Imanol Arellano pensó en dejar el fútbol en verano, pero una charla con Txiki Akaz le convenció para continuar liderando al Valle de Egüés, que estuvo peleando por evitar el descenso a Autonómica y que ahora lidera la Tercera. El destino ha querido unir a jugador y entrenador, cuyas últimas trayectorias han sido similares, el fútbol tiene una cuenta pendiente con ambos y, aunque suene a tópico, ahora les está dando una segunda oportunidad, que les ha llegado a base de trabajo, trabajo y más trabajo.

Yo estuve a punto de dejar el fútbol. Personalmente, tuve un año malo. Lo pasé mal con la rodilla, me rompí la mano, dejé el trabajo... fue una rueda. No he dejado el fútbol, y se lo he dicho a Txiki, porque han venido ellos. Me han hablado muy bien de ellos y tres cuartas partes del equipo han estado con ambos y les conocen. Cuando quedé con él, me transmitió que este iba a ser un año bonito, y lo que me animó a seguir fue que se rompía con todo lo del año pasado y era algo nuevo. Son detalles. Hasta este año, por ejemplo, el Ayuntamiento no nos dejaba sacar la portería portátil al campo. Txiki lo ha conseguido. Teníamos dificultades de jugar partidos a fútbol 7 y este año lo haces a doble área. Y es algo normal. Si entrenas de una manera juegas de esta manera. Txiki nos ofrece un cambio trabajo a trabajo que nos ha dado nuestros frutos”, reconoce Arellano.

La llegada de Txiki Akaz a Sarriguren ha provocado una bocanada de aire fresco. El técnico, al igual que la plantilla, se encontraron con ganas de redimirse, y a base de trabajo y de creer en el mensaje, han llegado a lo alto de la tabla. En la décima jornada, el Valle de Egüés se hizo con un liderato que doce jornadas después sigue sin soltar. “La clave está en el trabajo. Eso nos faltó un poco el año pasado. Veníamos a entrenar 14-15, teníamos la media de edad más alta. Este año nos está saliendo todo de cara, tenemos más hambre, venimos 22 a entrenar y eso hace que tengas una calidad de entrenamiento alta. Están subiendo chicos del Preferente que están dando el nivel y eso es muy importante. De hecho creo que han debutado tres y lo han hecho muy bien. Nos está yendo todo rodado y eso es por el trabajo día a día”, analiza el atacante, que admite que el curso pasado salvaron la categoría por “la unión del grupo”.

Viví el inicio de César aquí y fue un poco lo mismo. El Egüés venía de una racha mala y llegó César y la rompió. Duró dos años y ahora no sabemos lo que durará Txiki. Se ha quedado Dani Ederra en el cuerpo técnico, que ya vivió el año pasado esa situación. Sabe cuándo meterse y cuándo no hacerlo y aconseja a Txiki desde dentro y desde fuera. Eso es muy importante”, agrega Arellano.

El mensaje, desde la llegada del nuevo cuerpo técnico, ha sido claro. “El trabajo te da tu recompensa. Vamos a trabajar, de hecho la pretemporada la empezamos muy mal. Llegó el primer partido de liga y desde entonces fue todo rodado: nos dejaron de meter goles y mejoramos en defensa. Y eso es porque llegó el lunes anterior y vimos cuáles son los errores y los trabajamos durante la semana para que no pasara. Tienes errores de falta de concentración, de falta de intensidad. Si todo eso lo trabajas durante la semana, llega el fin de semana y eso no lo tienes. Mantener el nivel es complicado. Txiki y Patxi no nos han dejado caer”, detalla.

