El año agrario no pinta bien en Navarra. Y, a día de hoy, se debate entre dos opciones casi igual de probables: que sea malo o que, directamente pueda ser calificado como muy malo. Hace más de un año que no llueve lo suficiente, apenas queda nieve en la montaña y las previsiones para lo que resta de abril y la primera quincena de mayo no son nada optimistas. En la Ribera de Navarra comienzan a dar por perdida la cosecha de cereal. 

“De continuar así, en muchas parcelas no se va a alcanzar el mínimo de rentabilidad que permita cosechar”, explica el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, cuya titular, Itziar Gómez, ha reclamado ya al Ministerio que agilice la tramitación del Real Decreto que permita al Ejecutivo foral activar las primeras ayudas. Porque todo hace indicar que en algunas zonas los daños son ya irreversibles.

Así, en la Ribera, el sur de Tierra Estella y en la Zona Media las expectativas para cebadas, trigos y avenas son malas. “Las lluvias no llegan, con las cebadas entrando en fase des espigado y avenas y trigos ultimando encañado. Los cultivos están sufriendo un estrés hídrico severo y en parcelas con suelos de menos fondo y capacidad de retención de agua los daños son ya irreversibles”. 

Las lluvias de abril, escasas y concentradas en la mitad norte de Navarra hasta el momento solo han servido para aliviar la situación del cereal de la Comarca de Pamplona, el verdadero granero de la comunidad. Pero no sirven para garantizar su desarrollo, por lo que será clave que llueva en los próximos 20 días. “Las reservas hídricas de los suelos son escasas”, explica el Gobierno de Navarra en su último informe semanal, en el que advierte de que la escasa disponibilidad de agua en los embalses va a reducir el cultivo de maíz y arroz, con elevada necesidad de riego. “La posible restricción de agua para fechas venideras condiciona su sementera, de manera que muchos agricultores han optado por esperar a iniciar las labores de abonado y preparación del terreno hasta que se aclare, en cierta manera, la disponibilidad de agua que van a tener en los próximos meses”. 

Menos agua para el regadío y precios más altos

Los modelos meteorológicos no apuntan además a grandes cambios. Para el próximo fin de semana es probable que se repitan las precipitaciones en la mitad norte de Navarra, pero Aemet advierte de que se prevén semanas y meses con anomalías cálidas muy fuertes que pueden significar que Navarra vuelva a vivir un verano con temperaturas récord. En cuanto a las precipitaciones, el final de abril será seco, en la misma línea que el resto de la primavera. A partir de mayo no hay indicios de que vaya a llover más, pero tampoco existen previsiones por parte de Aemet.

La reserva de nieve es además la más baja de los últimos 20 años y los embalses se encuentran 20 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años, por lo que la situación resulta además muy preocupante tanto para quienes riegan con agua procedente del embalse del Ebro, situado entre Cantabria y Burgos, y para quienes lo hacen con agua de Yesa, que lleva ya varias semanas vaciándose ante el temprano inicio de la campaña de riego en el área de Bardenas. En Itoiz, que roza el 69% de capacidad, la situación es algo mejor, sobre todo si se tiene en cuenta que apenas está en funcionamiento la mitad de las hectáreas de regadío previstas.  

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 El secretario general de ENHE, Patxiku Irisarri, en declaraciones a EFE, la previsión de los agricultores es de restricciones desde el mes de abril. “La previsión es incierta, siempre estamos mirando al cielo y esperamos que Aemet se equivoque”, ha explicado. “Las producciones de algunas hortalizas van a ser menores y esto subirá los precios, pero esa subida no siempre repercute en el productor”, lamentaba.

De hecho, en las próximas semanas comenzará a plantarse el tomate y el pimiento, dos de las hortalizas que protagonizan el verano y que más agua y abono consumen. Su precio seguramente suba, como ya sucedió el año pasado.