La población de menores de 15 años de Navarra supone unos 100.000 ciudadanos y ciudadanas. Se trata de un grupo poblacional cuyo número desciende lentamente desde hace varios lustros y que tiene ante sí un futuro inmediato lleno de retos importantes.

Para afrontarlos, la sociedad navarra dispone de muchos y muy capacitados recursos públicos y privados. Entre ellos y focalizado en el ámbito de la salud, un colectivo de aproximadamente 200 pediatras trabaja concienzudamente tanto en los hospitales como en los centros de salud. Desde el año 1985 en el que se produjo el primer asentamiento de especialistas en Pediatría en los centros de salud urbanos y rurales, pasando luego por la creación de los servicios de Pediatría de los Hospitales de Tudela y Estella y con el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las Areas de Conocimiento Específico (especialidades pediátricas) en lo que hoy es el Hospital Universitario de Navarra, esos dos centenares de profesionales configuran una potente fuerza de respaldo a la atención sanitaria de patologías agudas y crónicas, a la prevención de enfermedades, a la educación para la salud y en definitiva a la correcta maduración integral de esos 100.000 navarros y navarras que son el futuro de nuestra tierra.

No es tarea fácil atender a una demanda tan variada y cambiante de problemas, con una dispersión geográfica notable, buscando la equidad en el acceso, con diversos niveles de atención e interacción, por vocación y obligación orientados hacia la prevención y coordinados con la sociedad misma a través del contacto directo con las familias y con otros recursos del ámbito de la salud, del educativo y de protección y trabajo social.

Hace falta mucha voluntad de acuerdo, mucha sintonía personal y mucho trabajo de formación y coordinación para que esta potente maquinaria profesional cumpla los objetivos que la sociedad nos demanda.

Conscientes de esto, hace 22 años, un colectivo entusiasta de pediatras constituyó la Asociación Navarra de Pediatría para: a través de un esfuerzo colectivo y por el fomento de las actividades de gestión del conocimiento, procurar el fomento de la calidad y seguridad de la asistencia velando desde su ámbito de compromiso por la mejora continua de las condiciones de salud integral y social de la niñez y la adolescencia.

Ahora, en los albores del segundo cuarto del siglo XXI, estos objetivos y propósitos tienen la máxima actualidad.

Gracias a una persistente acción –pasada y futura– de fomento de la vacunación en niños y adolescentes, a las innovaciones en materia de inmunizaciones y a la especialización en el abordaje de las enfermedades infecciosas mas graves, este grupo de dolencias han perdido relevancia en la morbimortalidad infantil. Sin embargo, los procesos infecciosos de rango menor –especialmente aquellos de comportamiento estacional, siguen llenando nuestras consultas en centros de salud y urgencias extrahospitalarias–.

La tarea a corto plazo pendiente (y para la que los pediatras ya estamos preparándonos) es disponer en el nivel primario de herramientas diagnósticas como los TDR (test de diagnóstico rápido), la ecografía, espirometría… que permitirán un más ajustado diagnóstico de la causa, reduciendo el consumo de recursos a todos los niveles (menor uso de antibióticos, menor utilización de recurso hospitalario, agilización del seguimiento…).

Este tipo de estrategia debería permitir, por un lado, que desde las consultas hospitalarias puedan concentrarse en la atención superespecializada de las patologías más complejas y al seguimiento de las crónicas y, por el otro, que en las consultas de primaria se incrementen las acciones orientadas a afrontar los otros retos a los que se enfrenta la población infanto juvenil en el futuro inmediato.

En primer lugar destacaré aquellos de marcado carácter social a los que se debe hacer frente con estrategias combinadas del entorno pediátrico, del mundo de la educación, del trabajo social y en definitiva de la propia sociedad. Me refiero a los consumos precoces e inadecuados en la edad pediátrica: tabaco, alcohol, drogas, pornografía y, desde luego, al uso precoz y descontrolado de dispositivos móviles. En nuestras consultas asistimos con desaliento a los efectos en la salud adolescente, fruto de la tolerancia de nuestra sociedad en general y de un altísimo porcentaje de las familias hacia estos consumos.

Atendiendo a esta preocupación, los pediatras hemos elaborado el Plan Digital Familiar, que es una herramienta formativa/divulgativa cuyo objetivo fundamental es fomentar el uso saludable de la tecnología, proporcionando a las familias y pediatras una herramienta práctica para prevenir los riesgos físicos, mentales y sociales derivados del empleo inadecuado de los dispositivos digitales. Ya nadie duda de que estos consumos inadecuados por si mismos –y de forma exponencial cuando se combinan–, están detrás de las lacras más importantes del comportamiento adolescente en nuestros días: ciberacoso, agresiones sexuales, autolisis…

También deben ser objeto de nuestra atención –de todos, profesionales y sociedad en su conjunto– los problemas relacionados con los usos alimentarios inadecuados, tanto cuantitativos (anorexia, bulimia…) como de carácter cualitativo, que están conduciendo a unos niveles de obesidad en la infancia en constante crecimiento. Desde nuestra Asociación y en colaboración con las Escuelas Infantiles del Ayuntamiento de Pamplona estamos desarrollando un proyecto de investigación (proyecto ELIKUME), que puede ayudarnos a introducir hábitos saludables de alimentación en el entorno familiar a través de la alimentación saludable en los menús escolares. Puede ser una estrategia de educación “inversa”, por la que los buenos hábitos alimentarios de los hijos hacen más saludables los de toda la familia.

En definitiva, nuestros niños y adolescentes necesitan algo más que una cura a sus dolencias, necesitan una actitud global de los adultos mucho más educativa y preventiva, de eliminación de hábitos nocivos y generación de conductas saludables. Las y los pediatras podemos y queremos intervenir decisivamente en este propósito.