Tres brasileños a la caza de Brasil
Diego Costa está en el ojo del huracán. Es brasileño y se siente brasileño, pero disputará el Mundial con España, gran rival de la 'canarinha'. En el partido inaugural ante Croacia, el próximo jueves, Brasil se topará con otros dos brasileños, Eduardo y Sammir, también pasados al 'enemigo'.
EL fútbol da tantas sorpresas y puede ser tan puñetero que perfectamente podría ocurrir en el inminente Mundial lo siguiente: Brasil levantará el telón del gran evento deportivo el próximo jueves enfrentándose en el Arena Corinthians de Sao Paulo a Croacia, una selección que tiene en nómina a dos jugadores brasileños, nacionalizados en el Estado balcánico. Se trata de Sammir, un centrocampista ofensivo que juega en el Getafe; y Eduardo, delantero, al servicio del Shakthar Donetsk ucraniano tras pasar por el Arsenal.
Pongamos que vence Croacia, un equipo con traza y competitivo, y encima lo hace con un gol de Eduardo Alves da Silva, nacido en Río de Janeiro hace 31 años, nacionalizado croata en el 2002 y apodado Dudu.
Pongamos también que Croacia termina primera en el Grupo A, postergando a Brasil a la segunda posición, lo cual implicaría cruzarse con la selección española en octavos de final, siempre y cuando los de Vicente del Bosque acaben como líderes del Grupo A. Entonces tampoco sería demasiado extraño que un consumado goleador como Diego Costa, nacido en Lagarto, localidad de unos 100.000 habitantes ubicada en el pequeño Estado de Sergipe, al este de Brasil, anotara para la selección española, consumando de esa forma tan retorcida una sorpresa descomunal.
Cría cuervos... "Creo que puedo decirlo: mi sangre es brasileña, pero mi corazón, ahora, es croata. Es un momento difícil. Si tuviese la oportunidad de cantar los dos himnos... Creo que estaré dividido", dijo Eduardo en una entrevista realizada en el portal de la FIFA. "Todavía no puedo creer que mi Croacia abra con mi Brasil", añade.
Cosas del destino. El hábil futbolista criado en un barrio pobre de la periferia de Río fue captado por ojeadores del Dinamo Zagreb para las categorías inferiores del club en septiembre de 1999, a los 16 años, cuando jugaba en la cantera del Bangú Atlético, y se vistió la camiseta croata en un amistoso ante Irlanda el 16 noviembre del 2004, a los 21 años. El Arsenal pagó 10 millones al Dinamo de Zagreb por su fichaje, pero una grave lesión (rotura de tibia y peroné) tras una salvaje entrada del jugador del Birmingham City Matt Taylor el 22 de febrero de 2008 le impidió triunfar con los cañoneros, pero sí después, en el Shakathar Donetsk, donde recondujo su carrera en el verano de 2010.
La hipótesis de un gol de Eduardo se acrecienta porque parece asegurada su titularidad ante la baja por sanción de Mario Mandzukic, el delantero centro del Bayern de Múnich.
Se da la circunstancia de que el mismo año del traspaso, Eduardo se midió al Arsenal con el Shakthar en la Liga de Campeones y marcó un gol, que no celebró. "Muchos dicen que yo voy a marcar el gol de la victoria. Es algo que motiva, sí, porque se ve hasta qué punto está volcada la gente". Dudu añade quitando hierro al asunto: "Hay quienes me recomiendan que tenga cuidado para no marcar un gol en propia meta...".
Más complicado es que el centrocampista del Getafe Sammir, que también fue captado por el Dinamo de Zagreb, a los 20 años, tenga la oportunidad de chafarle la fiesta a los torcedores de la canarinha, al menos de inicio, sobre todo porque en su demarcación se manejan dos jugadores fundamentales para Croacia, como son Luka Modric e Ivan Rakitic.
la controversia Mucho más morbo sin embargo provoca la presencia de Diego Costa en la escuadra española. Todavía no hay reacciones sobre cómo ha sido recibido a su llegada al complejo deportivo del Atlético Paranaense, en Curitiba, donde los jugadores de Vicente del Bosque han instalado su cuartel general. Pero seguro que las habrá.
Porque su decantamiento por España, renegando de Brasil, ha levantado controversia desde que en octubre del pasado año oficializó mediante carta, con copia para la FIFA y la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), su deseo por jugar con la selección española. "Ha dado la espalda a un sueño de millones", dijo entonces Luiz Felipe Scolari, el preparador de la verdeamarela que también le había convocado para sendos partidos amistosos contra Honduras y Chile.
Siete meses antes, Costa se había estrenado con Brasil en un otro amistoso disputado en Ginebra ante Italia.
Felipao montó un auténtico ceremonial de la confusión en torno al todavía jugador del Atlético de Madrid porque, en realidad, no entraba en sus planes. Pero conforme fue creciendo su prestigio futbolístico en Europa, Scolari trató de taparse asegurando que contaba con el rudo delantero para situaciones puntuales.
El pasado viernes, Diego realizó al canal de televisión O Globo unas declaraciones tan demoledoras como concluyentes. "Scolari nunca me llamó por teléfono, y el único seleccionador con el que he hablado es con Del Bosque, que se preocupó por mí, me invitó a comer y me hizo saber que contaba conmigo", dijo, y añadió: "Estoy muy feliz, porque me han recibido como un hermano". Pero a renglón seguido deja claro que no renuncia a su sentimiento de pertenencia a su país de origen. "Soy y me siento brasileño y eso nunca va a cambiar". "En mi casa de Madrid mantengo las costumbres brasileñas. Y quiero ganar el Mundial con España, pero si no puede ser así, mi segundo deseo es que lo gane Brasil".
Sin embargo, Diego Costa no las tiene todas consigo. Allá en Lagarto casi todos aplauden su decisión, porque ejerce de ídolo y no creen la versión de Felipao. Otra cosa es si se produce un hipotético Brasil-España. Su hermano Jair teme incluso la mala reacción de algún desequilibrado.
Por si acaso, Diego Costa toma precauciones cuando le piden que pose junto a una bandera rojigualda. "Mi familia está muy tranquila ahora en Lagarto y no quiero tener problemas. No es el momento de hacer esa foto". Porque él es un mercenario del fútbol y los sentimientos viajan aparte.