Foro Hiria, espacio de debate sobre los grandes retos de la sociedad navarra, acogió la ponencia del reconocido experto en economía y gestión de la cultura Lluís Bonet. Su intervención, titulada “Retos futuros en la valoración de la cultura: entre la legitimación y la sostenibilidad”, abordó los desafíos que enfrenta el sector cultural en un contexto de transformaciones digitales, cambios geopolíticos y nuevas exigencias sociales.

Bonet, profesor de la Universidad de Barcelona y referente en la gestión cultural, planteó una reflexión profunda sobre cómo se mide y se valora la cultura en la actualidad. “La cultura tiene un valor multifacético que va más allá de lo económico. Es un bien social, un espacio de identidad y un elemento clave para el desarrollo humano”, afirmó. Sin embargo, advirtió sobre el peligro de reducir la cultura a su impacto instrumental, es decir, a su contribución económica o social, descuidando su valor intrínseco.

El valor multifacético de la cultura

Bonet comenzó su ponencia destacando que la cultura tiene un valor intrínseco ligado a lo estético, lo simbólico y lo emocional. “La cultura nos permite experimentar, expresarnos, compartir y trascender”, explicó. Sin embargo, también subrayó la importancia de entender sus valores extrínsecos, como el impacto económico y social. “No se trata de elegir entre uno u otro, sino de comprender cómo se interrelacionan”, afirmó.

El experto señaló que, aunque es más fácil medir el impacto económico de la cultura (empleo, consumo, turismo), es fundamental no perder de vista su valor como bien público. “El patrimonio cultural, por ejemplo, tiene un valor intergeneracional. Si lo destruimos, perdemos una parte fundamental de nuestra identidad y de nuestra historia”, advirtió.

La dificultad de medir el impacto cultural

Uno de los temas centrales de la ponencia fue la complejidad de medir el impacto de la cultura. Bonet explicó que, a diferencia de otros sectores, los efectos de la cultura son a menudo intangibles y se manifiestan a largo plazo. “¿Cómo medimos la emoción que provoca una obra de teatro o el sentido de pertenencia que genera un festival cultural?”, planteó.

En este sentido, mencionó el proyecto MESOC, financiado por la Unión Europea, que busca desarrollar metodologías para medir el impacto social de la cultura. “Este proyecto nos permite entender cómo la experiencia cultural genera resonancias en múltiples niveles: bienestar, salud, participación social, compromiso cívico”, explicó. Sin embargo, Bonet advirtió sobre los peligros de la instrumentalización de la cultura. “Si solo nos fijamos en su impacto económico o social, corremos el riesgo de olvidar su esencia. La cultura no es un producto, es una experiencia”, afirmó.

Círculos virtuosos y viciosos en la gestión cultural

El experto utilizó el ejemplo del patrimonio cultural para ilustrar cómo puede generarse un círculo virtuoso. “Todo comienza con la pasión de individuos que preservan el patrimonio. Luego, se crean instituciones que lo valoran y lo difunden, generando una oferta cultural que atrae a más personas y, finalmente, nuevos voluntarios y colaboradores”, explicó.

No obstante, también alertó sobre los círculos viciosos, como el abuso del turismo cultural. “Cuando el turismo se convierte en el único objetivo, el patrimonio se degrada y los visitantes se van decepcionados. Es un ejemplo de cómo la cultura puede perder su valor si no se gestiona adecuadamente”, señaló.

Los desafíos de la digitalización y la IA

Bonet dedicó una parte importante de su intervención a analizar cómo la digitalización y la inteligencia artificial están transformando el sector cultural. “Estas tecnologías están cambiando no solo la forma en que creamos y consumimos cultura, sino también las cadenas de valor y las políticas culturales”, afirmó.

El experto alertó sobre el riesgo de que las plataformas digitales, con su enorme poder y sus algoritmos, controlen el acceso a la cultura. “Antes podíamos saber cuántos libros se vendían o cuántos discos se compraban. Ahora, no tenemos ni idea de cómo Spotify o Netflix deciden qué contenidos promocionar”, explicó. Además, destacó que la IA está cuestionando prácticas culturales tradicionales, como la creación artística o el periodismo.

Recortes presupuestarios y políticas culturales populistas

Otro de los temas que abordó Bonet fue la reducción de los presupuestos públicos para la cultura en varios países europeos. “En Francia, Alemania y Holanda, los recortes son dramáticos. Y cuando ves las barbas del vecino quemar, pon las tuyas a remojar”, advirtió.

El experto criticó también el auge de las políticas culturales populistas, que promueven la homogeneidad en lugar de la diversidad. “En países como Hungría, el presupuesto de cultura ha aumentado, pero se gasta en proyectos que refuerzan una identidad nacional excluyente. Eso no es cultura, es propaganda”, afirmó.

Descentralización, participación y sostenibilidad

Frente a estos desafíos, Lluís Bonet planteó varias propuestas para garantizar la sostenibilidad y la relevancia de la cultura en el futuro. En primer lugar, abogó por la descentralización de las políticas culturales. “Hay que empoderar a las comunidades locales y trabajar cerca de la ciudadanía. La cultura no puede ser gestionada desde un despacho en la capital”, afirmó.

En segundo lugar, destacó la importancia de la participación ciudadana y la transparencia en la gestión cultural. “Las estrategias participativas, como las que impulsa CIVICAN, son fundamentales para conectar la cultura con las personas”, explicó. Finalmente, Bonet subrayó la necesidad de trabajar en proyectos culturales sostenibles, tanto desde el punto de vista ambiental como social y económico. “La cultura debe ser un motor de cohesión social, no de segregación. Y debe contribuir a la sostenibilidad del planeta”, afirmó.

En su conclusión, Lluís Bonet hizo un llamado a relegitimar la cultura como herramienta de progreso y desarrollo humano. “La cultura no es un lujo, es una necesidad. Necesitamos políticas culturales valientes y atrevidas, que apuesten por la diversidad, la innovación y la sostenibilidad”, afirmó.

El experto cerró su intervención con un mensaje de esperanza: “A pesar de los desafíos, la cultura sigue siendo un espacio de encuentro, de reflexión y de transformación. Depende de nosotros defenderla y reinventarla para las generaciones futuras”.

La ponencia de Lluís Bonet en el Foro Hiria dejó claro que, en un mundo en constante transformación, la cultura sigue siendo un pilar fundamental para construir sociedades más justas, diversas y sostenibles.