Sabían que ganarse un puesto en el equipo iba a ser, a día de hoy, complicado. Que jugar de forma progresiva no iba a ser nada fácil. Así que los dos hicieron las maletas, uno antes que el otro, y se fueron a más de 930 kilómetros de Pamplona en busca de minutos. De juego sobre la pista que les permita seguir creciendo como jugadores de proyección que son. Y en ello están. Ion Cerviño Pueyo, de 20 años y natural de Irurtzun, y Josu Mendive Zalba, de 21 y de Bizkarreta-Gerendiain, son jugadores de Osasuna Magna, están cedidos en El Ejido almeriense de Segunda División y ahí no sólo están despuntando sobre la cancha y disfrutando de un papel protagonista incuestionable, sino que además están viviendo su primera experiencia lejos de su familia, de su casa, lo que está suponiendo todo un aprendizaje no sólo deportivo, sino también vital. 

En El Ejido, una localidad que ronda los 90.000 habitantes, ambos comparten piso junto con otros dos compañeros de equipo: el capitán Josete y el portero Jesús Gómez. El primero en llegar al destino fue Josu. El ala navarro, formado en el Ibararte de Zubiri e internacional en las categorías inferiores de la selección española, renovó en junio del pasado año su contrato con el Xota hasta 2025 y acto seguido fue cedido al conjunto ejidense para acumular minutos y experiencia. Ya a mitad de temporada, en el mes de enero, se le unió Ion, que ha crecido en el club de su pueblo, también ha vestido la camiseta del Tafatrans y ha coincidido con su compañero en las selecciones inferiores. En su caso, con la sub-19 se proclamó campeón de Europa en el año 2022.

Los dos ya están asentados en el equipo y en la ciudad. Cerviño, además, ayudado sobremanera por la presencia de Mendive en el vestuario almeriense. Sin embargo, la adaptación no ha sido igual para ambos. “Al principio fue difícil”, relata el jugador de Bizkarreta-Gerendiain. “Ahora ya tengo mi rutina diaria, pero al comienzo fue complicado. No conocía a nadie aquí y los días se me hacían muy largos. Los entrenamientos suelen ser a las once de la mañana y si entrenamos por la tarde empiezan a las nueve de la noche. Pero poco a poco fui conociendo a la gente, la ciudad, sitios nuevos y me fui haciendo”, recuerda. Era, además, la primera vez que abandonaba el nido para vivir fuera, por su cuenta. Y eso siempre impone, más cuando se es tan joven.

“Al principio fue difícil para mí. No conocía a nadie y los días se me hacían muy largos”

JOSU MENDIVE - Jugador de El Ejido

Una situación similar fue la de Ion Cerviño, que también daba el paso de volar por su cuenta y marcharse de su Irurtzun natal. Aunque, reconoce, en su caso lo ha llevado mejor. “Me esperaba quizás que se me hiciese un poco más difícil, por el hecho de estar lejos de mi familia y de mis amigos. Pero me han acogido muy bien y estoy muy feliz aquí”, admite el jugador, que considera que dejar temporalmente el Xota y trasladarse a El Ejido “ha sido una buena decisión”. “Era algo que no estaba en mis planes al principio, pero tenía claro que el momento de salir era ese”, constata.

Protagonismo navarro

El Ejido tiene un objetivo claro marcado: clasificarse para los play off de ascenso a la Primera División. Y ahí está, con opciones. Ahora mismo, el equipo dirigido por José Escrich es octavo con 24 puntos, a seis de O Parrulo, que ocupa ya una de las cuatro plazas que pelearán por subir –el primer clasificado de la categoría asciende directamente–.

En esa batalla están metidos y concienciados los jugadores del Xota. Los dos están aportando sobre la pista, disfrutando de protagonismo y dejando evidencias de una gran conexión entre ambos. Tanto es así que, de los cuatro partidos que lleva disputados con su nueva camiseta, Cerviño ya ha sido elegido MVP en uno de ellos gracias, entre otras cosas, a sus dos asistencias a Mendive para que anotase sendos goles.

