Mensaje a empresas navarras: “China no es futuro, es presente, y quien no lo entienda, se quedará fuera del tablero global”
El consultor de negocios experto en el gigante asiático Julio Ceballos avisa, en una conferencia impartida en Pamplona, del entorno “hipercompetitivo, contradictorio y fascinante” para hacer negocios en el lejano oriente
El mercado chino sigue representando para Navarra una oportunidad económica de gran magnitud, aunque acompañada de una marcada complejidad y volatilidad. En 2024, un total de 236 empresas navarras exportaron a China productos por valor de 130,2 millones de euros, reflejando la importancia del país asiático como socio comercial, pero también su carácter irregular. Esa inestabilidad se ha acentuado en 2025, con una caída del 34,6% de las exportaciones hasta julio respecto al mismo periodo del año anterior, lo que limita su peso al 1,2% del total de las ventas exteriores de la Comunidad Foral. Pese a ello, el perfil exportador navarro hacia China sigue mostrando la fortaleza industrial del territorio: el 85% de los envíos corresponde a bienes manufacturados, de equipo o de consumo duradero, lo que evidencia un potencial significativo, aunque con una diversificación sectorial aún limitada.
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En este contexto se produjo este martes en Pamplona la ponencia de Julio Ceballos, consultor de negocio especializado en internacionalización, estrategia y desarrollo de mercado, quien aportó una visión profunda sobre el presente y el futuro del país asiático. Bajo el título “Decodificar el mercado chino: ¿Oportunidad incomprensible o incomprendida?”, Ceballos participó en las jornadas Trade N’ Global, donde abordó las claves para entender un entorno que calificó como “hipercompetitivo, contradictorio y fascinante”.
El experto, que vive y trabaja en China desde 2006, explicó con contundencia que el país está llamado a liderar la economía mundial en los próximos años. “China será —y ya es, en muchos segmentos— el mayor mercado de consumo del futuro”, afirmó, señalando cinco razones esenciales: Su escala demográfica, con cientos de millones de personas en transición hacia la clase media; su red de infraestructuras, “espectaculares y muy superiores a las de Estados Unidos”; su capital humano, que, aunque menguante, sigue contando con una fuerza laboral inmensa; su inversión obsesiva en educación, clave para el desarrollo tecnológico; y su voluntad política de crear un mercado interno sólido y autosuficiente.
A su juicio, las relaciones entre España y China viven un momento de entendimiento diplomático y comercial “excelente”, gracias a las directrices del Gobierno de Pekín para favorecer la inversión en España y reequilibrar, en parte, la balanza comercial.
Un mercado “frustrante” pero imprescindible
Pese al atractivo, Ceballos subrayó que la visión occidental sobre China sigue marcada por extremos: “O se le teme —‘te van a copiar, te van a engañar’— o se le idealiza —‘te vas a forrar’—. Ninguna de las dos visiones es cierta”. A su entender, China es un mercado frustrante porque el terreno de juego no está equilibrado: “Las empresas chinas operan con más libertad en el extranjero que las extranjeras dentro de China”.
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El consultor sintetizó su experiencia en cinco ideas clave para quienes se plantean desembarcar en el país asiático: “No todo el mundo debería ir a China; no es un mercado para todos"; “es ultracompetitivo, hiperdinámico y contradictorio"; “el consumidor chino es exigente, curioso, infiel y busca valor, diseño y calidad"; “el socio local no es opcional: es imprescindible"; y “China es difícil, pero no imposible, si se estudia y planifica con realismo.”
En su análisis, Ceballos insistió en que “no hay éxitos inmediatos en China”, y que los resultados llegan tras entre cinco y siete años de trabajo constante. “Las empresas que triunfan son las que comprenden que se trata de un maratón, no de un sprint”, apuntó.
La negociación y el valor del socio local
El ponente dedicó buena parte de su intervención a describir la mentalidad empresarial china. “Cuando negocias con un empresario chino, debes entender cómo gana dinero y explicarle claramente cómo vas a ayudarle a ganarlo. No le interesa tu relato ni tus embajadores de marca; quiere saber qué gana él”, afirmó.
