El consumo de electricidad cerró 2023 en su punto más bajo desde 2010. Un descenso sensible, no achacable a una única causa, que coincide con lo sucedido en el conjunto de España y que retrata algunos cambios de fondo en el mercado eléctrico, como el auge del autoconsumo en empresas y hogares.

Nastat, el Instituto de Estadística de Navarra, lo confirmaba al publicar los datos completos de 2023, que arrojan un consumo total acumulado de 4,26 millones de megavatios hora. Esto supone un descenso del 7,6% respecto al año anterior y que se explica sobre todo por el fuerte descenso del consumo industrial, que cae un 10,4% en el conjunto del año.

La industria supone por sí misma el 60% del consumo eléctrico de Navarra, con lo que cualquier medida se deja sentir de manera clara en los totales. En el sector residencial, que supone en torno al 15% del consumo total, la caída en la facturación eléctrica es muy inferior, de apenas un 2% respecto al año 2022. 

El descenso en el consumo industrial es muy relevante. Y no se explica solo por las suaves temperaturas o un menor ritmo de producción de la industria, algo afectada en sectores clave por la menor demanda de Europa.

El alto precio de la electricidad parece haber ejercido también como un poderoso incentivo, por lo que muchas empresas han implementado medidas de ahorro y de eficiencia energética que les han servido para reducir su consumo sin un impacto relevante en su actividad. 

Otros factores han contribuido a este descenso, que ha situado el consumo total de electricidad por debajo incluso del registrado en 2020, el año del confinamiento. Los 4,26 millones de megavatios hora devuelven a Navarra al año 2010, cuando su PIB era al menos un 18% inferior y contaba con 45.000 personas menos en el censo (un 7% menos). 

A este descenso en el consumo eléctrico ha comenzado a contribuir también la puesta en marcha de diferentes proyectos de cogeneración y autoconsumo, que en realidad están dando sus primeros pasos y deberían crecer en mayor medida a lo largo de la próxima década. De momento, Navarra tiene instalados ya 160 megavatios (eran 40 hace apenas dos años) con un interés “creciente” por parte de ciudadanos, administraciones y empresas. En toda España se prevé que en 2023 hayan entrado en funcionamiento unos 2.000 gigavatios más, que llevarían a este tipo de instalaciones a alcanzar los 7.000 GW instalados.

Para 2024, las previsiones apuntan a una estabilización del consumo eléctrico, que en los próximos años podría subir de la mano de la electrificación de la movilidad y de la irrupción del hidrógeno verde, clave para almacenar electricidad