La volatilidad y el regreso del IVA habitual disparan la factura de la luzPixabay
La factura de la electricidad que abonan familias y empresas ha cerrado el primer trimestre del año en niveles más elevados. Y no parece que esa tónica se invierta, en términos generales, en lo que queda de año, pese a que probablemente en verano se espera, según los expertos, un desembolso más matizado para los consumidores. Las razones de este aumento son varias, y van desde el regreso a los impuestos que eran habituales y que habían quedado reducidos o en suspenso por la crisis energética de los últimos años, al incremento global de la demanda eléctrica y los cambios en la geopolítica internacional.
Un análisis del Grupo ASE, consultora especializada en ingeniería y economía energética con sede central en Bilbao, recoge que, en el mes de marzo, el precio de la electricidad en mercado mayorista descendió un 51% respecto a febrero por la mayor contribución de las renovables al mix, pero cuesta un 161% más que hace un año. En concreto, se ha pasado de 20,31 euros el megavatio hora a 53,03 euros. “La volatilidad volvió a hacer acto de presencia en marzo. La alta demanda eléctrica y el incremento de los precios del gas catapultaron los precios en la primera parte del mes. Sin embargo, la segunda mitad estuvo marcada por una extraordinaria generación renovable que provocó una fuerte corrección a la baja”, recoge el análisis, que destaca la alta aportación de la energía hidráulica por las lluvias caídas en marzo en la península.
A juicio de Juan Antonio Martínez, analista de mercados energéticos de la consultora, las razones de la subida en el mercado mayorista hay que buscarlas en que el precio del gas, fundamental para la generación de electricidad, “está subiendo bastante”, puesto que “la Unión Europea está dejando atrás el invierno y las bajas temperaturas malparada, con unas reservas de gas más bajas que las de hace un año”. Esa situación encarece la compra de gas, ya de por sí en niveles elevados desde que hace tres años se cortase gran parte del suministro ruso por la invasión a Ucrania. Además, explica Martínez, la electrificación de la economía que se está promoviendo para desligarla de los combustibles fósiles está elevando la demanda eléctrica -un 6,9% más en marzo-, lo que a su vez tiene una repercusión negativa en el coste de la factura.
"Imposible” volver al nivel de antes
Para José Antonio Martínez, volver a los precios anteriores al estallido de la crisis en la energía va a ser “imposible”, pese a la mayor contribución de las renovables. “El mercado es muy diferente”, dice. La OCU calcula que, con el regreso de los impuestos habituales, junto al resto de circunstancias, la factura media podría subir unos 120 euros a lo largo de todo el año. Sara Cano destaca que los precios a medio y largo plazo, tienden a depender en mayor medida de “factores técnicos y estructurales”, como son las tecnologías que entran en el mix. En este contexto, indica, el debate sobre el calendario de cierre de las nucleares y el ritmo de despliegue de las renovables “van a jugar un papel clave”.
“El gas es el último recurso en entrar en el famoso pool eléctrico, y por tanto es el que marca el precio marginal del mercado mayorista. Pero la forma en que esto se traslada a la factura no siempre es inmediata ni uniforme, sino que depende de las condiciones contractuales de cada hogar. Cuando sube el precio del gas, también lo hace el de la electricidad, pero este impacto lo notan sobre todo a quienes tienen tarifas indexadas al mercado y no cuentan con precios fijos previamente establecidos”, apunta Sara Cano, ayudante doctora en el Departamento de Gestión de Empresas de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). De esta forma, los consumidores que cuentan con la tarifa PVPC vieron como la factura media, en su caso, fue de 65,72 euros en marzo, con una reducción del 19% sobre febrero (81,60 euros), pero un 25% más cara que en marzo del año pasado (52,46 euros), según los datos de la OCU. No obstante, de estos incrementos tampoco se libran los clientes adheridos al mercado libre. Así, las estadísticas de la OCU muestran que la factura media mensual ha pasado de los 61,90 euros en 2024 a 66,38 en lo que va de este año.
En todo caso, el principal motivo de que el recibo sea más caro hay que encontrarlo en que, a partir de enero, el IVA de la electricidad recuperó su nivel habitual del 21% lo que, unido a otros cambios en la parte regulada de las tarifas eléctricas, está suponiendo un aumento en la factura, tanto de los hogares como de la industria. “El contexto actual sugiere que la subida relativa en la factura de la luz observada en los últimos meses estaría más bien relacionada con la vuelta del IVA eléctrico al 21% en enero de 2025. La retirada del paquete de apoyo fiscal de emergencia, que fue implementado en 2022, puede ahora generar un ligero efecto alcista en los precios. Sin embargo, esta medida no va a dar lugar, ni mucho menos, a un aumento de precios equiparable al que desencadenaron los picos registrados durante la crisis energética europea”, dice la experta de la UPNA.
Efectivamente, en 2022, cuando se produjo una inflación consecuencia de los cambios en los flujos comerciales del gas, con Europa cambiando Rusia por los países del Golfo Pérsico como suministradores, la factura media superaba con holgura los 100 euros. Sin embargo, para Sara Cano los precios actuales del gas en España “no están al nivel de los niveles registrados en 2022, cuando las medidas tomadas dentro de la ‘excepción ibérica’ permitieron desligar en cierta medida estos efectos”. En su opinión, “aunque persisten ciertas tensiones geopolíticas, el mercado del gas se ha estabilizado en gran medida, y eso se está notando en los costes energéticos”.
De hecho, España produce su electricidad un 33% más barata que Europa, según el Grupo ASE, gracias a la aportación de las energías renovables, pero también de la nuclear. De todas maneras, la clave es la volatilidad de los precios, porque la bajada que se da en el precio por la presencia positiva de las energías renovables queda anulada por el encarecimiento del gas, la subida de la demanda y las tensiones internacionales. “La geopolítica internacional sigue siendo una fuente relevante de volatilidad, especialmente por su influencia en los mercados globales del gas y otros combustibles fósiles”, concluye Cano.