Bienestar digital en la generación sénior para una sociedad inclusiva
Superar las barreras tecnológicas en la generación sénior es esencial. Este reto trasciende lo técnico, convirtiéndose en una cuestión social y económica con beneficios transformadores para toda la sociedad
La brecha digital sigue siendo uno de los grandes retos en la sociedad contemporánea, especialmente para la generación sénior. Si bien el acceso a la tecnología ha crecido en gran parte de la población, los mayores de 65 años continúan enfrentando obstáculos significativos que limitan su interacción con el entorno digital. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2023, solo el 37,5% de las personas entre 65 y 74 años han tenido alguna interacción con la administración electrónica.
De este porcentaje, el 27,5% la utilizó para tareas como obtener información oficial, enviar formularios (como el pago de impuestos), solicitar citas médicas o descargar formularios oficiales. Sin embargo, un 11,2% de los usuarios de este grupo de edad indicó que, a pesar de necesitar presentar documentos, no los enviaron a través de Internet, lo que refleja las dificultades que aún enfrentan para integrarse plenamente en el mundo digital.
Estos datos subrayan cómo, a pesar de los avances en conectividad y el acceso a dispositivos, muchas personas mayores siguen desconectadas de la tecnología en áreas esenciales de la vida diaria. Esta brecha digital, más que una cuestión técnica, se convierte en un desafío social y económico que limita la autonomía y el bienestar de una parte importante de la población.
Retos actuales
Los mayores de 65 años enfrentan varios obstáculos que dificultan su integración plena al mundo digital. En primer lugar, el desconocimiento de las herramientas digitales se presenta como un desafío central. A medida que las tecnologías avanzan, muchos mayores se sienten abrumados por la complejidad de los dispositivos y las aplicaciones. La falta de formación adecuada limita la capacidad de los mayores para realizar tareas cotidianas, como hacer compras on line, acceder a servicios públicos o utilizar aplicaciones para mejorar su calidad de vida.
A esto se suma la falta de confianza. Muchos adultos mayores temen caer en fraudes en línea o cometer errores al utilizar la tecnología. El miedo a los problemas de seguridad cibernética, sumado a la percepción de que las tecnologías están diseñadas para un público más joven, refuerzan la desconexión de este colectivo con el mundo digital. Además, la complejidad de las interfaces y el diseño de dispositivos no siempre está adaptada a las necesidades de accesibilidad de las personas mayores, lo que agrava aún más esta situación.
Otro factor importante es la falta de acceso a recursos. Si bien existen iniciativas que buscan reducir la brecha digital, como talleres de formación o programas de alfabetización digital, muchas veces estos esfuerzos no llegan a todas las personas mayores. Las barreras geográficas, económicas y de información dificultan el acceso a estas oportunidades de formación. Además, la falta de dispositivos adecuados, como ordenadores con pantallas de gran tamaño o smartphones de fácil uso, hace que muchos mayores no puedan acceder de manera efectiva a la tecnología.
Para reducir la brecha digital, es fundamental implementar educación tecnológica adaptada a las necesidades de los mayores, a través de cursos prácticos y accesibles. Además, los programas de apoyo entre iguales son una estrategia efectiva, donde los jóvenes enseñan a los mayores a utilizar la tecnología, lo que fomenta tanto el aprendizaje como la conexión intergeneracional. El diseño inclusivo de dispositivos y aplicaciones también es crucial, con interfaces simplificadas, pantallas grandes y opciones accesibles. Finalmente, las políticas públicas deben jugar un papel clave, promoviendo iniciativas como subvenciones, formación gratuita y ayudas para dispositivos, garantizando que la tecnología sea accesible para todos.
Oportunidades
A pesar de los retos, los beneficios de la tecnología para la generación sénior son incontables. Si se logra superar la brecha digital, las personas mayores pueden acceder a un mundo de oportunidades que mejoran su calidad de vida en múltiples aspectos. Uno de los principales beneficios es el ocio y entretenimiento. Plataformas como Netflix, Spotify y YouTube ofrecen acceso a contenidos personalizados: desde películas y series hasta música, podcasts y documentales. Estas plataformas no solo sirven para el entretenimiento, sino que también pueden ser una excelente manera de mantenerse informados y conectados con el mundo.
El acceso a la formación también se ha transformado gracias a la tecnología. Cada vez más universidades y plataformas de educación on line ofrecen cursos diseñados específicamente para personas mayores, lo que permite a los séniors continuar su educación y mantenerse activos intelectualmente. Desde aprender un nuevo idioma hasta formarse en tecnología, la educación online contribuye a mantener la mente activa, lo cual tiene efectos positivos en la salud mental y emocional, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo.
En términos de salud cognitiva, las aplicaciones y juegos digitales son herramientas clave para estimular la memoria, la concentración y otras funciones cognitivas. Estos recursos no solo ayudan a mantener la mente ágil, sino que también ofrecen una forma divertida y accesible de combatir el envejecimiento cerebral. Además, dispositivos como relojes inteligentes permiten a los mayores controlar su salud en tiempo real, gestionando parámetros como la presión arterial o el ritmo cardíaco, lo que les otorga mayor autonomía y control sobre su bienestar.
Aquí puede acceder al vídeo completo de Foro Hiria "Generación Sénior":
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