1 - Discreción. Con la excepción de las personas implicadas, nadie tenía la menor idea de lo que se empezó a cocer hace dos semanas, cuando desde MásMóvil se contactó con la cúpula de Euskaltel para explorar las posibilidades de la absorción amistosa. De hecho, de lo que se hablaba en los últimos días era de una alianza de MásMóvil con Vodafone. Ese fue el señuelo.

2 - Buena oferta. En términos puramente económicos, la oferta de la compañía amarilla no es estratosférica, pero sí más que razonable. Los 11,17 euros por acción es más del 25 por ciento más del precio medio de los títulos en los últimos 30 días. Un buen pellizco para los accionistas, aunque obviamente, en otras circunstancias no habría sido suficiente.

3 - Beneplácito de los principales accionistas. Lo realmente significativo es que Zegona, Grupo Alba y Kutxabank, que controlan Más del 53 por ciento de las acciones, han visto que la mejor salida era la venta. Eso, a pesar de que la estrategia de Euskaltel de ir en solitario y extenderse por el estado español parecía estar dando buenos frutos.

4 - El Gobierno Vasco, de acuerdo. Apenas unos minutos después de que saltara la sorprendente noticia, el gobierno vasco, a través de la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, se apresuró a mostrar su satisfacción por la operación. Lo hizo recordando que son dos empresas de país y subrayando que el acuerdo "permite ganar músculo en capacidades tecnológicas y oportunidades de digitalización para el conjunto de Euskadi". Se añadía que se había seguido de cerca el proceso.

5 - Mantenimiento de la localización. Lógicamente, e incluso aunque la absorción no haya sido el escenario más deseable, la satisfacción del Ejecutivo de Iñigo Urkullu se basa en el compromiso firme de no deslocalizar ni un ápice la compañía naranja. No se tocan ni la marca, ni las sedes ni los puestos de trabajo.

6 - Mantenimiento del empleo. Eso último también resultaba fundamental para hacer asumible el traspaso. Si atendemos a las palabras del Consejero Delegado de MásMóvil, Meinrad Spenger, el compromiso en este sentido parece sólido.

7 - Tormenta política. Habrá que ver la reacción sindical, pese a todo. La reacción política se da por descontada. Si toda la trayectoria de Euskaltel ha ido acompañada de rifirrafes partidistas, esta no va a ser la excepción. Se impondrá la tesis de la despatrimonialización.

8 - Lógica de mercado. Pueden tener su justificación ciertas críticas e incluso la decepción con el devenir de una compañía que es vista en Euskadi como algo más que una empresa. En cualquier caso, si se acaba consumando la absorción (parece que nada lo evitará), estaremos sin más y sin menos ante la realidad de un mercado, el de las Telecomunicaciones, donde no hay lugar para el sentimentalismo.