Este domingo a las 16:15 horas se jugará el primer clásico de la temporada en el Santiago Bernabéu. En medio del ridículo de LaLiga con el partido de Miami, llega un partido que servirá para salvar, al menos un poco, el prestigio de la competición. El primero de Xabi Alonso y el de muchos otros jugadores que buscarán la victoria para dar un golpe a la clasificación y otro moral al eterno rival.
Si bien es cierto que no será decisivo en cuanto a la lucha para el título, ya que aún restarán 28 jornadas para la clausura de la competición, será importante no ir dejándose puntos por el camino en una carrera por el título que va en proyección de los 90-95 puntos. El Real Madrid llega líder al encuentro habiéndose dejado solo 3 puntos por el camino y los catalanes los siguen muy de cerca a tan solo dos puntos de distancia.
Una campaña de clásicos que se espera que sea más pareja que la pasada, donde los azulgranas doblegaron a los merengues en los 4 partidos. El balance final de goles entre ambos la campaña previa fue de 16-7 favorable al Barcelona, unos números muy alejados de la paridad que existe entre ambos, y que los madrileños buscan vengar. Este partido será una buena prueba para para saber dónde se encuentran en estos momentos ambos clubes.
Un Barcelona desmejorado
Los visitantes llegan al choque plagado de bajas. La última, la de Raphinha, que parecía que podía llegar a marchas forzadas al domingo. El brasileño no ha salido a ejercitarse con el resto este viernes, en la penúltima sesión antes de viajar a Madrid. Se une así al grupo de titulares que se encuentra en la enfermería, formado por Joan García, Dani Olmo y Lewandowski. Con todo, el Barcelona tiene fondo de armario suficiente para sacar un once competitivo en el feudo madridista. Tampoco podrá sentarse en el banquillo el alemán Hansi Flick, después de que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) haya desestimado el recurso de apelación presentado para revocar la sanción de un partido al entrenador alemán. De esta manera será su ayudante, Marcus Sorg, quien dirija al equipo catalán en el estadio madridista.
La entidad azulgrana llega en un momento de incertidumbre, donde el fantasma de la excelencia de la temporada pasada sobrevuela un año futbolístico que prometía ser muy ilusionante. A pesar de que los números no son muy diferentes a al curso anterior —24 puntos entonces frente a los 22 de ahora por estas fechas—, las sensaciones que desprende son bastante peores. La escuadra ha ido sacando los últimos partidos sin excesiva brillantez y con un tono físico, por lo menos, preocupante. La tónica de los últimos partidos ha sido un muy buen arranque en los primeros 20 minutos,y dominio físico y táctico del rival los otros 70. Prueba de ello son los dos últimos partidos: contra el Girona en casa se llevaron el gato al agua en el último suspiro y frente al Olympiacos estaban siendo sometidos hasta la polémica roja que dejó al conjunto griego con uno menos, lo que les facilitó la goleada final. Estos vaivenes no ayudarán contra un Real Madrid más sólido que el del año pasado.
Si bien los catalanes cuentan con un elenco de estrellas en sus filas, todos los focos apuntarán una vez más a Lamine Yamal. El de Rocafonda ya sabe lo que es marcar en el Bernabéu y será la mayor amenaza para la defensa blanca. El extremo ya ha empezado a calentar el partido en la Kings League, competición de fútbol 7 organizada por Gerard Piqué. En tono de broma intercambió palabras con el streamer vasco Ibai Llanos: "Al Madrid le he marcado varias veces" o "Ya veremos si se repite el 0-4 del año pasado", fueron algunas de sus declaraciones.
Su duelo con Kylian Mbappé acaparará todos los focos en el partido más visto del mundo. De momento es el catalán el que gana esa disputa al actual Bota de Oro: seis victorias, frente a una, en su duelo personal.
En Madrid casi todo sigue igual
El del domingo será el primer clásico como entrenador para el tolosarra Xabi Alonso. El guipuzcoano ha disputado 13 clásicos vestido de corto, con un balance de 4 victorias, 4 empates y 5 derrotas. Tras la estrepitosa temporada sin títulos de los blancos, la presidencia blanca decidió que era un buen momento para un cambio en los banquillos. Así pues, Xabi Alonso fue nombrado sustituto del italiano Carlo Ancelotti el 25 de mayo de 2025. El vasco se encontró con una plantilla plagada de estrellas, pero sin ninguna idea de juego ni cohesión. Su primera gran prueba fue el Mundial de Clubes, donde cayó con estrépito frente a un imparable Paris-Saint Germain por 4-0.
El Real Madrid había empezado con buen pie este ejercicio futbolístico, palpándose una breve mejoría, con un Arda Güler mejorado y siendo la batuta que dirige las piezas blancas. Sin embargo, la humillación sufrida frente al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano, manita incluida, ha hecho temblar los cimientos de un proyecto que parece que no acaba de arrancar. No se aprecia una gran mejora de juego respecto al año pasado, aunque sí una solidez defensiva que el equipo echaba en falta. En este sentido se nota la ausencia de un director de juego, ya que, aunque Fede Valverde ha heredado el dorsal número 8 de Toni Kroos, no es ni de lejos la sombra del alemán.
A pesar de ello, los merengues cuentan con el futbolista más en forma del panorama futbolístico: Kylian Mbappé. El francés ha arrancado como un tiro, sumando 15 goles en los 12 partidos que ha disputado en todas las competiciones hasta la fecha, y con la sensación de que cada vez que coge el balón, la jugada mejora. El francés emana la misma sensación de peligro que producía Cristiano Ronaldo cada vez que encaraba las defensas del conjunto azulgrana. Los madridistas saben que medio partido puede estar en sus botas.
¿Lección aprendida?
El clásico de la temporada pasada del Santiago Bernabéu fue un punto de inflexión en la era Flick como culé. El partido materializó las ideas del alemán de la forma más pura posible: presión asfixiante y una línea defensiva, valiente para algunos, suicida para otros. A pesar de que los de Ancelotti por aquel entonces se frotaban las manos imaginando a Vinicius y Mbappé corriendo a las espaldas de la zaga blaugrana, la realidad fue muy diferente: los locales cayeron en 12 fueras de juego y sus figuras se fueron de vacío. Llegó un punto en el que la mayoría de los rivales de los azulgranas aguardaban a la revisión del VAR para celebrar los goles, porque había dudas de si iban a estar habilitados. Habrá que ver si Xabi Alonso ha tomado nota de ello y sabe contrarrestar la táctica de los catalanes.
Restan menos de 48 horas para que el partido de fútbol más seguido del planeta eche a rodar y, como siempre, de poco sirve saber cómo llega cada equipo porque al fin y al cabo, como se suele decir: un clásico es un clásico.