ste 1 de Mayo, después de un confinamiento intenso y de una pandemia, se nos está haciendo largo y duro, toca volver a las calles, y este sábado lo hacemos con el lema: Ahora toca cumplir-un país en deuda con su gente trabajadora.

Hemos pasado un tiempo complicado pero los sindicatos, sin duda, hemos estado a la altura y así lo reconoce la mayoría de la sociedad. Miles de consultas, cientos de llamadas y docenas de reclamaciones simbolizan el papel público que hemos jugado.

En ese mismo contexto, defender la libertad, la democracia y la convivencia deben convertirse en reivindicaciones sociales de primer orden y así lo vamos a hacer también este 1 de Mayo. Nuestro país no es como lo quieren pintar desde la ultraderecha. Nuestra sociedad no es racista, ni insolidaria, ni desmemoriada.

Vi en los ojos de mi propio padre el dolor ante el fascismo, porque toda la vida estuvo tratando de encontrar los restos de mi abuelo asesinado en 1936 en Caparroso.

No vamos a dejar, de ninguna manera, que la ultraderecha vuelva a amenazar nuestra convivencia. El matonismo, la mentira, el desprecio al adversario político, las amenazas no forman parte de nuestra sociedad. Nunca más esas ideas, nunca más esas actitudes. En ningún tiempo, en ningún lugar.

Pero además de poner coto a la ultraderecha, necesitamos también poner en valor elementos destacables de este tiempo. Durante la pandemia por ejemplo, se visibilizaron trabajos feminizados que hasta entonces no tenían el prestigio social necesario. Miles de trabajadoras jugaron un papel esencial desde empleos precarios y mal pagados. Las trabajadoras de la salud y los cuidados estuvieron en primera línea. Y lo hicieron con la responsabilidad que tenían quienes nos hicieron más llevadera la pandemia.

Lo público, la industria de la alimentación y los servicios también hicieron posible que la pandemia se gestionara mejor.

Hoy decimos que es hora de que los gobiernos cumplan, porque somos un país en deuda con la gente trabajadora. Un país moderno y un gobierno progresista no pueden coexistir con el actual modelo laboral. Hay que derogar la reforma laboral y la de pensiones de 2013 y subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

De los aplausos de ayer, hay que pasar a la subida de salarios, a la estabilidad en el empleo y al reforzamiento de los servicios públicos.

Necesitamos reforzar el escudo social, afrontando las reformas necesarias, un proceso en el que la negociación con los sindicatos es fundamental. El Diálogo Social ha servido para corregir las políticas insolidarias del pasado y para recuperar la agenda social. Por eso, el Gobierno de España tiene que acelerar el proceso de reformas y negociación. Afrontar otra vez una salida de la crisis, con una legislación regresiva va a empobrecer a las mayorías sociales. Y eso lo tenemos que evitar, sea como sea en el Diálogo Social o con la movilización en la calle.

En Navarra, el Diálogo Social y el propio Plan de Empleo, que está en negociación, tienen que ayudar a cambiar algunas de las cualidades negativas de nuestro mercado laboral. No podemos seguir siendo la comunidad con menos paro y a la vez donde las jornadas parciales son más numerosas, la brecha de género en salarios más alta y el índice de incidencia de accidentes de trabajo más grande.

Si en 2007 un contrato firmado en Navarra duraba de media 89 días, hoy dura únicamente 30 días y la temporalidad crece en todos los sectores. La gente joven y las mujeres cada vez lo tienen más difícil para integrarse con estabilidad en el mercado de trabajo.

Por eso, exigimos al Gobierno de Navarra que tenga en cuenta que la llegada de los fondos europeos es la oportunidad perfecta para cambiar algunas de las malas prácticas que se dan en el mundo del trabajo. Las ayudas tienen que tener un retorno social duradero en el tiempo, en forma de empleo de calidad, indefinido y con derechos. Lo hemos dicho en el caso de algunas industrias; el dinero público debe servir para invertir en nuestra tierra.

Insistimos en que los ERTE lleguen hasta donde llegará el impacto laboral de la pandemia. Y por eso creemos también que hay margen de mejora en las políticas sociales y fiscales.

Navarra y España tienen una deuda con su clase trabajadora; por eso, es ahora cuando hay que hacer políticas progresistas, es ahora cuando hay que cumplir y es ahora cuando hay que proteger el empleo y a la gente trabajadora.

El autor es secretario general de CCOO Navarra