l parque inmobiliario es uno de los elementos que más contribuyen al calentamiento del planeta y a la contaminación, siendo responsable del 40% del consumo de energía final y de un tercio de las emisiones de CO2.

En concreto, entorno al 80% de los edificios es ineficiente en términos energéticos (certificación energética E, F o G) y más de la mitad del parque edificatorio tiene más de 40 años y es anterior a la introducción de cualquier normativa en materia de aislamiento energético. Ante este escenario en el que sector de la construcción de la UE es el mayor consumidor específico de energía de Europa es evidente que surja la necesidad de mejorar la edificación del parque inmobiliario, mirando hacia una arquitectura más sostenible y ecológica.

Consciente de ello y con el objetivo de preservar el bienestar de los ciudadanos, Navarra ha puesto el foco de su actividad en impulsar una estrategia de transformación ecológica que incluye, entre otros aspectos, planes para la regeneración urbana desde un enfoque de eficiencia. Una transformación que ya viene ejecutándose con la apuesta de construir edificios de consumo casi nulo (ECCN), adelantándose a la directiva europea 2010/31/UE que obliga a todos los edificios a partir del 1 de enero de 2021 a cumplir una serie de exigencias relativas a la eficiencia energética y a la actualización del Código Técnico de Edificación (CTE) que entró en vigor el pasado mes de julio.

De esta manera, los edificios con solicitud de licencia de obras a partir de la fecha de entrada en vigor deberán tener una mayor eficiencia energética que, sumada a la mayor contribución de energía procedente de fuentes renovables, supondrá una reducción del consumo de energía total respecto a los índices actuales de en torno al 40% de media. Esto deberá conseguirse mediante una implementación del aislamiento en la envolvente térmica (cerramientos opacos y carpinterías).

En el nuevo Código Técnico de la Edificación, se fomentará el uso de las tecnologías más eficientes y sostenibles para su acondicionamiento, penalizando las energías fósiles causantes del cambio climático, lo que permitirá alcanzar unas condiciones adecuadas de confort, y calidad de vida con el mínimo gasto energético. También, en este documento se endurecen las condiciones de transmitancia, el control solar y la hermeticidad de la envolvente térmica, limitando descompensaciones y condensaciones.

En cuanto a las instalaciones, se mejoran las condiciones de las térmicas y de iluminación y se introduce la contribución mínima de energías renovables para agua caliente sanitaria (ACS). El terciario contará con un mínimo de generación de energía eléctrica.

Todas estas obligaciones conducen hacia la construcción de ECCN, unas medidas que en Navarra ya están presentes y que resulta visible en viviendas de obra nueva y rehabilitaciones de edificios, tanto públicos como privados, gracias al impulso de la sociedad pública Nasuvinsa que promueve viviendas públicas bajo estos principios, incluso dando un paso más al optar por el estándar Passivhaus.

Los ECCN, edificios de consumo de energía casi nulo son más que una tendencia constructiva, son una apuesta firme por la sostenibilidad energética en un sector que representa un alto consumo de energía, que también procede de las personas que los habitan. Según la Directiva Europea 2010/31/UE, un ECCN es todo aquel edificio que aúna dos características fundamentales: un nivel de eficiencia energético muy alto y una necesidad casi nula o muy baja de energía, debiendo proceder ésta mayoritariamente de fuentes renovables en el propio edificio. Por otro lado, las viviendas con certificación Passivhaus intentan reducir al máximo el uso de energía en general, incluyendo calefacción y refrigeración, minimizando drásticamente el consumo energético mediante la orientación y compactación del edificio en fase de proyecto, además del estudio del programa para determinar el uso de los espacios.

Ambos tipos de construcción comparten el interés por reducir el consumo de energía y mejorar el confort de los usuarios. En términos generales, este tipo de construcciones consiguen, por un lado, espacios interiores mucho más saludables y confortables en cuanto a temperatura, humedad y concentraciones de CO2 y otros patógenos y contaminantes, y, por otro, logran un ahorro energético de entre el 60% y el 90%. Además, al mejorar la calidad del aire en los ambientes interiores, se reduce el riesgo de contagio en espacios cerrados, más si cabe en estos momentos actuales de pandemia. Si hay algo que les diferencia es que la casas pasivas deben cumplir un estándar para su posterior certificación en el Passivhaus Institut. Su utilización no es obligada pero su sello de calidad es una garantía. Entre los componentes certificados se encuentran sistemas de fachada, ventanas, sistemas de ventilación, bombas de calor, y sistemas de hermeticidad.

En esta línea de construir de manera más eficiente, Navarra también está anticipándose a otras regiones españolas en el uso de materiales naturales, sostenibles y saludables, que proporcionan espacios de bienestar y así poder afrontar el reto de pasar de construir edificios ECCN a edificios positivos, aquellos que generan más energía de la que consumen, y que pronto verán la luz en la Comunidad como el proyecto de la facultad de Medicina de la UPNA, promovido por Nasuvinsa, o el edificio Solarhaus en Ripagaina de Construcciones Domeño, el primer edificio en altura en España que cumple sobradamente los requisitos de esta reglamentación y uno de los primeros edificios en altura en Europa con estándares de Zero Energía.

De esta manera, además de introducir progresivamente la industrialización y robotización de los procesos constructivos, Nasuvinsa se ha sumado a la apuesta de la madera como elemento arquitectónico estructural, dado que es un buen regulador de la humedad y la temperatura del interior de la vivienda - mantiene la casa fresca en verano y templada en invierno, (esto supone mayor eficiencia energética, hasta poder llegar a la certificación A)-, lo que la convierte en un tipo de construcción más sostenible. Además, supone una apuesta claramente alineada con las estrategias de desarrollo territorial sostenible y reactivación de los tejidos productivos locales. Sin duda, el Passivhaus y la madera están íntimamente relacionados, son el binomio perfecto para alcanzar una mayor sostenibilidad y ahorro energético en construcción de viviendas.

Asimismo, la implementación de biomasa como elemento fundamental en la instalación de calderas también es otra apuesta de la sociedad pública, que ya está inmersa en la construcción de la Central de Calor de la Txantrea que dará suministro a las redes de calefacción y agua caliente de más de 4.500 viviendas. A su vez, todas las promociones incluidas en el plan de Navarra Social Housing disponen de caldera de biomasa para el sistema central de calefacción.

"El sector lleva tiempo experimentando un proceso de transformación profundo que no encuentra límite"