os trabajadores de Defontaine Ibérica, de Viana, manifiestan su sorpresa y decepción ante la noticia del despido colectivo que se les comunicó el 16 de abril. Ese día, dos abogadas enviadas por la dirección del grupo se personaron en la fábrica de Viana para entregar formalmente el expediente de regulación de empleo (ERE). Posteriormente, cada uno de los 37 trabajadores recibió la notificación por carta individualmente.

Además de la de Viana, creada hace 32 años, en 1989, el grupo tiene otras fábricas en Francia y en Túnez. "Siempre se nos ha puesto como buen ejemplo en el grupo y se ha dado importancia a conceptos como la ética y la familia, ¿dónde están esos valores ahora?", planteaban los trabajadores reunidos en los aledaños de la fábrica vianesa el pasado miércoles.

Ellos sí se sienten como una familia y así están afrontando la situación. La huelga indefinida que comenzaron el lunes 26 de abril está secundada por prácticamente la totalidad de la plantilla, 32 de los 37 trabajadores.

La mayoría lleva muchos años trabajando en Defontaine y tiene una media de 20 años de antigüedad. "Nos conocemos todos desde hace mucho. Esto no es una empresa enorme, somos 37 trabajadores y nos preocupamos por las cosas que le suceden al compañero", comentaba Sergio Martínez de Laguna, uno de los afectados por el ERE.

Si el cierre de la empresa se llevase a efecto, dejaría en una situación complicada a 37 familias. La media de edad de los trabajadores es de 45 años, una edad complicada para volver a buscar empleo en el mercado laboral.

42 años

"He dado buena parte de mi vida a esta empresa"

Sergio Martínez de Laguna Villarreal tiene 42 años, es oficial de segunda y lleva 21 años fijo en la empresa. Está casado y tiene un hijo. "Tener que dejar Defontaine sería como empezar de cero. He dado buena parte de mi vida a esta empresa, llevo más años aquí y con mis compañeros que casado con mi mujer. Y ahora recibimos este trato", se lamentaba.

46 años

"Tener que comunicar la noticia en casa fue un momento muy duro"

Christopher Agbottah Sedoame tiene 46 años, es oficial de segunda y lleva 13 años trabajando en la empresa. Tiene pareja y tres hijas. "Tener que comunicar la noticia en casa fue un momento muy duro", explicaba. Agbottah llegó a España desde Ghana en 1998 y en Defontaine encontró una estabilidad laboral. "Eso me permite cumplir con mi responsabilidad como padre a la hora de pagar una hipoteca, los libros de mis hijas, etc. Perder el trabajo sería un gran problema", explicaba. Se lamentaba de la situación ya que siempre estuvo seguro de que, "al pertenecer a un grupo empresarial grande, no nos dejarían caer". "No pueden dejar la zona sin industria. Yo vengo de un país con muchos recursos naturales, pero sin industria, no hay futuro", afirmaba.

61 años

"Nadie se esperaba esto, todavía no nos lo creemos"

Julián Merino Mata es uno de los trabajadores más veteranos. Tiene 61 años, de los que ha dedicado a la empresa 31. Recuerda perfectamente el día que entró a Defontaine, el 19 de febrero de 1990. Actualmente trabaja como operario, pero ha ocupado puestos de mantenimiento, jefe de equipo y responsable de compras. Está casado y tiene una hija de 22 años que estudia Tecnología en la universidad. "Esto supone un gasto de más de 700 euros al mes, que no puedes pagar con el paro. Y encontrar trabajo a mi edad sería muy complicado", reflexionaba. Se lamentaba de que hay mucha incertidumbre sobre cómo va a quedar la situación. "Nadie se esperaba esto, todavía no nos lo creemos", añadía.

Los trabajadores reclaman medidas acordes a la situación de la empresa, en lugar de un despido colectivo. Así lo exponía Iñaki Palacios Villar, delegado sindical de ELA, que se encontraba en los aledaños de la fábrica, junto a sus compañeros, así como José Javier Martínez García y Javier García Macías, también representantes del mismo sindicato. "No queremos dinero, queremos trabajar", decían.

Los trabajadores están convencidos de que la empresa es viable y que puede seguir adelante. No obstante, incluso han elaborado un plan de viabilidad. Aunque la fábrica realiza coronas de motor de arranque, tanto para vehículos industriales como para turismos, aseguran que la maquinaria permitiría hacer otros trabajos. "Podemos hacer cualquier pieza redonda de metal", aseguraban.

La plantilla destaca que todos han hecho mucho por Defontaine cuando ha sido necesario: cubrir turnos de compañeros, horas extras, turnos los fines de semana... y se sienten decepcionados con el trato recibido ahora.

Como se trata de una empresa de menos de 50 trabajadores, el expediente se tendrá que negociar en 15 días, y la primera reunión tiene lugar hoy. "Estamos esperanzados y confiamos en que la situación se resuelva volviendo todos a nuestros puestos de trabajo", concluía Palacios.