Ángel Ruíz De Erenchun tiene 80 años y lleva en el oficio de la abogacía desde los 23. Explica que no tiene previsto jubilarse por ahora: "Trabajaré mientras me vea con ganas y la mente me dé. Lo que pasa es que yo soy de arreglar muchísimos asuntos, pillo uno y para cuando termino ya estoy con otro". Eso sí, ahora procura arreglar asuntos que le lleven un solo día en vez de una semana. "Yo he defendido muchísimos juicios de muertes violentas, incluso de pena de muerte, y en los años setenta un juicio de pena de muerte lo vimos en el mismo día", cuenta Ruíz de Erenchun. Aunque siga trabajando, se permite reducir su jornada y ser más selectivo con los casos que lleva: "Ahora, un juicio del jurado es una semana, y eso ya no me apetece".

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Echando la vista atrás, explica que hay muchos ámbitos en los que el oficio "ha cambiado mucho", sobre todo para él: "Yo digo que soy de Gutenberg, de la imprenta. Yo era un hombre que encontraba las sentencias en los tomos a una velocidad de vértigo. Ahora, aunque se puedan encontrar más rápido todavía, a mí con las nuevas tecnologías me cuesta más". Ve, y desde muy cerca, que las juventudes están bien preparadas en ese sentido, ya que su hijo y su hija trabajan con él. Entre risas, explica que antes no podía preguntarle nada a nadie, y menos a sus hijos. "Ahora, en cambio, les pregunto más yo a ellos que ellos a mí", expresa.

Aun y todo, aclara que la veteranía es un factor muy importante. Todavía es profesor honorífico de la UNAV, donde sigue impartiendo alguna clase, y a veces trabaja con alumnos de prácticas de la UPNA, y ahí es cuando más aprecia el valor de la experiencia: "Un alumno se quedó alucinado hace dos años cuando le dije que acababa de ganar un caso invocando una sentencia de 1895, porque él no sabía ni que en aquella época hubiese jurisprudencia". Declara que, aunque haya ciertos aspectos de la abogacía moderna que se le escapan, como puede ser la tecnología, él siempre "está muy al día", ya que todo el tiempo lee sentencias del Tribunal Supremo y se dedica a ayudar y buscar sentencias en el despacho.

Otra de las razones que expresa para seguir trabajando es la fidelidad hacia ciertos clientes: "El mismo caso que estoy llevando hoy es de un cliente con el que trabajo desde hace años". Al fin y al cabo, tras 57 años en el mismo oficio, hay personas con las que ha trabajado varias veces. Así, Ángel Ruíz de Erenchun tiene claro que no tiene ninguna prisa para jubilarse, igual que les pasa a muchos compañeros de oficio: "Por ahora sigo ganando dinero con el trabajo y luego claro, cuando me jubile, cobraré la pensión de mutualidad. Así que no hay prisa".