Rosalba Romero estudió Ingeniería Industrial en su país, Colombia, y con 25 años allá por 2013 viajó a Pamplona. Doce meses después de su estancia en la capital navarra comenzó a dirigir un locutorio en el barrio de Mendebaldea.
El negocio funcionaba pero la pandemia en 2020 paralizó la actividad como ocurrió con miles de comercios en la Comunidad por el confinamiento. Tras el regreso al local, llegaron las medidas restrictivas para controlar la covid y un cambio de hábitos propiciado por el encierro de dos meses.
En ese periodo, los clientes observaron que de manera rentable podían girar el dinero a sus respectivos países y llamar por teléfono a sus lugares de procedencia sin tener que acudir a un locutorio. Además la gran distribución surgió como competencia al ofrecer alimentos típicos de otras naciones, un servicio que con anterioridad ya ofertaba Rosalba a través de productos latinos.
En un suspiro, su negocio había perdido valor. Rosalba y su pareja David González, licenciado en Administración y Dirección de Empresas y en aquel momento asalariado en una empresa, eran conscientes de que había que reinventarse.
El primer traspaso
Y la solución llamó a su puerta, ya que los propietarios de Papelería San Fermín, situada enfrente del locutorio, cerraba, y les ofrecieron la sección de copistería. Rosalba y David consideraron el traspaso una oportunidad y pasaron a llamarse Copistería Mendebaldea. Atienden tanto en tienda como en formato on line.
"Cada día podemos recibir hasta cien pedidos a través del correo electrónico de Navarra y de otras partes de España. La página web funciona muy bien", recuerda este emprendedor.
El cliente recoge el encargo en el local o David envía por paquetería a otros puntos de la Comunidad o él mismo reparte. "Distribuimos de manera gratuita a residencias universitarias", ejemplifica. A la copistería acude un perfil de cliente joven y estudiante que demanda eficacia y rapidez.
Además, mantienen el locutorio para "esa clientela fiel", remarca.
El segundo traspaso
Rosalba estaba al frente del establecimiento al que se unió su hermana Yaqueline que en ese momento carecía de empleo. La demanda de fotocopias funcionaba, y en noviembre de 2022 David leyó un artículo en el que Conchi Olaizola contaba la clausura de Papelería Iturralde en Martín Azpilcueta por jubilación y que el 31 de diciembre iba a echar la persiana hubiera o no un relevo.
David comentó con Rosalba esta noticia y ambos pensaron que podría haber una oportunidad porque encajaba en su modelo de negocio. Y contactaron con Conchi. "Ella fue sincera, ya que nos dije que unos días nos tocaría casi dormir en la papelería y otros serían más tranquilos. Nos mostró la viabilidad del establecimiento, con más de 40 años de trayectoria y nos advirtió de que debíamos compensar los meses de más facturación con los de menos", relata David.
Dos años después
En enero de 2023 iniciaron con ilusión el nuevo proyecto en Azpilcueta, una calle "viva, con un tipo de cliente mayor concienciado con el pequeño comercio y que demanda un trato personalizado". En este proceso recibieron el asesoramiento de la Asociación de Comerciantes de Navarra.
Ahora David, con 43 años, y Rosalba, con 36, dirigen "una papelería con algo de copistería en San Juan y una copistería con algo de papelería en Mendebaldea", les gusta repetir esa definición.
Ambos decidieron conservar el nombre del local, tras pedirle permiso a Conchi que aceptó encantada. "Si Papelería Iturralde ha sumado cuatro décadas, esperamos cumplir otras tantas", desean.
Han continuado con la base del negocio -"¿para qué tocar algo que funciona?", reflexiona David- y han introducido otros artículos, como libros infantiles o material de papelería para industrias. Además están pendientes de lanzar su página web.
Entre los inconvenientes de un comercio, David cita "la falta de ayuda al pequeño negocio y la dificultad para contratar a personal". Y ya lo demás... "es positivo", manifiesta con optimismo.