También subrayó que la prudencia en las negociaciones no debe confundirse con desconfianza: “Los chinos no muestran sus cartas, y actuar igual que ellos no es mala educación, sino inteligencia negociadora”.
Antes de abordar el mercado, recomendó realizar un autodiagnóstico honesto: “China ya produce casi todo. Pregúntate qué tienes tú que ellos no tengan, o qué puedes hacer mejor. La humildad es el punto de partida”. Para las empresas navarras, muchas de ellas industriales, su consejo fue claro: planificación, adaptación cultural y paciencia financiera. “China exige plazos largos, visión y músculo financiero, pero quien logra adaptarse, aprende más de lo que imaginaba”, subrayó.
El “sueño chino” y el horizonte de 2049
Más allá de la economía, Ceballos ofreció una mirada histórica y cultural que considera imprescindible para comprender a China. Explicó que el llamado “sueño chino” no es una ilusión, sino un plan de nación con fecha: el año 2049, cuando se cumplirá el centenario de la fundación de la República Popular. “En esa fecha, quien salga al balcón de Tiananmen proclamará que China se ha convertido en la nación más poderosa y moderna del planeta”, dijo.
Esa visión a largo plazo se articula mediante planes quinquenales que aseguran la continuidad de políticas en materia militar, energética o tecnológica. Los objetivos son ambiciosos: duplicar la renta per cápita, alcanzar un PIB de 30 billones de dólares y consolidar una clase media de 700 millones de personas.
“Lo están consiguiendo hipertrofiando el capitalismo, el consumismo y la inversión en educación y tecnología”, detalló. Recordó que en solo tres décadas la renta per cápita se ha multiplicado por 30, y que China ha pasado de ser un país agrícola y pobre a enviar sondas a la cara oculta de la Luna.
Asia-Pacífico, nuevo centro del mundo
Ceballos aportó también una panorámica global: Asia concentra hoy más del 70% de la nueva riqueza generada en el mundo, y la mitad de ella procede de China. “Estamos asistiendo a un cambio de eje económico, político y tecnológico. El futuro del crecimiento ya no está en Europa, sino en Asia-Pacífico”, afirmó.
El Fondo Monetario Internacional prevé que China contribuya en un 25% al crecimiento mundial hasta 2030, mientras que la población combinada de China e India ya representa el 30% del total global. “Si sumáramos Europa, América Latina, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, apenas igualaríamos la población china”, recordó, para ilustrar la magnitud del país.
El consultor enfatizó que las provincias chinas son comparables, en tamaño y capacidad adquisitiva, a países enteros, y que una gran ciudad china puede albergar un mercado del tamaño de España o Italia.
Una civilización milenaria
En la parte final de su intervención, Ceballos explicó que la comprensión de China pasa por reconocer su raíz civilizatoria y su continuidad histórica. “El comunismo es solo una gota en el océano del tiempo de China. Su civilización tiene 4.000 años y ha sobrevivido donde otras, como Grecia o Roma, desaparecieron”, destacó.
Añadió que Confucio y los valores tradicionales siguen guiando la conducta política y social, y que el país combina rasgos comunistas, capitalistas y confucianos de manera única en el mundo. “China no es occidental, y eso lo cambia todo: no juega con nuestras reglas ni con nuestra lógica. Es comunista, sí, pero también acreedor neto y potencia tecnológica”, recordó.
El experto concluyó que el siglo XXI, aunque todavía se escribe en inglés, cada vez se escribe más en mandarín, y que las empresas españolas, incluidas las navarras, deben decidir si quieren quedarse al margen o aprender a hablar ese idioma —económica y culturalmente hablando—.
“China no es el futuro: es el presente. Y quien no lo entienda, se quedará fuera del tablero global”, resumió Ceballos, cerrando una ponencia que combinó economía, historia, geopolítica y filosofía con una advertencia clara: comprender China será una de las claves de la competitividad internacional en los próximos 25 años
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