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ESPECIAL COOPERATIVISMO EN NAVARRA

Navarra, tierra de cooperación y futuro compartido

La sociedad cooperativa es un modelo que impulsa empleo, innovación y cohesión, y que convierte a la Comunidad Foral en ejemplo de cooperación y desarrollo compartido

Navarra, tierra de cooperación y futuro compartidoCedida

Cuando Naciones Unidas declaró 2025 como Año Internacional de las Cooperativas, quiso reconocer la fuerza de una propuesta empresarial que, a lo largo de más de un siglo, ha demostrado su capacidad de transformar sociedades, generar riqueza compartida y construir comunidades más justas. Y si hay un lugar donde esa fuerza se hace tangible, ese es Navarra.

Efectivamente, nuestra tierra, pequeña en tamaño, pero inmensa en compromiso cooperativo, lleva décadas demostrando que otro modo de entender la empresa no solo es posible, sino que ya está aquí. En Navarra, el cooperativismo no es una alternativa residual: es motor de desarrollo económico y social, es identidad, es presente y, sobre todo, es futuro.

Así lo confirma el primer estudio demoscópico sobre la valoración del cooperativismo en Navarra, elaborado por Cíes. Dicho análisis arrojó resultados tan contundentes como inspiradores: nueve de cada diez ciudadanos consideran que las cooperativas son “muy importantes” para la Comunidad Foral. Un 84 % valora su aportación económica y un 78 % su impulso al desarrollo social.

La confianza de toda una sociedad

Los navarros y navarras destacan también el papel de las cooperativas en el empleo estable y sostenible, la innovación, la igualdad y el emprendimiento colectivo. Y no es un simple reconocimiento: un 87 % cree que el Gobierno de Navarra debería apoyar “mucho o bastante” este modelo empresarial. Esa confianza se traduce también en expectativas: el 77 % opina que el cooperativismo se desarrollará tanto o más que hasta ahora.

En un tiempo de incertidumbres, contar con este grado de confianza social es un activo inmenso. Significa que las cooperativas no solo son vistas como empresas que funcionan, sino como empresas que transforman.

Por otro lado, estas cifras van acompañadas de una serie de factores más cualitativos. En realidad, el cooperativismo navarro está viviendo un momento de expansión sin precedentes. Solo en 2024 se constituyeron 109 nuevas cooperativas, un 15 % más que el año anterior, con 436 personas que decidieron emprender colectivamente. En los primeros nueve meses de 2025 ya llevamos 80 nuevas cooperativas y 221 personas socias.

Crecimiento con rostro humano

Detrás de estas cifras hay rostros concretos: el 57 % de las nuevas personas socias son mujeres, el 52 % jóvenes y más de un tercio migrantes. Ocho de cada diez contratos son indefinidos y el 100 % a jornada completa. Este modelo no es refugio, es apuesta e ilusión.

Navarra, con apenas el 1,3 % de la población del Estado, crea seis veces más cooperativas de lo que le correspondería por peso poblacional. Y siete de cada diez cooperativas superan los cinco años de vida, con una tasa de supervivencia muy superior a la media estatal.

En este contexto, una de las mayores fortalezas del cooperativismo es que no deslocaliza. Nuestras empresas nacen aquí, crecen aquí y quieren seguir aquí, generando valor donde se produce. En el ámbito agroalimentario, por ejemplo, las cooperativas son esenciales para la viabilidad de muchas explotaciones y para garantizar relevo generacional. En las comarcas, representan industria, comunidad y compromiso con el territorio. Además, un tercio de las nuevas cooperativas tienen sede en zonas rurales, contribuyendo a fijar población y redistribuir oportunidades. Esto no es un dato menor: significa que el cooperativismo es también una herramienta de cohesión territorial.

Innovación y diversidad: la nueva ola

Hoy, el cooperativismo no solo crece en número, también se diversifica y rejuvenece. Microcooperativas creadas al amparo de la Ley Foral 2/2015 permiten a emprendedores iniciar proyectos de manera ágil y democrática: ya son más de 940 las constituidas en Navarra, con más de 2.100 personas implicadas.

Estas fórmulas han abierto la puerta a colectivos que tradicionalmente tenían más barreras para emprender: jóvenes, mujeres, personas migrantes o en situación de vulnerabilidad. Porque cooperar no solo es una forma de generar empleo, es una forma de construir comunidad, de empoderar y de dar dignidad.

La ONU, en definitiva, ha querido que este 2025 sirva para visibilizar que las cooperativas son una respuesta global a retos universales: sostenibilidad, empleo digno, igualdad, innovación con propósito. En Navarra lo sabemos bien, porque llevamos años demostrando que se puede innovar sin deshumanizar, crecer sin desarraigar, competir sin abandonar la cooperación.

La Economía Social ya representa más del 12 % del PIB navarro, con 28.000 empleos directos y una facturación superior a los 2.700 millones. Pero, más allá de los números, lo esencial es que detrás de cada nueva cooperativa, de cada empleo estable, hay una semilla de futuro.

El corazón de la empresa del mañana

Lo decimos con orgullo y convicción: la empresa del futuro ya existe, y es cooperativa. Porque apuesta por las personas. Porque no deja a nadie atrás. Porque entiende que el talento crece cuando se comparte. Y porque conecta con lo mejor de nuestra tierra: el arraigo, la igualdad, la participación.

En este Año Internacional de las Cooperativas, Navarra tiene mucho que celebrar y aún más que aportar. Somos, sin duda, corazón cooperativo de una sociedad que quiere cuidar del planeta sin renunciar al progreso, que exige empleo digno sin precariedad, que cree en la democracia económica como motor de futuro. Sigamos, pues, construyendo juntos. Con la misma fuerza, con la misma convicción. Porque cada nueva cooperativa es una pequeña gran revolución.

*El autor de esta colaboración es Ignacio Ugalde, director de Recursos Humanos y Asuntos Legales en Tafalla Iron Foundry, S. Coop. y presidente de ANEL (Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra).