Las imágenes se hicieron muy populares a finales del pasado invierno. Cientos de personas, muchas de ellas jubiladas, hacían cola todas las mañanas en la madrileña plaza de Cibeles, frente al Banco de España, para comprar Letras del Tesoro. Buscaban, simplemente, rentabilizar sus ahorros y evitar el mordisco silencioso de la inflación, que reduce la capacidad adquisitiva de los ciudadanos y se come el valor del dinero.

En Navarra no sucedió lo mismo. Entre otras cuestiones porque el Banco de España cerró su sede de Pamplona, ubicada en el paseo de Sarasate, en mayo de 2011, en plena oleada de recortes y con el sector de las cajas de ahorros desmoronándose. Desde entonces, los navarros no disponen de una sede física a la que acudir para este tipo de gestiones, pero miles de ellos han adquirido durante este año Letras del Tesoro, vía on line, a través de intermediarios financieros, de forma directa o mediante fondos de inversión. Buscan asegurarse un tipo de interés mínimo anual del 3%: apenas un consuelo cuando los precios crecen a razón de un 4% en 2023 tras haber superado el 8% en 2022. Pero se trata, al menos, de una inversión segura. 

Resulta complicado calcular la cuantía exacta que se ha destinado este año desde Navarra. Pero los datos estatales permiten realizar una estimación. En estos momentos, el Banco de España sitúa ya más de 18.000 millones de euros la cifra total que los hogares y las empresas españolas, exceptuando la banca, tienen invertida en Letras y Bonos. En función del peso que tiene Navarra en el ahorro nacional, esto supondría más de 1.500 millones de euros.

Cómo comprar Letras del Tesoro

Los navarros que han invertido en Letras del Tesoro lo han hecho por dos vías. Una minoría se ha desplazado hasta alguna de las sedes que el Banco de España mantiene abiertas y han comprado allí directamente. Bilbao, Zaragoza y Madrid son las más accesibles. Es necesario cita previa. Otros lo han hecho directamente a través del la web del Tesoro. Han necesitado para ello registrarse en el Banco de España, contar con DNI electrónico o Certificado Digital, y realizar su petición de compra, aportando asimismo una cuenta corriente donde desea cobrar los intereses una vez que venza la inversión: tres meses, seis, nueve o un año, en la mayor parte de los casos. Un trámite “engorroso”, explican desde una entidad financiera con sede en Navarra, y al que solo acceden ciudadanos de un determinado perfil de edad y tecnológico. Por esta vía, apenas se paga, y esa es la gran ventaja, una comisión mínima del 0,10%. 

La gran mayoría de quienes han comprado Letras lo ha hecho, sin embargo, a través de su propia entidad financiera si es que esta ha accedido a ello. Porque no todas brindan la posibilidad al ahorrador medio, que sí se ofrece, en cambio, a los patrimonios más elevados. Además, no siempre sale a cuenta: la mayor parte de los blancos sigue aplicando una comisión del 0,5% que, junto al IRPF al que está sujeto el cobro de intereses -reciben la consideración de rentas del capital-, limita la rentabilidad de la inversión hasta el entorno del 3,2%. Las Letras del Tesoro a un año ofrecen en estos momentos una rentabilidad del 3,8% al año. 

La banca no lo ofrece a todos sus clientes

“El interés de los ciudadanos por las Letras es real y algunos clientes han optado por llevarse dinero a otros bancos”, explican desde una de las entidades financieras con sede en Navarra que ha optado por no comprar Letras directamente a sus clientes. “La banca, en general, no tiene interés en comprar Letras del Tesoro a sus clientes”, añade un asesor patrimonial, quien considera que este instrumento, considerado siempre como un activo refugio para inversores muy conservadores, han alcanzado una rentabilidad que las hace atractivas incluso, para el medio plazo o largo plazo (tres o cinco años). “Si estamos al final de la curva de subida de tipos y comienzan a bajar a partir del año que viene, esas Letras, al actual tipo de interés, se van a poder vender posteriormente sin problemas en el mercado secundario. Va a haber tortas por comprarlas y, mientras tanto, estás ganando un 3,5% o 3,6% al año”, explica. 

Algunas entidades pequeñas, como Renta 4, especializada en inversión, está tratando de ganar clientes descontentos con la banca tradicional precisamente por esta vía. Aplica una mínima comisión a las compras de Letras (0,10%) y ofrece posteriormente un servicio de asesoramiento especializado en fondos de inversión, tanto de renta variable como de renta fija.

La banca compra, pero para adecentar sus balances La banca es, de hecho, la gran compradora de deuda. Posee en sus balances unos 180.000 millones de euros y en el último año ha incrementado su posición ante el aumento de los tipos de interés. Esta nueva deuda, comprada a un 3,5%, garantiza a la banca unos ingresos seguros y le ayudan a conservar sus márgenes en los momentos de mayor deterioro económico. 

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Son precisamente los fondos de inversión los que están concentrando la mayor parte de la inversión de los navarros en Letras del Tesoro. En este caso son los bancos quienes compran las Letras del Tesoro (española, sobre todo, pero también italiana, algo más rentable, o francesa) y crean con ellas un producto diferente, que no está garantizado como un depósito tradicional, pero cuenta con la garantía del estado emisor de la deuda y ofrece en estos momentos una rentabilidad próxima al 3% anual. Al vencimiento, la participación de inversor ascendería al capital inicial más el interés que pagan las Letras. Si decide rescatar el fondo, deberá abonar el IRPF correspondiente a las plusvalías. Y por el camino, el banco se habrá embolsado la comisión correspondiente

Otra opción son los tradicionales fondos monetarios, que suelen invertir su patrimonio en gran medida en deuda a corto plazo, con muy escasa volatilidad, y cuya rentabilidad calculada anualmente alcanza en estos momentos el 4%. La rentabilidad real va a depender de los gastos y comisiones de cada fondo, por lo que los asesores recomiendan informarse bien, pero aseguran que en estos momentos pueden ser una buena alternativa para quien desea obtener una pequeña rentabilidad con un mínimo riesgo.