Trabajar pasados los 65 años está dejando de ser una rareza. El retraso en la edad legal de jubilación, la necesidad de cotizar más años para llegar al 100% de la pensión y los crecientes incentivos que se van aprobando para demorar el retiro –los últimos la pasada semana– se están conjugando también en Navarra para elevar el volumen de personas que, en otro momento, habrían puesto fin a su carrera laboral y se ahora se mantienen en activo como asalariados en sus empresas o como autónomos en su actividad profesional.
Aumenta incluso el número de personas que se jubila a edades ya muy tardías, pasados los 68, los 69 o incluso los 70 años.
Las cifras que mes a mes ofrece la Seguridad Social dejan pocas dudas. En junio y en julio se han superado por primera vez los 5.000 cotizantes de más de 64 años (5.016 en julio), una cantidad que directamente duplica la que se registraba antes de la pandemia y que triplica ampliamente la que se registraba hace una década, antes de que comenzara a elevarse la edad oficial de jubilación, situada entonces en los 65 años.
En estos momentos, sin embargo, la edad oficial de retiro ha crecido ya hasta los 66 años y seis meses. Y seguirá elevándose en los próximos tres años hasta alcanzar los 67 años fijados tras la crisis financiera, económica y de deuda de 2008-2013. Sigue siendo posible jubilarse a los 65 años, pero para ello hay que acreditar 38 años de cotización que pronto aumentarán en seis meses más.
En buena medida por ello, porque miles de personas no pueden presentar un historial laboral tan extenso –las crisis económicas, los periodos de desempleo, las excedencias, el retraso en la incorporación al mercado laboral y la ausencia de cotizaciones, una práctica habitual en algunos trabajos autónomos, como el agrario, son factores decisivos en este sentido– muchas personas prolongan su carrera laboral. Se aprecia con claridad en los datos de pensión media: cuanto mayor es la edad de jubilación, menor es la pensión media.
Entre quienes deben prolongar su edad de jubilación se encuentran, por ejemplo, cientos de emigrantes llegados a finales de los 90 o comienzos del actual siglo. Con pensiones muy bajas en sus países de origen y carreras profesionales más afectadas por la precariedad y el desempleo en España, tienen que extender sus carreras profesionales hasta bien pasados los 65 y próximos en algunos casos a los 70.
Una minoría prolonga su vida para mitigar la pérdida de dinero que supone pasar al retiro: la pensión máxima se sitúa en 3.176 euros al mes y la perciben unas 10.000 personas.
Como es lógico también la edad media de jubilación real se va incrementando en los últimos años. Con datos del primer semestre de 2024, los navarros siguen siendo, junto a los alaveses y los guipuzcoanos, los que antes se jubilan: 64,6 años. En los últimos cuatro años, este indicador se ha retrasado en seis meses y el objetivo declarado de las reformas es seguir aproximando la edad real a la edad legal de jubilación.
Sigue habiendo, por supuesto, quien se jubila antes de llegar a los 65. Pero son cada vez menos. Hasta 2021, de hecho, se jubilaba más gente sin haber cumplido los 65 años de la que ya había alcanzado esa edad. En el primer semestre del año, sin embargo, el 57% de los nuevos jubilados ya había cumplido los 65. Las jubilaciones tempranas (hasta 61 años) caen también con fuerza: del 15% del total a solo el 8%.