El Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, ha informado desfavorablemente en 2021 acerca de los proyectos de 15 parques fotovoltaicos y eólicos que pretenden instalarse en suelos de regadío. Según la información remitida al Parlamento de Navarra tras una pregunta de EH Bildu, han sido declarados "incompatibles" con el uso previsto para este suelo.

Esta calificación negativa afecta a 15 de los 39 proyectos analizados y que han sido presentados tanto por empresas navarras como por firmas de capital nacional y extranjero. Y se ubican sobre todo en localidades del sur de la Comunidad Foral, según el documento elaborado por el Ejecutivo foral, en el que se recuerda que estos informes tienen carácter "sectorial no vinculante" y que se realizan a petición de los departamentos competentes, que son el Departamento de Desarrollo Económico y el Departamento de Ordenación del Territorio Vivienda y Paisaje.

Este informe desfavorable no supone, por tanto, el final obligatorio de estos proyectos, que aún podrían recibir la autorización de otros departamentos, que en cualquier caso tendrán en cuenta la opinión razonada emitida acerca de cada uno de ellos.

Los parques acerca de los que Desarrollo Rural ha emitido un informe desfavorable se ubican en Garinoain, Mendigorria, Fontellas, Murchante, Tudela, Ablitas, Cortes, Corella, Fitero, Cintruénigo, Obanos, Enériz, Adios, Úcar, Biurrun, Tiebas, Ribaforada y Lodosa. Además de los 15 proyectos con informe desfavorable, otros siete proyectos se encuentran en estos momentos en tramitación, mientras que el resto han recibido un informe favorable.

Aluvión de proyectos

Estos informes se enmarcan en el verdadero aluvión de proyectos renovables que ha recibido en los dos últimos años el Gobierno de Navarra y que anticipa un boom inversor en energías renovables, llamadas a garantizar la electricidad que sustituya a la energía de origen fósil.

Esta masiva presentación de proyectos, algunos en tierras de muy alto rendimiento agrícola, generó inquietud tanto entre los vecinos de numerosas localidades como entre las propias organizaciones agrarias, temerosas de un incremento en la renta que pagan algunos agricultores. Y amenazaba asimismo la propia continuidad de la actividad agrícola en algunas zonas.

Han sido presentado cerca de 50 proyectos, que suman una potencia de más de 2.000 megavatios, el doble de la que hay actualmente instalada en Navarra.

Nuevo protocolo para proteger la agricultura

Ante ello, el Departamento de Desarrollo Rural está elaborando un protocolo para determinar qué superficies agrícolas son susceptibles o no de acoger nuevos parques de eólicos y fotovoltaicos

El documento diferencia las tierras de secano de las de regadío. En el caso del secano, el primer paso es la caracterización agrológica del suelo, así como el potencial productivo de la superficie afectada.

En este sentido, las clases I, II y III cuyo potencial productivo esté por encima de las 2,2 toneladas por hectárea de rendimiento, tendrán la condición automática de suelos de alto valor productivo. Es decir, sólo los secanos poco productivos o con índices por debajo de ese rendimiento se considerarían aptos para la implantación de energías renovables.

En regadío, la principal herramienta de protección es el Plan Foral de Regadíos, de tal manera que cualquier superficie incluida en el mismo, tendrá el carácter de suelo protegido, a excepción de los suelos de clase agrológica IV (suelos con fuertes limitaciones para el cultivo) que sí podrían acoger este tipo de instalaciones.

Además, otras dos leyes protegen este tipo de suelos. Por un lado, la Ley Foral 1/2002, de 7 de marzo, de Infraestructuras Agrícolas, protege durante 15 años, desde la puesta en riego, aquellas superficies en las que se ha realizado algún tipo de actuación en materia de concentración o puesta en regadío.