Debían ganar y esperar para ser equipo de Segunda RFEF y poco más de una hora después de vencer al Alesves –lo que suponía, además, el descenso del equipo de Villafranca a Autonómica–, el Valle de Egüés se proclamó campeón de Tercera RFEF, un año después de coquetear con el descenso.

La llegada de Txiki Akaz y Patxi Larraza al banquillo de Sarriguren supuso un soplo de aire fresco para una plantilla que renovó sus ilusiones. Así las cosas, y sin hacer ruido, fruto del espectacular arranque de competición del Beti Onak, en la jornada 10 el Valle de Egüés se alzaría con un liderato que no ha soltado en las dieciocho jornadas después y ha llevado a cabo una bonita pelea por el ascenso directo con Subiza y los de Villava, pero éstos últimos se descolgaron en las últimas fechas.

Así las cosas, el ascenso directo era cosa de dos. Un pulso entre los de Sarriguren y los de Sotoburu que han sabido mantener hasta el final, llegando ambos a la antepenúltima jornada liguera con opciones de ascenso directo, pero una diferencia de cinco puntos entre ambos equipos. El Egüés debía ganar en casa al Alesves para proclamarse campeón de Tercera RFEF y esperar un pinchazo de los pupilos de César Monasterio. Y así fue. Los goles de Marro y Palacios le daban el triunfo al líder ante un Alesves que descendía a Autonómica, mientras que el Subiza no podía pasar del empate a cero en Sangüesa, ante un Cantolagua que pelea por la promoción.

Con el espíritu de El Sardinero

En 2011, el Valle de Egüés disputaba su quinta fase de ascenso a Segunda División B contra el filial del Racing de Santander, que apeó a los de Sarriguren del sueño del ascenso. Una década después, la sexta fase de ascenso llegó de la mano de César Sánchez, pero el equipo se quedó sin opciones, pese a entrar entre los seis candidatos. Ahora, y después de una sobresaliente temporada, le llega el premio al Valle de Egüés, en una temporada en la que tanto plantilla como cuerpo técnico se ha tomado como revancha personal.