Los dos provienen, además, de un equipo con el que han jugado en la Primera División, pero reconocen la exigencia de competir en la llamada categoría de plata. “Pensaba que en la Segunda iba a haber menos nivel, pero hay jugadores muy buenos. Eso hace que tengamos que rendir al máximo y tomárnoslo todo muy en serio”, asegura Josu. Una opinión compartida por su compañero, quien reconoce que le ha “sorprendido” el nivel de la competición.

Esta exigencia será sin duda un punto a favor para dos chavales que, ante todo, buscan crecer en su nuevo destino. “A ambos lo que nos trajo aquí es que sabíamos que contaban con nosotros al cien por cien”, explica Mendive. “Sabíamos que tendríamos minutos, que era para lo que salíamos de casa, y que íbamos a tener un papel importante en el equipo. Se está cumpliendo. Estamos teniendo muchos minutos y estamos respondiendo bien a lo que quiere nuestro entrenador”, asegura.

Toca entrenar, limpiar y cocinar

Más allá de los entrenamientos, los partidos, los desplazamientos y los objetivos deportivos, a Ion Cerviño y a Josu Mendive les ha tocado adoptar un papel completamente distinto al que tenían hasta ahora. Los dos vivían con sus familias y ahora, de buenas a primeras, se han encontrado con que son ellos los que deben asumir las tareas domésticas. Todas. Sin excepción. Cerviño tiene muy claro cuál ha sido su gran escollo en este sentido: “Lo más difícil para mí ha sido poner la lavadora”, dice entre risas. “La ropa ahora ya sale limpia y bien. Un poco arrugada, pero bueno. Me apaño. Si mezclo prendas, les echo una toallita de esas que absorben el color para que no destiñan y listo”. Un truco que ha aprendido de su madre: “Ella me dijo que hiciera esto, esto y esto, y que no saliera de ahí. Así que le obedecí”.

“Lo más difícil para mí viviendo en el piso ha sido poner la lavadora. Pero me apaño”

ION CERVIÑO - Jugador de El Ejido

Otro campo en el que han tenido que espabilar ambos es el de la comida. “En casa no era mucho de cocinar”, prosigue Ion, mientras que en el piso “cocinamos todos. Cada uno se prepara lo suyo. Yo cuando llegué me fui fijando en lo que hacían mis compañeros y fui copiando”, admite. El plato que mejor le sale es el arroz a la cubana, el mismo que a Josu Mendive. “Nos vamos apañando, experimentando”, añade por su parte el jugador de Bizkarreta-Gerendiain. “Me gusta cocinar también mucha verdura. Hago bastante arroz con verduras y algo de proteínas. Hay que hacer comidas variadas porque, si no, no saldríamos del arroz con pollo o de los macarrones con carne”, añade entre risas. 

Asimismo, los dos han recalado en una población que no es precisamente como sus lugares de origen. Y es que Ion Cerviño está acostumbrado a moverse por un Irurtzun que ronda los 2.300 habitantes, mientras que Josu Mendive, como él mismo dice, se ha criado en un pueblo donde “en invierno estaremos unas 80 personas y en el verano igual 120”. “Se hace un poco raro... El cambio de clima y todo. Hay mucho contraste de un sitio a otro. Pero es una gran experiencia”, explica Josu. “Yo pensaba que era un pueblo”, añade Ion, “y cuando llegué me di cuenta de que era una ciudad. Es un lugar que acoge muy bien. Grande en cuanto a habitantes, pero no te pierdes”.

Allí, en El Ejido, seguirán un tiempo más. Aprendiendo, como ellos dicen, y creciendo. Echando también de menos por momentos sus casas y sus pueblos. Sus familias y amigos –y en el caso de Cerviño también a Gala, su inseparable gata–. Pero saben que merecerá la pena. Porque quieren jugar, demostrar todo el fútbol sala que pueden ofrecer y en un futuro, ojalá, volver al Xota y hacerse un hueco en un equipo del que no se olvidan.