El mejor ejemplo es, sin duda, el partido de la pasada jornada. El líder ganó 2-3 al Burladés en un partido en el que los locales empataron en el 90. En el 98, Sergio López dio el triunfo a los de Sarriguren. “Es el trabajo del equipo. Empujas, empujas y empujas, y aunque vayamos perdiendo no bajamos el ritmo y cuando mejor está el rival, que suele ser cuando peor estás tú, en vez de decaer, das un paso adelante y así metes en el 95 y algo. Te meten en el 90 y no decaes. Y en la última tienes una falta al borde del área, le pega Sergio y entra. Estamos que nos sale todo de cara, y Txiki dice que él no cree en la suerte, que todo es trabajo. Estamos con la flecha hacia arriba, y no nos lo creemos tampoco”, valora un Imanol Arellano que reconoce qué sintieron cuando el balón entró en el gol de la victoria. “La sensación de quitarte un peso de encima, ver que has ganado, pero también te hace ver cómo andas en un partido que en principio teníamos controlado. Patxi se volvió loco, saltamos todos al campo...”, añade.

Equipo y cuerpo técnico

Una simbiosis perfecta

“Tenemos hambre de quitarnos esa espina”

En el vestuario del Valle de Egüés reina un aroma de ambición, y unas ganas de revancha por las situaciones vividas anteriormente. “Ha sido un poco cúmulo de todo. Que yo recuerde, Txiki y Patxi en el Izarra no estaban haciendo las cosas mal y nosotros no veníamos de un año en el que tampoco estábamos haciendo las cosas mal, pero es lo que he dicho. El venir poca gente a entrenar pasa factura. Ahora todos tenemos ese hambre de quitarnos esa espina y creo que es lo que estamos haciendo. Venimos con muchas ganas. Ahora nos viene la Peña Sport, un partido muy bonito, y estamos todos con ganas. No te da tiempo a relajarte, porque es muy bonito todo lo que te está pasando y es una gozada venir a entrenar”, se sincera Arellano, que admite estar viviendo uno de sus mejores años en el fútbol.

“La verdad que te diría que es uno de los años más bonitos que estoy viviendo y es uno de los años que menos goles estoy metiendo. Años atrás otros entrenadores me pedían goles y yo les he dicho siempre lo mismo, que no soy una persona goleadora. Meter goles es bonito, llevo dos jornadas marcando y llevaba una racha en la que no lo hacía, pero lo hacía el de al lado. No primo tanto el meter el gol, porque esto es un deporte de equipo, sino que ganemos. Y si marco, mejor. Nunca he ganado una liga, y me gustaría mucho. La última vez que subí a Segunda B me rompí la rodilla y no pude ayudar al equipo desde el campo. Y el fútbol me debe una a mí también. Espero que el equipo siga así para cumplir el objetivo”, expone.

Una de las claves de este equipo es el aspecto mental, algo que se ha trabajado desde el banquillo. “Sí que lo han trabajado. En una de las primeras semanas nos hizo escribir en un papel una palabra y él las fue escribiendo en la pizarra sobre cómo queríamos que fuera este año el equipo. Salieron las palabras: guerrero, humilde, ganador... Lo que hicieron fue plastificarlas y apuntar esas palabras en la pizarra. Y hemos tenido varios partidos en los que Txiki ha empezado la charla recordando una de esas palabras y lo ha trabajado desde ese aspecto. Hemos ido partido a partido y eso ha hecho que aun no hayamos hablado de ascenso en el vestuario. Todavía faltan ocho jornadas y no has hecho nada. Ganas en Burlada, pero el Subiza no pierde. No te da tiempo a relajarte y eso es lo que nos hace ir así. Al final vamos a jugar el partido pensando que ‘no tenemos que perder, tenemos que ganar’ y eso te hace sacar lo mejor de ti mismo y no te da tiempo a relajarte”, destapa el jugador.

Imanol Arellano quiere seguir sonriendo en este tramo final. Es consciente de que todavía no han “hecho nada” y, pese a que le aventajan al Subiza en seis puntos, con 24 todavía por jugarse, “queda mucho”. En uno de sus últimos discursos, apela al Cholo Simeone y su famoso “partido a partido”, sabedor también de que incluso tienen que verse las caras con el conjunto de César Monasterio, que venció en la ida por la mínima en Sotoburu (1-0). Pero, ante todo, el mediapunta insiste en la revancha personal que está viviendo con el fútbol, y deja una reflexión interesante para acabar. “El fútbol te debe una, pero si no tuviéramos ese trabajo, ese fútbol no se acuerda que te debe una. Nosotros le estamos diciendo que nos la estamos ganando”, sentencia.