había tenido guardia, pero llegó al partido. Al descanso se notó cansado. En el minuto 80 se le clavaron los tacos en el campo de hierba artificial al salir de un regate y no necesitó diagnóstico. El propio Lucas Arbeloa, residente de segundo año en Traumatología en el Complejo Hospitalario de Navarra, supo en el momento que era una lesión grave. "Noté que se me iba la rodilla y ya me imaginaba que era algo de ligamento cruzado", comenta.
Aun así, no se hizo una resonancia inmediatamente. En dos semanas estaba mejor. "Pero empecé a hacer bici y ya no pude evitar la resonancia. No quería que fuera una lesión grave. Quería aguantar sin pasar por el quirófano, pero ya no me va a quedar más remedio. No ya para competir, que me hago a la idea de que no, sino para hacer vida normal. He hablado con algún compañero y me operarán cuando puedan".
Se va a ver en el otro lado de la mesa de la consulta. Asistió al quirófano en la operación de uno de sus compañeros, Ilincheta. "Le operó el doctor Lecumberri y yo estuve en el quirófano. También se operó otro compañero, Pablo Pardos, pero yo estaba fuera y no pude estar. Hasta ahora ellos me pedían a mí consejos y ahora soy yo el que les tengo que preguntar por su experiencia", se ríe.
Asegura que no volverá a jugar. Que el partido ante el Txantrea en el que se lesionó fue el último. "Tengo 26 años y con el trabajo que tengo, las guardias..., voy siempre a remolque. Ya me estaba planteando dejar el fútbol y esto ha sido lo que ha precipitado la decisión".
Le da pena. Sabe que lo va a echar de menos. "A mí me gusta mucho hacer deporte. Me gusta patinar, nadar, correr, hacer snow, hacer surf... Soy muy activo y no paro. Pero ese ambiente de grupo que te da el equipo de fútbol, los amigos, las cenicas... Eso voy a echar de menos. He estado en tres equipos y siempre me he llevado bien con la gente y de toda la experiencia en el fútbol te quedas sobre todo con toda esa gente que conoces". Pero ya lo tiene asumido. O al menos eso transmite.
La semana pasada trasladó su humor al vestuario y en el entrenamiento, aquello más parecía el cuento de Cenicienta. "Tenía varios pares de botas por ahí y les dije a mis compañeros que se las probaran, se las regalaba si a alguno le venían bien. Ya no las iba a necesitar. Tengo un tío que me suele regalar un par cada temporada y estaban bastante nuevas. Al final había acumulado ocho pares. Me quedé unas que estaban ya muy viejas, pero las tiraré a la basura. El resto las repartí". Y la escena tomó aires de mercadillo, cuando añadió pares de espinilleras. A cambio, espera que le sigan avisando para ir a las cenas. Y estará en la grada animando siempre que pueda.
En el tiempo que ha estado en Tercera División le ha tocado hacer valer sus estudios y su experiencia en Traumatología con compañeros, pero también con rivales. "En la consulta hace poco tuvimos a uno del Pamplona, la semana pasada a uno del Lagun Artea... En este deporte este tipo de lesiones son habituales y siempre te encuentras con gente conocida. Yo creo que al que viene en una situación así, con una incertidumbre de una lesión, le agrada ver a uno conocido".
Lo que ya no se sabe si es casualidad o no es que tres compañeros del mismo equipo hayan tenido la misma lesión en la rodilla. Es difícil de determinar si el estado del campo de hierba artificial tiene algo que ver, pero la realidad es que en un año largo Arbeloa es el tercero que sufre una lesión de ligamento cruzado, después de Pardos e Ilincheta, que ya han pasado por el quirófano con una lesión de ligamentos de rodilla.