Se mueven ellos y a su vez mueven el mundo. Pasan horas y horas en la carretera y desde el camión han visto cómo sus condiciones laborales se han iban deteriorando año tras año.

La globalización deja heridas. El ajuste continuo de costes, la competencia feroz entre empresas e incluso prácticas que rozan la ilegalidad, como la de los falsos cooperativistas, han ido mermando poco a poco los ingresos anuales de los camioneros. Y la subida de los carburantes de las últimas semanas amenaza ya de manera muy severa la rentabilidad de su trabajo.

Han dicho basta y han decidido parar. Con dolor. Si no viajan, no cobran.

"Yo no he perdido la ilusión por mi trabajo, pero sí estoy perdiendo la esperanza de poder hacerlo en unas buenas condiciones". Quien habla es Ángel García, bilbaíno en la frontera de los 50 y afincado desde hace más de dos décadas en Navarra. Lleva ya 27 años años al volante, la mayor parte como chófer. "No me hice de oro, pero bueno...".

Ahora trabaja como autónomo y es miembro de una cooperativa de transportistas, tras comprar una acción. Pero se está encontrando con una situación insostenible. "El problema fundamental es el precio que cobramos por el transporte y los gastos que tenemos que asumir. Ahora mismo esto es insostenible. Hace una semana pagué 800 euros por llenar el depósito de gasoil, unos 500 litros y cobré 900 euros por un viaje de ida y vuelta hasta Catalunya", explica desde el piquete.

Ángel ha llegado casi de madrugada a Huarte, hasta uno de esos nudos de la comarca de Pamplona por los que circulan todos los días cientos de camiones. Durante la mañana, en compañía de otros camioneros ataviados con chalecos amarillos, ha ido parando a transportistas para informarles de los motivos del paro. Algunos no estaban avisados; otros, la mayor parte de los que trabajan, son asalariados y han mantenido su actividad. "Los jefes nos les dejan parar", apunta otro de los camioneros concentrados en Huarte.

Cobrar a 30 días

No han tenido problemas durante todo el día hasta que, a primera hora de la tarde, les han obligado a apartar los camiones. La zona está en obras y el tráfico hormiguea bajo una lluvia que arrecia a mediodía. La circulación de camiones en dirección al norte es continua a pesar del paro.

"A mí mi trabajo me encanta, es mi vida -continúa Ángel García-, e intento mejorar cada día. Pero hace tiempo que nos veníamos moviendo para mejorar nuestra situación. Queremos que se cumpla ley, que dice que no se puede trabajar por debajo del coste, que nos paguen a 30 días y cosas concretas, como que el precio del porte conste en la factura de nuestro trabajo". La jubilación a los 60 años figura también entre las reinvindicaciones de la Plataforma que ha convocado los paros.

Como otros muchos camioneros, Ángel García tomará parte hoy de la marcha convocada por Hiru, a la que se ha sumado Tradisna y que reunirá a más de un centenar de camiones en el centro de Pamplona. Entregarán sus reivindicaciones a Hacienda y al Departamento de Transporte del Gobierno de Navarra.

El objetivo es claro. Seguir con su trabajo con un mínimo de rentabilidad. La alternativa, oscura. "Si no nos hacen caso, si no conseguimos que nos paguen por el coste de nuestro trabajo, yo tengo claro que lo dejo -añade-, que vendo el camión y lo dejo. Tengo hijos a los que alimentar".