Izarra1
Gimnástica0
IZARRA De Miguel, Briñol, Arpón (Azcona min 68), Casado, Etxarrri, Palacios, Araiz, Maestresalas, Viana (Paolo, min.81), Ziganda (Iñaki Muñoz, min.60), Mariano.
GIMNÁSTICA Mediavilla, Zalo, Alberto, Mario, Cusiudor, Jose Luis (Platero, min.78), Dani Cobo (Cristian, min.70) Javi (Chema, min.63).
Gol 1-0 min.76: Viana
Árbitro Gustavo Rebollo (Comité Catalán). Amonestó al local Araiz y al visitante Alberto.
Estadio Merkatondoa. 400 espectadores.
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estella-Lizarra. La justicia del fútbol le está sonriendo al Izarra en este final agónico de la segunda vuelta, ayer con un gol de Viana al final de la segunda parte que hizo que los fantasmas volvieran a pasearse por la cabeza de los aficionados. El encuentro tenía los alicientes necesarios por la trascendencia de los tres puntos, por un lado, y por otro, por encajarle al rival esa carga psicológica que tanto pesa en esta categoría, donde las diferencias son mínimas y la ansiedad tiene un dorsal destacado en los equipos.
Y fue en los detalles donde el Izarra ganó ayer a los de Torrelavega. Primero una mano magistral del cancerbero estellés De Miguel evitó que, en el minuto 16, se viniera abajo todo el trabajo de contención y ataque que el Izarra fue capaz de crear.
Unos instantes donde las imprecisiones en las acciones ofensivas hacían que el Izarra no terminara de sujetar el partido. La presión y el robo de balones de Ziganda y Maestresalas no terminaba de cuajar en ocasiones de gol. Daba la impresión de que los de Estella estaban demasiado lejos del área para inquietar de manera efectiva la portería de Mediavilla. Unas veces era Araiz y otros Viana, el caso es que los delanteros siempre arrancaban demasiado lejos como para conseguir opciones de gol.
Tampoco los balones parados en faltas y saques de esquina sirvieron para atisbar la portería de la Gimnástica, y los contragolpes, en un terreno de juego de tanto bote, son una suerte de lotería en la que algunas veces ganan los más rápidos, pero casi siempre los más listos: los que saben anticiparse en el momento oportuno.
El empate fue, pues, el resultado más justo cuando se llegó al descuento. Y lo seguiría siendo hasta que Chechu Martínez comenzó a mover el banquillo, es decir, comenzó a jugársela. La incorporación del extremo Mariano Azcona por el defensa Arpón tuvo mucho que ver en el cambio de dinámica. Primero por la presión que el de Andosilla ejerció sobre los balones que difícilmente controlaba Zalo de la Gimnástica. Su presión metió el miedo suficiente como para que la duda planeara por el resto de la defensa. Entonces entró también Iñaki Muñoz; convencido de que para ganar había que mantener el centro más adelante de la línea divisoria de los dos campos. Y así lo hizo el exosasunista hasta el final. Pero la clave esta vez vino por la izquierda. Y Viana, un jugador de área, consiguió confundir a todo el mundo con su cambio de banda. Sus incorporaciones por la izquierda creaban incertidumbre. Y fue por ese lado que consiguió zafarse del primer defensa y, a pesar de estar muy escorado, sacudir un zapatazo que acabó con el balón en la red. Un gol que vale mucho: quita un buen peso psicológico, acerca la permanencia a cuatro puntos y sirve para que los aficionados de Merkatondoa sigan creyendo en un equipo cuyos jugadores ya saben que sí se puede.