“La innovación es inherente a la agricultura”
Victor Martínez, socio de Cooperativa Figueras. Es una cooperativa agraria compuesta por la tercera generación de agricultores en la que han incorporado tres nuevos socios de una cuarta generación, favoreciendo así al relevo generacional. Está ubicada en Tudela y está dedicada a la producción de cereal: maíz, trigo, cebada, entre otros.
Actualmente, la conforman seis socios y trabajan la tierra conjuntamente. Desde sus inicios siempre han buscado la excelencia en la gestión, el trabajo en red y la generación aplicada de innovación y sistemas agronómicos que permitan mejorar la productividad de sus cultivos bajo parámetros de calidad y sostenibilidad.
“La innovación es inherente a la agricultura. En el caso de la maquinaria que empleamos a día de hoy ha evolucionado enormemente en los últimos años”, afirmó.
Martínez, también explicó que “lo que para este año es válido, para el año que viene es probable que se haya desfasado”. Y puso como ejemplo la variedad de cereal que emplean. “El cereal que estás poniendo hoy, en cuatro años no valdrá. Habrá nuevas variedades que se habrán incorporado al mercado. Esa es la velocidad a la que va avanzando la agricultura. Si no te mueves en esa corriente no puedes seguir en la agricultura”, resumió.
Víctor es una persona inquieta, que valora la transferencia de conocimiento para el desarrollo de las mejores condiciones de cultivo, innovando en lo posible.
Socio de INTIA y UCAN, participa en varios proyectos de gestión sostenible de los cultivos como Sojainnova, un proyecto que trata de probar un manejo sostenible de la soja como segundo cultivo en una rotación de cereales, reduciendo el uso de insumos.
“La sostenibilidad no es un concepto nuevo, sino una nueva forma de entender una práctica que ha sido esencial para la humanidad desde siempre: vivir en armonía con el medio ambiente”.
Martínez explicó que han puesto en marcha distintas acciones para mejorar la sostenibilidad económica de la empresa, como desarrollar una tienda online para ofrecer sus productos o crear una destilería, porque “solo de los productos agrarios no podemos vivir y por tanto, tenemos que diversificar”.
“La cooperativa mixta asegura nuestro futuro”
Fundición especializada en la fabricación de componentes de motores para aplicaciones de automóvil, vehículo comercial e industrial, la mayor parte de la producción de Tafalla Iron Foundry S.Coop está orientada a la exportación, con un 84 % a Europa, un 10 % a Norteamérica, un 3 % a Sudamérica y un 3 % a Asia.
Entre sus principales clientes se encuentran Deutz, Renault, John Deere y Perkins. Actualmente cuenta con una plantilla cercana a 900 personas, donde el 90 % son socias y socios trabajadores de la cooperativa. Esto supone que la cooperativa es un motor de desarrollo y cohesión territorial fundamental para Navarra, ya que genera más del 50 % del empleo industrial de los municipios más cercanos como Tafalla y Olite.
José Antonio Molina explicó durante el foro que entró a formar parte de la empresa hace 24 años y que desde el principio le hablaron de un futuro esperanzador y de poder jubilarse en la misma empresa. “Con esa idea trabajamos para apostar por Tafalla Iron Foundry. En 2022, dentro del programa que en el 2008 se hizo como cooperativa mixta dimos un salto para crecer en nuestro empoderamiento y gobernanza democrática para decidir lo que queremos ser y asegurar nuestro futuro”, afirmó.
Las cooperativas se distinguen como modelos de negocio únicos, donde el enfoque trasciende la mera búsqueda de lucro. En este contexto, surge la necesidad de encontrar un equilibrio que valore tanto la productividad como la ética empresarial, pilares fundamentales para el éxito a largo plazo de la cooperativa. “En una cooperativa tienes que tener un equilibrio entre la eficiencia empresarial y la responsabilidad personal, y todas las decisiones que tomamos en el día a día tienen que tener una idea de perdurabilidad en el tiempo”, explicó Molina.
