El lunes 20 de junio por la tarde el fuego comenzó a avanzar a gran velocidad por el monte, con llamas de entre 20 y 30 metros de altura, a poca distancia de Gallipienzo Antiguo. Desde el cruce señalizado en la carretera N-132 para tomar el desvío para ir hasta esa localidad, Ramón Navarro y Patxi Gómez observaban aquel espectáculo dantesco. Desde hace siete temporadas, ambos dirigen el hotel rural Heredad Beragu, ubicado en este pueblo.

A las 23.00 horas decidieron retirarse a descansar, aunque no a dormir, su segunda noche fuera al haber sido desalojados el domingo. “En unas horas Gallipienzo pasó del infierno a no haber humo. Fue un milagro aunque yo no soy creyente”, describe Ramón Navarro, que también ejerce de asesor técnico en la Federación de Turismo Rural de Navarra. 

"La incertidumbre de si había o no pueblo"

“Nos marchamos el lunes pensando que las llamas iban a arrasar las casas, y regresamos a eso de las siete de la mañana del martes con la incertidumbre de si íbamos a tener o no pueblo. Al llegar no había humo, y nos quedamos perplejos. ¿Ha bajado San Pedro del cielo y ha soplado? No había llovido y los aviones y helicópteros no habían podido trabajar durante la madrugada. ¿Cómo fue posible?”, rememora Ramón sus pensamientos de aquel momento. Agradece la labor de voluntarios, bomberos y de la Unidad Militar de Emergencias. “Los integrantes de la UME hicieron un trabajo encomiable. A pesar de estar cansados, llenos de hollín y sin casi poder respirar, respondían a vecinos y vecinas con gran amabilidad”, cuenta.

El perfil de viajeros: parejas y grupos

Con la angustia sufrida y el susto reciente, tanto Ramón como Patxi han retomado su negocio, preocupados de cómo va a afectar este siniestro a la actividad de su alojamiento. “La semana pasada hemos percibido una ralentización de las reservas que entran a nuestro hotel, un comportamiento extrapolable al resto de establecimientos situados en las zonas perjudicadas por los incendios”, detalla. Sin embargo, insiste en que su actividad en el hotel no ha quedado alterada, sino que “sigue con normalidad”.

El perfil de cliente de Heredad Beragu se corresponde con el de personal adulto, parejas o grupos de amigos. “Demandan turismo histórico, naturaleza y gastronomía, con visitas a bodegas cercanas, como las de San Martín de Unx, localidad perjudicada por el fuego”, cuenta.

"Los turistas americanos y australianos no han venido por la guerra en Ucrania"

Entre lo positivo, Ramón resalta que desde el pueblo, el visitante no va a apreciar “la zona quemada, porque no se divisa, a no ser que uno vaya hasta la parte más alta de la localidad, donde se encuentra la iglesia y un cerro detrás de ella”. Además, señala que las zonas que han quedado calcinadas, como la Sierra de Guerinda o El Perdón, por ejemplo, no son rutas turísticas que demanda el visitante, sino que son usadas sobre todo por habitantes de la Comunidad Foral. 

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Un 50% de huéspedes extranjeros

Ramón se lamenta porque ellos tenían expectativas muy positivas para este verano. La estadística refleja que el viajero mayoritario del turismo rural procede de otras comunidades. Sin embargo, Ramón enfatiza que en su alojamiento el 50% de los huéspedes son extranjeros. “Tras la pandemia, ya hemos recuperado al cliente europeo; pero este año ha fallado el americano y australiano por el conflicto de Ucrania”, describe. Para concluir, Ramón quiere transmitir un mensaje optimista a pesar de esta situación: “La vida debe abrirse camino”.