendo limitado. La crisis ha reforzado algunas tendencias que ya existían, como un aumento de la demanda de alimentos de producción local o de proximidad, cadenas de suministro cortas y mayores ventas del comercio electrónico. Por otra parte, nos encontramos que las palancas impulsoras de la elección de los alimentos por parte de los consumidores son la salud, el origen de los productos, su impacto al medio ambiente, la practicidad y su accesibilidad en precio. Pero igual que este 2021 planteará retos a la industria alimentaria, también llegará con nuevas oportunidades que pueden hacer que las empresas despunten todavía más: la influencia cada vez mayor de los avances tecnológicos, la transformación digital de la cadena de valor, la búsqueda de nuevos ingredientes en aras de la sostenibilidad y la salud, la consolidación de estrategias de valorización de subproductos o la implantación de materiales más reciclables en el packaging. Para ganar en competitividad en 2021 hay que innovar, adaptarse a las necesidades de los consumidores, internacionalizarse o desarrollar nuevos mercados, ser flexibles, diversificar, y estar actualizados en los últimos avances tecnológicos.

¿Qué impacto pueden tener los fondos europeos en el sector?

-Los fondos europeos deben servir para apoyar a un sector que, si bien el impacto de la covid-19 ha sido menor que en otros sectores, en mayor o menor medida se han visto afectados por la pandemia, el cierre de la restauración y la excepcional actividad económica en los meses de confinamiento. Además, deberían de servir para reforzar el rol del sector agroalimentario como uno de los motores económicos del país, que nos ayudará a superar la crisis actual. Luego, creo que los fondos europeos son una gran oportunidad de crear sinergías, aumentar en tamaño un sector tan atomizado como el agroalimentario, impulsar proyectos estratégicos en materia de alimentación saludable, sostenibilidad, transformación digital etc. para mejorar la competitividad de las empresas mediante la innovación, la internacionalización y la adaptación a los cambios globales y a las tendencias de consumo que nos marcan los consumidores.

“Los fondos europeos deben ser una oportunidad para crear sinergías y aumentar el tamaño de un sector muy atomizado”