En Tafalla Iron Foundry están apostando fuerte por el desarrollo del motor de combustión de hidrógeno, una tecnología innovadora que promete ser una parte esencial del futuro gracias a su alta eficiencia, bajas emisiones y funcionamiento limpio. “Tenemos que seguir trabajando para continuar, al menos, otros 56 años más”, finalizó.
“Las personas mayores prefieren estar en sus casas”
El proyecto Rural Domus, aglutina a dos entidades: Hospital San Juan de Dios (HSJD) y Clínica Josefina Arregui impulsado por la Fundación Felipe Lecea.
El proyecto trata de abordar el reto de los cuidados en la atención domiciliaria de personas mayores en el mundo rural a través de la formación y empoderamiento de personas con dificultades de inclusión, especialmente mujeres migrantes de las zonas de Sakana y Ribera, mediante un proyecto piloto impulsado y cofinanciado desde la dirección general de Economía y Trabajo y que este primer año también co-financia el Programa Innova.
El desarrollo del proyecto va a incidir en el emprendimiento de estas personas, creando un modelo asistencial a personas dependientes basado en la economía social.
“El proyecto tiene un gran potencial debido a la oportunidad de combinar el ámbito sanitario con la formación, la integración social y laboral, especialmente para aquellas personas cuidadoras que podrían encontrarse en situación de desempleo o incluso en exclusión social”, explicó Susana Martínez durante su ponencia.
Martínez también destacó la necesidad de continuar trabajando en la mejora de los cuidados a las personas mayores dependientes, contribuyendo también a la reducción en la medida de lo posible de la institucionalización de las personas mayores a través de los ingresos hospitalarios y residenciales.
“Nosotros observamos día a día que las personas mayores suelen preferir estar en sus casas cuando son dadas de alta”.
Otro aspecto importante que Martínez destacó es la apuesta que tienen por la profesionalización a través de la formación. “Ya existe la formación reglada para los cuidados en domicilio, pero muchas de estas personas que trabajan en el sector no pueden acceder a esta formación reglada”. Para ello, cuentan con una “escuela de cuidados” con itinerarios de profesionalización para que puedan adquirir estas competencias a través de estas vías.
Asimismo, representa una vía excelente para la inserción laboral de los trabajadores que actualmente proporcionan este servicio en el medio rural.
“La viabilidad de este modelo está garantizada a largo plazo”
Sakana S. Coop es una empresa ubicada en Lakuntza y fundada en 1975. Está especializada en la industrialización y producción de grandes piezas de fundición, con un alto contenido tecnológico. Se trata de la primera fundición en Europa para el desarrollo de componentes para el sector eólico; trabajando también para otros sectores productivos como los motores marinos, máquina herramienta, energético, minería o automoción.
La cooperativa cumplirá los 50 años en el 2025, habiendo sido cooperativa desde su origen y formada por más de 300 personas. Hoy día no han variado en nada los valores con los que comenzaron como cooperativa, manteniendo el compromiso, la responsabilidad, el corporativismo, la igualdad y la solidaridad.
Urcola explicó los orígenes de Sakana, remontándose a 1975 y detalló que la empresa nació a raíz de un grupo de jóvenes emprendedores que querían hacer una empresa con esta visión y se pusieron en contacto con Laboral Kutxa para crear esa estructura. “Los comienzos fueron humildes. Hace 50 años había mucha fuerza del Grupo Mondragón y fueron los que impulsaron y ayudaron a promover este soporte. Fue una apuesta importante pero el tiempo les ha dado la razón. Después de cinco décadas siguen con los mismos valores”.
En esta línea, Urcola explicó que en un sector industrial competitivo, ser una empresa de economía social marca la diferencia. La motivación de pertenecer a un grupo con valores compartidos, la visión de largo plazo y la búsqueda constante de soluciones innovadoras son solo algunas de las ventajas que esta forma de organización ofrece. “Como empresa de economía social, no solo buscamos la rentabilidad, sino también el bienestar de nuestros trabajadores, el desarrollo sostenible y el impacto positivo en la comunidad”, detalló.
A lo largo de su historia, el cooperativismo ha experimentado cambios significativos en su forma de entenderse y aplicarse, “pero el modelo funciona y la viabilidad está garantizada a largo plazo”, resumió Jaime Urcola.
