Si el calendario está tan saturado que exprime como limones a los futbolistas –Liga, Copa, Supercopa, Europa, Europeos o Mundiales, Liga de Naciones, Mundial de Clubes...– y nadie le pone remedio sino lo contrario –todo por la pasta–, no queda otra que hacer lo que propone Ancelotti: dar por turnos vacaciones periódicas a sus jugadores. Que no es darles el descanso de avisarles tras el entrenamiento del viernes que ese fin de semana no juegan, sino mandarles una o dos semanas a casa, o a la playa, para que aflojen, reposen y vuelvan con más fuerzas y más ganas. Curiosidad tenemos de ver cómo lo aplica y, sobre todo, cómo funciona, porque si le sale bien va a tener un rápido efecto imitación. Aunque la polémica ya la podemos vaticinar: si el Real Madrid no gana un partido porque Mbappé, Vinicius o Bellingham están de vacaciones, al míster le caerá la del pulpo.
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