UPN volverá a salir a la calle de la mano del PP y de Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez y la posible amnistía a los imputados por el procés catalán. Una imagen recurrente cada vez que el PSOE ha estado en La Moncloa y que rara vez ha dado resultado rentable, ya sea desde el punto de vista electoral o político. Pero en la que la derecha insiste cuando está en la oposición.
La movilización está convocada para este domingo por Sociedad Civil Catalana, un colectivo ciudadano creado como reacción al nacionalismo catalán y en el que tradicionalmente se ha apoyado la derecha españolista cada vez que ha tenido que organizar algún acto de protesta en Barcelona. El algunos casos también con presencia del Partido Socialista, que esta vez sin embargo se ha convertido en el foco de la crítica de una manifestación que lleva por lema No en mi nombre. Ni amnistía, ni autodeterminación. Se prevé el desembarco desde Madrid de toda cúpula política del PP y de Vox, entre ellos los presidentes de ambos partidos, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, así como de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Por parte de UPN no hay confirmación sobre quién acudirá a la cita. “Participaremos en la manifestación de Sociedad Civil Catalana para decir al Gobierno que basta ya de someterse a los chantajes independentistas”, ha argumentado la formación regionalista para justificar su presencia en Barcelona. Los organizadores han confirmado además que habrá autobuses desde Navarra. En ocasiones anteriores los llegó a organizar UPN, aunque esta vez no ha trascendido quién está detrás.
En todo caso, se prevé una presencia institucional amplia y nutrida por parte de la derecha contra la amnistía y, por descontado, contra el Gobierno de Pedro Sánchez y su posible investidura. Una protesta que recuerda mucho a la foto de Colón de febrero de 2019 –en aquella ocasión fue como respuesta a la mesa de diálogo que pretendían poner en marcha el Gobierno central y la Generalitat–, aunque esta vez no está prevista una imagen conjunta. Los organizadores han pedido a los partidos que no lleven simbología propia.
Navarra no se vende
Casi cinco años después no se puede decir que la convocatoria de Colón fuera un éxito político. Salvo Santiago Abascal, y curiosamente la representante de UPN, Yolanda Ibáñez, los principales dirigentes reunidos en aquella foto son historia. Sánchez aprovechó además la imagen de unidad para adelantar las elecciones y consolidar un Gobierno al que había llegado mediante la moción de censura. Una secuencia que se pude repetir ahora como detonante para una investidura que la derecha da por segura y para la que prepara un escenario de oposición.
No es en todo caso algo nuevo. Sólo entre 2004 y 2010, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el PP promovió, apoyó o participó en al menos 14 de manifestaciones de este tipo. De ellas once estuvieron vinculadas con el final de ETA y el proceso de negociación abierto por el Gobierno socialista. En muchos casos auspiciadas por la AVT y con lemas muy similares a los de este domingo (Negociación, en mi nombre no; Por la libertad, no más cesiones a ETA). Pero también en oposición a leyes troncales de aquel Ejecutivo socialista, como la ley del aborto o la del matrimonio igualitario que luego el PP llevaría ante el Tribunal Constitucional.
De aquella estrategia también participó UPN, que en nombre del Gobierno de Navarra –y con ayuda de fondos públicos–, convocó en marzo de 2007, a solo dos meses de las elecciones forales, su propia manifestación. Lo hizo con el lema Navarra no se vende ante la posibilidad de que Zapatero pudiera acordar con ETA un cambio en el régimen jurídico e institucional de Navarra.
No solo no fue así, sino que aquella cita acabó alejando a los regionalistas de la mayoría absoluta, abriendo la puerta a un cambio de Gobierno que si finalmente no se produjo, fue por la intervención del PSOE y la posterior ruptura de UPN y PP. De la misma forma, también el PP fracasó en su apuesta por recuperar el Gobierno de España, primero en 2008 y después en 2019. Solo lo pudo hacer en 2011, en medio de una crisis económica y financiera y con un prudencial silencio en la calle para evitar la movilización de la izquierda en las urnas. Lecciones de la historia.
