La oferta de viviendas turísticas sigue creciendo en Navarra. Ha aumentado cerca de un 27% en dos años y alcanza, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística de Navarra, las 1.236 unidades, una cifra que se concentra en algo más de un 50% en Pamplona y en su comarca y que añade más presión si cabe al precio, ya disparado, del mercado de alquiler convencional. 

El fenómeno no es nuevo. Se vive con especial intensidad en las grandes ciudades y en las urbes turísticas, pero también ha llegado a Pamplona, donde la llegada de turistas han crecido con fuerza en la última década y donde una parte de la oferta del alquiler convencional también parece haberse desviado hacia el turístico. Este incremento en la oferta de pisos turísticos contribuye a que los precios del alquiler convencional no dejen de subir. Según Fotocasa, en el último año (de julio a julio) han crecido un 5,3%, prolongando una senda alcista que dura más de una década y sitúa ya el precio del metro cuadrado en 10,91 euros. En Pamplona, los precios son más elevados. Y los pisos de 70 metros se aproximan ya en muchas zonas a los 800 euros.

Los datos de INE, pertenecientes a una estadística experimental y obtenido tras el análisis de las principales plataformas, descubren asimismo una realidad muy superior a la que el Gobierno de Navarra mide con sus registros, donde constan 1.061 alojamientos urbanos y rurales. Solo en Pamplona, el INE habría encontrado 561 alojamientos, muy por delante de de Tudela (69) y Baztan, 41. En total, 143 de los 272 municipios navarros contarían con alguna vivienda para alquiler turístico. Los registros oficiales apenas contabilizan 229 alojamientos en la capital navarro, de los que 131 estarían en el Casco Viejo, la zona más tensionada. De hecho, el Gobierno de Navarra suele informar periódicamente de sanciones e inspecciones a alojamientos turísticos clandestinos que se activan especialmente para San Fermín. Los últimos datos corresponden a febrero de 2023, por lo que han sido obtenidos asimismo en temporada baja o, por lo menos, no en pleno verano, cuando la llegada de turistas aumenta en toda Navarra. 

Este crecimiento en el número de alojamientos turísticos está terminando de presionar un mercado del alquiler que, especialmente en Pamplona, acusa “la falta de producto” y que se ha encarecido a un ritmo muy superior a la revalorización de los salarios. Los requisitos que exigen los propietarios se han ido endureciendo con el paso de tiempo. De este modo, contar con un contrato estable se vuelve imprescindible en buena parte de los casos, con lo que muchos jóvenes se encuentran con dificultades añadidas para independizarse. Los inquilinos deben demostrar además en muchos casos, sobre todo para acceder a los pisos en mejor estado, ingresos de al menos 2.000 euros mensuales, casi como una cierta capacidad de ahorro, para pagar las fianzas y no ser descartados por los dueños o las inmobiliarias en la primera criba.