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Respuestas sociales a la crisis habitacional

La vivienda colaborativa como una alternativa efectiva al modelo tradicional fue el tema central de la segunda mesa de Foro Hiria, en la que se resaltaron los beneficios para la administración pública, así como las ventajas de residir en ella

Respuestas sociales a la crisis habitacionalJavier Bergasa

El acceso a la vivienda sigue siendo uno de los grandes retos contemporáneos, especialmente en un contexto de crisis económica y social que han puesto en evidencia las limitaciones de los modelos tradicionales. Frente a esta problemática, surgen alternativas como la vivienda colaborativa, el coliving y el cohousing, que buscan transformar la forma en que concebimos el habitar y promover comunidades más solidarias y sostenibles.

En la segunda mesa del Foro Hiria, moderada por Alejandra Jacinto, abogada de CAES (Centro de Asesoría y Estudios Sociales), Artur Fornés, abogado especializado en vivienda social y colaborativa, y Ángel Larrea, miembro de la cooperativa Etxekonak Bat, profundizaron en estos modelos alternativos. A través de sus intervenciones, expusieron cómo la colaboración entre los habitantes puede ser clave para garantizar un acceso más justo y equitativo a la vivienda.

Alejandra Jacinto abrió el debate con una reflexión contundente sobre la urgencia de garantizar el acceso a la vivienda como un derecho fundamental. “El mercado de la vivienda está pervertido, influenciado por salarios bajos, precios desorbitados y las consecuencias de la crisis de 2008, que degradó el parque de vivienda social y disparó los precios del alquiler. Esto hace que acceder a una vivienda digna sea insostenible para muchas personas”, señaló. 

A continuación, Artur Fornés centró su intervención en explicar el modelo de vivienda colaborativa. “Vengo a hablar de la realidad y la ilusión que genera este modelo, basado en la colaboración entre el sector público y el privado”, explicó. Para Fornés, el modelo de cooperativa de vivienda en cesión de uso consiste en un modelo híbrido entre compra y alquiler; la propiedad privada y la pública, que está especialmente diseñada para las clases medias y trabajadoras. “No hablamos de vivienda para unos pocos desfavorecidos; Hablamos de vivienda para la mayoría de la población”, subrayó. 

Este modelo se basa en tres pilares: la administración, que conserva la titularidad del suelo; la cooperativa, que fomenta una gestión democrática; y los cooperativistas, que acceden a las viviendas. ““Los socios no son propietarios de la vivienda, sino que poseen un derecho de uso sobre esta, ya sea de manera indefinida o durante el tiempo restante del derecho de superficie, que suele ser de 75 años. Este derecho es heredable, aunque no puede ser transferido a terceros Cabe destacar que las cooperativas se crean sin ánimo de lucro y están orientadas al interés social”, afirmó.

Fornés también compartió experiencias internacionales de éxito, como las cooperativas de vivienda en Países Bajos, donde entre el 10% y el 15% del parque habitacional funciona bajo este modelo. “Estas iniciativas son ejemplos claros de cómo la colaboración público-privada puede transformar el acceso a la vivienda, generando beneficios sociales y económicos para todos”, concluyó.

Alojamiento colaborativo para mayores: solución frente a la soledad

Ángel Larrea centró su intervención en la problemática de las personas mayores que viven solas. “En España, el 41% de las viviendas habitadas por una sola persona hijo de mayores de 65 años. En Navarra, esta cifra asciende a 29.400 personas, y se espera que crezca en 10.000 más durante los próximos diez años. Esta realidad refleja un problema grave de aislamiento y falta de opciones habitacionales adecuadas”, afirmó.

Larrea señaló que las opciones tradicionales, como permanecer en viviendas no adaptadas, vivir con los hijos o ingresar en una residencia, no siempre son viables ni deseables. “El alojamiento colaborativo es una alternativa que combina privacidad y espacios comunes diseñados para cubrir necesidades específicas, como la atención médica, la dependencia o el apoyo emocional”, explicó.

En este modelo, los residentes disfrutan de espacios privados suficientes para sus necesidades, junto con áreas compartidas que fomentan la convivencia y combaten la soledad. “No tenemos un problema de vivienda en sí, sino del tipo de vivienda que necesitamos. Queremos espacios que nos permitan vivir de manera independiente, pero sin renunciar a la compañía y el apoyo de una comunidad”, destacó.

Larrea insistió en que el éxito de estos proyectos depende del respaldo público. “El suelo debe ser público, y la administración debe facilitar ayudas para la construcción y gestión de estas viviendas. Esto permitirá que sean accesibles para más personas y se convertirán en una verdadera alternativa habitacional para quienes más lo necesitan”, subrayó.

Actualmente, en Navarra existen tres cooperativas de alojamiento colaborativo para mayores, y Larrea defendió la necesidad de expandir este modelo: “El éxito de una cooperativa radica en formar un equipo humano comprometido con la convivencia y en contar con el apoyo de las administraciones para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. La vivienda debe ser un derecho, no un negocio”.