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Una forma de funcionar

Una forma de funcionarIñaki Porto

Un pueblo muestra su verdadero valor cuando se enfrenta a las dificultades.

En este 2024 España sufrió el mayor desastre meteorológico de las últimas décadas, con consecuencias materiales y humanas incalculables. Al mismo tiempo, el país mostró su mejor cara en una suerte de enorme auzolan en el que también se volcó Navarra. La solidaridad ha demostrado ser, una vez más, parte fundamental de nuestra identidad como pueblo.

Navarra termina 2024 con unos datos de crecimiento económico y con unas perspectivas de inversión que nos garantizan nuestra posición como la comunidad más industrializada y exportadora del país y, en consecuencia, la de mayor calidad de vida. Pero esa misma globalización que, bien entendida, es fuente de riqueza, también nos deja expuestos a las consecuencias de su peor cara. Los últimos días del año nos han traído noticias preocupantes, que nos obligarán a demostrar una vez más nuestra capacidad de resiliencia.

Nuestra respuesta ante la incertidumbre será, como siempre, trabajar para seguir fortaleciendo nuestro tejido productivo. Navarra ha terminado el año consolidándose en el podio de las regiones más competitivas, destacando especialmente por la eficiencia empresarial y el efecto tractor del entorno institucional. Son los mejores cimientos, sin duda, para hacer frente a estas dificultades actuales y las que estén por venir.

Por eso, en 2025 seguiremos invirtiendo en futuro.

En un mundo que cada vez va más deprisa, la innovación debe ser constante. El próximo año veremos transformada la mayor empresa de nuestra comunidad para acoger la producción de vehículos eléctricos, para lo que habrá sido necesario también ejecutar la mayor inversión de nuestra historia. En paralelo, llegarán otras industrias y se abrirán nuevos mercados que demuestran con hechos que Navarra es una comunidad atractiva para los negocios en la que, por cierto, en este 2024 hemos superado varias veces nuestro propio techo de afiliación a la Seguridad Social.

La innovación deberá ser también social, porque las grandes transformaciones que estamos afrontando apelan de igual modo a las personas. Vivimos en una Navarra que cambia y somos un pueblo que evoluciona. El reto demográfico y migratorio modificará nuestra sociedad tal y como la conocemos y el cómo lo afrontemos condicionará nuestro futuro. Hablamos constantemente del esfuerzo integrador que requerirá una Navarra cada vez más multicultural, pero no debemos olvidar que esta es una tarea que nos interpela a todos y todas. A quienes vienen, pero también a quienes les acogemos.

Por eso, la segunda gran inversión en futuro será en las personas. Nadie duda de la clara relación causal entre formación, empleo y bienestar. Si queremos mantener nuestro alto nivel de vida en el futuro, debemos seguir garantizando la equidad en el acceso a la educación, tal y como acaba de acreditar el Informe TIMSS. Solo de esta manera, y mediante el adecuado currículo formativo, podemos garantizar a nuestro tejido productivo el necesario relevo generacional del mercado de trabajo. En 2024 supimos que Navarra está entre las tres regiones europeas con mayor índice de empleabilidad entre el alumnado de FP. Hay que continuar en esta senda.

En 2025 habrá que seguir invirtiendo en modernizar y mejorar los servicios públicos y las infraestructuras. Este año la II Fase del Canal de Navarra ha dado un salto de gigante al obtener la Declaración de Impacto Ambiental, que coloca el proyecto en la plataforma de lanzamiento previa al inicio de su construcción. Estamos, por tanto, más cerca que nunca de llevar agua de calidad a la Ribera de Navarra, lo que terminará de una vez por todas con este déficit histórico que han sufrido las localidades más al sur de nuestra comunidad.

Avanzamos también en otras infraestructuras estratégicas, como las obras del TAP, o en la mejora de la seguridad de la N-121-A, donde ya estamos desdoblando los túneles de Belate. Hemos terminado así con 20 años de inacción incomprensible.

En cuanto a los servicios públicos, el próximo año deberemos avanzar en una nueva Ley Foral de Salud. Gobierno, grupos políticos, profesionales y sindicatos coincidimos en la necesidad de hacerlo, así que no cabe duda de que habrá que trabajar los consensos para conseguirlo. Porque tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios públicos de Europa, sin duda, pero necesitamos adaptarlo a nuestras necesidades actuales y, sobre todo, futuras.

Debemos sentir orgullo porque, entre todos y todas, sostenemos el mayor escudo social del país, lo que no solo nos hace ser una sociedad más justa, sino también más próspera. Por eso, el próximo año debemos dimensionar el sistema para que sea más eficaz ayudando a las personas beneficiarias de las ayudas sociales para que tengan una mejor inserción sociolaboral.

Todo esto no sería posible sin los Presupuestos Generales de Navarra que acabamos de aprobar. Pero, a su vez, esos Presupuestos tampoco serían posibles sin acuerdos. En Navarra el diálogo y los consensos tienen un efecto multiplicador. No solo generan bienestar, también proyectan una imagen de comunidad alejada del frentismo y la polarización que parece haber conquistado todo.

El pacto – y todo lo que implica – sigue siendo nuestra Marca Navarra. En este 2024 hemos hablado mucho de ella, aunque siempre he defendido que nuestra marca es más fácil de sentir que de explicar. “Una forma de funcionar”, dice nuestro eslogan. Y es cierto: en Navarra tenemos una forma de hacer las cosas, de hacerlas bien, que nos ha permitido culminar un 2024 positivo para el conjunto de la comunidad y que nos coloca en la mejor posición posible para afrontar lo que nos depare el 2025.

Feliz año, urte berri on, a todos y todas.