En los últimos tiempos, está emergiendo en la sociedad con fuerza el futgolf, una vertiente que mezcla el fútbol y el golf (como su propio nombre indica, por mucho que se aproxime más a la segunda modalidad), donde los jugadores golpean un balón de fútbol para introducirlo en los hoyos en el menor número de golpes posible. Ese deporte es lo que, paralelamente, se ha convertido en un reto entre los creadores de contenido para las redes sociales, que lo han añadido a su repertorio de pruebas de fútbol que hacen con amigos, con otros creadores o con jugadores de la élite y que constan, en su mayoría, de pruebas de puntería: desde mandar el balón al larguero desde diferentes distancias, como intentar marcar gol desde diferentes ángulos. Todo, seguramente, con varias tomas grabadas, tantas como intentos quieran grabar.
Sin embargo, y a la primera, este fin de semana Beñat Aldasoro superó uno de esos retos, al colar un balón olímpico en la portería de la Mutilvera, en la victoria del Valle de Egüés ante el conjunto del Valle de Aranguren por 2-0, un triunfo con el que los de Txiki Akaz recortan distancias en la tabla –ahora son cuatro los puntos que separan a estos dos equipos– y añaden picante al desenlace de la temporada regular en Tercera RFEF. “La jugada estaba preparada”, desvela el lateral zurdo, que otorga el mérito a Patxi Larraza, segundo técnico “que se encarga de las acciones a balón parado. Me dijo antes del partido que la pusiera cerrada. Era el primer córner que ponía, el segundo me salió un poco más abierto”. Mirando desde la esquina del córner, y sujetando el banderín, Aldasoro, en frío, tiene “un recuerdo muy bueno, que estuvimos practicando durante la semana y dio sus frutos en el partido. El hecho de meter gol olímpico no fue algo ensayado, pero que fuera cerrado y con dirección a portería, sí, con intención de alguien peinase el balón pero no hizo falta (se ríe)”. El jugador detalla que “al principio golpeo el balón con la esperanza de que alguno la peine, y conforme está entrando el balón o llegando a la portería, veo que se está envenenando, que golpea en el segundo palo y entra. No me lo creo. Tengo un momento en el que me quedo parado, esperando a ver si mis compañeros de equipo se mueven para celebrarlo o no, porque desde este punto de vista no veía si había ido fuera o no. Pero cuando me doy cuenta de que estoy dentro, la adrenalina que siento en ese momento me hace saltar y celebrarlo con los compañeros”.
El encuentro era de vital importancia porque el Valle de Egüés, segundo clasificado, recibía en Sarriguren al líder, la Mutilvera, a quien ya fue capaz de endosar un 0-3 en el encuentro de ida. Ambos pelean por el ascenso directo a Segunda RFEF y llevan manteniendo un bonito mano a mano desde la primera jornada liguera. “En caso de que nos ganasen se nos iban muy lejos y nuestros objetivos de final de temporada podían cambiar”, apunta el lateral, consciente de que se trataba de “un duelo directo. Ahora los tenemos a pocos puntos, pero la victoria tiene un valor importante porque nos reengancha a la lucha por el primer puesto”.
140 kilómetros por el fútbol
Aldasoro, que vive su primera temporada en el Valle de Egüés, lleva diez años yendo y viniendo de Alsasua para jugar a fútbol. Comenzó dando en el pueblo los primeros pasos, antes de recalar en Txantrea, Gazte Berriak, Infanzones y Oberena antes de llegar a Sarriguren. No esconde que el trayecto de 45 minutos a veces le cuesta, pero tiene en su padre a su mejor aliado, puesto que le llama y le ameniza el trayecto de vuelta a casa.
No obstante, a veces también se le hace difícil quedarse sin jugar, “porque a mí me encanta competir y si vengo a entrenar es para jugar el partido, pero cada vez que le toca jugar a mi compañero le animo, pero tengo que seguir trabajando para jugar el máximo número de minutos”.En esta competencia sana con Xabier Olague, Aldasoro admite que es “complicado” quitarle el puesto a un compañero “veterano, capitán, luchador y muy bueno. Y fuera del campo la verdad que es una muy buena persona. Tenemos muy buena relación fuera del campo y siempre es un placer luchar el puesto contra una persona que sabes que es muy buena”. Así, y mientras describe al vestuario como “una piña”, el lateral no duda en señalar como “acierto” el haberse enrolado en las filas del Egüés. Una decisión que no tardó en tomar cuando le llamó Txiki Akaz y que estuvo apoyada por Sergio Medina, con quién coincidió en Oberena la temporada pasada y le animó a seguir compartiendo vestuario en Sarriguren, donde, por qué no, quiere lograr grandes cosas.