Los nuevos negocios generan oportunidades futuras. Y el sector eólico, nacido a finales de los años 90 del siglo XX y que afronta en esta década un nuevo impulso a su crecimiento y una transformación relevante, ya está creando las suyas. Navarra será parte de ellas, con la instalación en Cortes, en un polígono industrial hasta ahora inutilizado, de la primera planta de reciclaje de palas eólicas, que dará empleo a unas 100 personas.

La iniciativa corre a cargo de EnergyLOOP, compañía impulsada por Iberdrola y por FCC, que se han decantado por la Ribera de Navarra por su estratégica ubicación en el eje del Ebro, junto a la autopista A68 que ofrece una conexión rápida con el arco mediterráneo, la zona centro y el norte de la península ibérica. El proyecto recibirá una inversión de unos 10 millones de euros, las obras comenzará este otoño y se espera que la planta entre en funcionamiento a lo largo de 2024. La empresa cuenta asimismo con Siemens Gamesa como uno de los proveedores principales de palas. 

Polígono industrial de Cortes, donde se ubicará la empresa (parcelas sombreadas) EnergyLOOP. Cedida

Navarra se hace así con una inversión relevante en el sector de las energías renovables, del que fue pionera en su momento. Ahora apuesta por una actividad que irá creciendo en la medida en que los primeros parques eólicos vayan agotando su vida útil (alrededor de 25 años) y las antiguas máquinas sean sustituidas por otras nuevas, más grandes y mucho más potentes. Constituidas mayoritariamente por composites (fibras de vidrio y carbono, y resinas), las palas de los aerogeneradores tendrán una nueva vida como materias primas secundarias en diferentes sectores como el energético, aeroespacial, automovilístico, textil, químico o de la construcción.

Apoyo de Sodena y Nasuvinsa 

La Comunidad Foral ha trabajado en los dos últimos años en el acompañamiento del proyecto y ha creado además un marco propio para facilitar que actividades similares a esta proliferen en la comunidad. “Es un negocio a la vista”, explica Mikel Irujo, consejero de Desarrollo Económico del Gobierno de Navarra, que recuerda las ayudas probadas, cercanas a los tres millones de euros, así como las deducciones fiscales aprobadas para el reciclaje y las remanufacturas. Ofrecer una segunda vida a los productos –las palas eólicas este caso, pero las baterías de los coches eléctricos van a necesitarla también– supone una oportunidad empresarial que Navarra quiere aprovechar. Otra iniciativa similar, para la que se estima una creación de empleo de unas 50 personas, es RenerCycle, que implica a 17 empresas, 11 de ellas navarras, y que anunciado una inversión de 10 millones de euros entre 2023 y 2025. No cuenta todavía con una ubicación definida. 

Para el desarrollo de su apuesta industrial, EnergyLOOP ha nombrado director gerente de la compañía a Luis Sanz Jiménez, quien cuenta con una dilatada experiencia en la industria del reciclaje. Asimismo, Luis Sanz Jiménez ha liderado “ambiciosos e innovadores” proyectos industriales de valorización de materiales y su incorporación al mercado. La industria eólica española –como líder mundial con más de 28 GW de potencia instalada– se enfrentará antes que otros países a la necesidad de reciclar o reutilizar cantidades notables de aerogeneradores. Se calcula que en Europa en 2030 se desmantelarán cerca de 5.700 aerogeneradores por año, provenientes de la repotenciación de parques o de instalaciones que llegan al final de su vida útil.

El proyecto cuenta con el apoyo del Gobierno de Navarra, por tratarse de “una actividad estratégica que posiciona a la región a la vanguardia del sector de las energías renovables introduciendo los componentes de innovación tecnológica y circularidad y estar alineada con la especialización inteligente regional”. 

En su apuesta por el impulso y competitividad de las energías renovables el Gobierno de Navarra, a través de Sodena, ha trabajado “en un plano discreto” en la ubicación de la primera planta de esta actividad en la Comunidad foral, en un polígono industrial propiedad de la también empresa pública Nasuvinsa. Este polígono, inaugurado en 2011, no tenía hasta ahora actividad y el Gobierno confía en que la nueva empresa sirva para atraer a otras compañías.