Con 68 años cumplidos en marzo, Pepe Álvarez Suárez (Belmonte de Miranda, Asturias) está a punto de cumplir su segundo mandato al frente de UGT, el segundo sindicato “más longevo del mundo”. No desvela si se presentará a un tercer mandato, el último que le estaría permitido estatutariamente, si bien recuerda que el sindicato crece en delegados, y que el momento actual, político y social, parece remar a favor de la continuidad. “Le hemos dado la vuelta a la contratación en este país”, dice en referencia al impacto de la última reforma laboral que ha situado el volumen de trabajadores indefinidos al mismo nivel que la media europea. 

La reforma ha reducido la temporalidad. ¿Es el momento ahora de revisar al alza el coste del despido? 

–Hay una cosa que se va a tocar, como consecuencia de la demanda que UGT interpuso ante la Unión Europea y que se hará pública el 20 de julio. Hay tres países donde ya se ha resuelto la misma cuestión (Italia, Francia y Finlandia). Y en los tres casos el tribunal ha introducido una cuestión clave: el precio del despido no solo depende la antigüedad, sino que también debe tener en cuenta las posibilidades de esa persona de encontrar un empleo, de su nivel de formación, del lugar donde está trabajando y las alternativas que haya. Ya hay algunas sentencias que fijan unas indemnizaciones mayores. Esto debe trasladarse a la legislación española y si no se hace ha de aplicarse igualmente y serán los jueces los que acaben por determinar el modo. Al margen de esto, lo prioritario es terminar, en el caso de los despidos colectivos, con la comedia esta del mes que disponen las empresas para aprobar un ERE.  

Esta semana el consejo de ministros aprobó, tras el acuerdo entre el PSOE y el PNV, la prevalencia de los convenios autonómicos y provinciales. ¿Cómo lo valora?

–Hay que quitarle dramatismo. Esto no es una revolución, ya estaba en 2010. No es exactamente igual a lo que había, sino que se ha mejorado, pero no es una revolución. Pero nos hubiera gustado hacerlo de manera concertada. Hay que evitar esto suponga luego un lío judicial, porque no es tan sencillo determinar qué convenio es mejor. Pero necesitamos una ley de negociación colectiva, que determine que deje claro qué se reserva a cada ámbito. 

Tampoco se está tramitando en el Congreso, de momento, la inclusión de los trabajadores en los consejos de administración de las empresas. ¿Por qué lo consideran importante?

–Este es un asunto que se encuentra en el programa de Gobierno entre el PSOE y Sumar y que para nosotros es imprescindible. La empresa no es solo del accionista, también los trabajadores hacen su aportación. Estar en el consejo permite a los trabajadores tener más control y claves del negocio, información. Además, genera una situación de confianza de los trabajadores. Cambia la cultura y cambia la corresponsabilidad. Si tu sabes que la empresa necesita algo vas a estar más dispuesto a dársela que si no lo sabes. Y al contrario, si sabes que tiene grandes beneficios intentas que se repartan. Es superar este modelo poco tecnológico que ha tenido España y meternos en una nueva era. El capital no es solo el dinero sino que hoy, de una manera muy importante, es la mente de los trabajadores., Meter ese capital de conocimiento en el devenir de la empresa sería fundamental Yo creo que esto va a ser muy difícil que se apruebe con un consenso amplio. El consenso vendrá después, cuando se vean los beneficios. Con la CEOE esto no lo acordaremos nunca, antes se moverán los cimientos…

Hace unos meses decía que quizá haya que revisar el pago del paro, para que no lo cobren quienes rechacen un empleo... ¿Sigue pensándolo? 

–Lo cierto es que no me siento identificado con aquellas declaraciones que hice, porque lo dije, aunque tuviera su contexto y solo trascendiera esa frase. No creo que tengamos ese problema, hay aliciente para que la gente busque trabajo, hablamos de subsidios, en el mejor de los casos de 1.200 euros. Tenemos algún problema que tiene que ver con los servicios de empleo de las Comunidades Autónomas que, en general, son un desastre. Solo en Euskadi funcionan de manera positiva y se trabaja bien la intermediación y sé que en Navarra se está estudiando este asunto...

Esto de convertir los servicios de empleo en verdaderas agencias de intermediación es un viejo objetivo, pero nunca se cumple...

–Porque solo vemos la necesidad de hacerlo cuando el paro baja. Pero la realidad es que en los países nórdicos un trabajador de los servicios de empleo lleva a 200 personas, aquí cada uno lleva 2.000. ¿Qué puedes hacer con ellos? Y hay otro aspecto: la reforma laboral ha hecho también que el desempleo sea más estático, porque no hay tanta rotación. Y muchos desempleados se convierten en parados de larga duración. No podemos pensar que el 10% es un paro estructural. Pero lo fácil es decir que la gente no quiere trabajar cuando los subsidios no dan para vivir.

Algunos salarios tampoco...

–Es verdad, tenemos un problema con los salarios. El sector servicios, sobre todo la hostelería y el comercio, paga mal. La hostelería ha subido precios un 25 y los salarios apenas han avanzado un 3%-4%. Hay que subir salarios. 

Venimos de un golpe inflacionario duro, que redujo el poder adquisitivo de golpe. El año pasado los salarios recuperaron algo, pero no todo lo perdido. ¿Qué se puede hacer? 

–Es muy difícil recuperar en los sectores con salarios bajos. Donde hay organización sindical se ha perdido mucho menos poder adquisitivo y se está recuperando. Una parte de la recuperación se ha hecho por la vía de la subida del SMI. Si los sindicatos no hubiéramos tenido capacidad de tirar hacia arriba del salario mínimo, la pérdida habría sido monumental. Ahora el objetivo es que sea un 60% del salario medio. El Gobierno dice que ya se está llegando, porque se ha inventado unas estadísticas con unos expertos, y creemos que el SMI debería ser de 1.293 euros, que es el 60% del salario medio de 2022. 

Las empresas aseguran que no encuentran trabajadores y piden contratar en origen, en terceros países. ¿Está justificado?

–¿Por qué lo piden? Porque no quieren subir los sueldos, quieren gente que trabaje doce horas en lugar de las que marca el convenio colectivo, moverlos de obra en obra... De ninguna manera se puede consentir esto. Si hay especialidades que no se pueden cubrir, adelante, pero no puede ser que la especialidad sea gruista... Formar a una persona para ser gruista no es formar a alguien para trabajar en la Nasa...

Te puede interesar:

El jueves pudo visitar Koxka, una empresa histórica de Navarra que ha pasado momentos muy complejos. ¿Cómo la vio?

 –No la conocía y me pareció muy interesante, es un ejemplo de cómo muchos procesos de cierre de empresa no son inevitables, sino el resultado de procesos de especulación. Y ahora está donde está porque el equipo técnico y de dirección no se rindieron.Me sorprendió el software que les permite consumir más energía en tiempo real cuando el precio está más bajo. Supone un 40% de reducción de consumo. La visita también me permite hacer una reflexión: las pymes están huérfanas y los problemas de crédito que tienen no los resuelven las actuales entidades financieras, porque ven mucho riesgo, no les interesa y no lo ven cómo negocio. Y si triunfa la OPA sobre el Sabadell las cosas solo irán a peor. Por eso me parece que el Estado y la Comunidad Foral debe plantearse cómo atender a las empresas. Si no se hace nada las empresas no van a crecer. Si no les das instrumentos y no les ayudas, con soporte económico y tecnológico, pero también en la orientación, con programas de asesoramiento, va a ser muy difícil que crezcan