El máximo responsable de Geoalcali apuesta por iniciar la construcción de Mina Muga este mismo verano. Pero reclama agilidad a las administraciones para recibir los últimos permisos de obras y recuerda que el proyecto cumple con todos los requisitos ambientales y de seguridad.

¿Qué es Highfield Resources?

-Highfield está especializado en este negocio y en todo lo que eso supone: descubrir el mineral, ver la viabilidad, desarrollar el proyecto, ponerlo en producción y hacer el producto final. Llevamos invertidos más de 80 millones de euros y no somos un proyecto muy grande, con una producción de un millón de toneladas anuales. En todo el mundo se producen unos 70 millones.

¿Qué destino tendrá la potasa que se extraiga de Sangüesa?

-El transporte supone una parte muy importante del coste, por lo que en un principio contamos con que un 50% sea para el mercado que llamamos local (norte de España y sur de Francia). Otro 25% iría al resto de Europa y el 25% restante a Brasil.

¿Por qué Brasil?

-Por dos razones uno. Tienes que hacer un equilibrio entre hemisferio sur y hemisferio norte porque las cosechas se alternan. Brasil es además un país muy consumidor y ahora tienen un problema tremendo porque se ha disparado el precio hasta los 1.000 dólares la tonelada y ellos no tienen producción. Además, resulta más fácil llegar desde aquí que desde Canadá, porque la potasa sale allí desde la costa oeste.

La guerra de Ucrania ha hecho que se valore más el acceso de los recursos naturales. ¿Beneficia esto al proyecto Muga?

-La geopolítica es complicada, pero las cosas no son tan difíciles de entender. Vivimos un momento de cierto retroceso en la globalización. Y Europa no tiene la coherencia de China y Estados Unidos, ni su unidad de acción. Europa es el principal afectado de la guerra en una zona de donde procede el 40% del gas, pero también el 40% de la potasa. Trump puso en Estados Unidos el América first y no dudo que China está en ello. Y Europa sí, pero no. Pero la situación se está decantando y es ya casi una cuestión de defensa personal. Nuestro proyecto está más que demostrado que cumple con todos los requisitos. Pero las administraciones deberían valorar también que se es eficiente, que se garantiza el suministro, se tiene capacidad de generar materias primas. Esta situación lo hace todavía más evidente, pero antes de la guerra ya se veía con claridad. Pensar que ya lo traerán de África no solo supone una hipocresía. De nada nos sirve poner cortapisas si traes el material de lugares donde no se cumple ninguna de estas garantías

¿Confían en poder empezar las obras en verano?

-Es es nuestro objetivo, sí. Pero para eso necesitamos antes los permisos de obra de Sangüesa y Undués de Lerda. No podemos pedir dinero a los inversores si esto no lo tenemos.

¿Está solucionada ya la conexión por carretera hasta la autovía para el tránsito de camiones?

-Es algo en lo que se está trabajando todavía con el Gobierno de Navarra, que parece que se inclina por la variante de Sangüesa. Pero esto es cuestión suya.

¿Mantienen las previsiones de creación de empleo que han hecho hasta el momento?

-Estamos hablando de un millar de personas durante los años de construcción de la mina y de unas 800 personas de manera directa en los años de explotación, que serían 30. Junto a ello, nosotros calculamos entre cinco y siete puestos de trabajo indirectos por cada empleo directo. Estamos hablando de todo tipo de servicios, desde alojamiento hasta mantenimiento (electricidad, tornería, fontanería), por lo que el impacto superaría los 4.000 puestos de trabajo. No es solo una mina, es una fábrica.

El impacto ambiental es una de las cuestiones que siempre preocupa a la ciudadanía cuando se habla de explotaciones mineras.

-Lo nuestro es una mina subterránea. O sea, lo que se va a ver son dos entraditas de seis por cinco metros. Y creo que no hay sector que esté más sometido a requisitos y los cumpla que el minero. Y esto es así porque no te puedes marchar a otro lado. A una industria normal si le aprietan mucho a lo mejor se va... Hay otra cuestión, si extraemos seis toneladas de mineral al año, de ellas obtenemos una tonelada de potasa y otra de sal. El resto, que supone el 70% de lo extraído, se devuelve a la mina. Y en cuanto a consumo de agua... Si en la zona de la planta tuvieras una plantación de maíz, estarías consumiendo el doble de agua de lo que vamos a consumir nosotros

Las fechas de inicio de la mina de han ido postergando en los últimos años. ¿Va a ser 2022 el año definitivo en que el proyecto arranque?

-Te voy a contestar de dos maneras. Si esto no sale es para pegarse un tiro. O sea, tenemos una inversión del extranjero, en este caso de Australia, que si no me lo dan a mí irá a Mozambique, por ejemplo. Habría que ser muy tonto para no aceptar que te caigan 600 millones de inversión en un momento como el que estamos ahora, con una materia prima estratégica para Europa, de la que dependen los alimentos y con un estándar medioambiental como no tiene ninguna industria en ninguna mina y no sé si alguna industria en ningún sitio. Pero también es verdad que destruir es mucho más sencillo que crear y emprender.

SUS FRASES

“La creación de empleo sería de unas 800 personas de manera directa, pero el impacto indirecto multiplica por cinco esta cifra”

“No tendría explicación que no saliera adelante una inversión de 600 millones para extraer una materia prima que es estratégica”

“Pensar que ya traerán la potasa de África no solo es una hipocresía. Allí no existen los mismo requisitos ambientales que aquí”