Un estudio advierte de que la acumulación de cabezazos en el fútbol puede derivar en demencias
La investigación analizó 38 partidos disputados durante la temporada 2019-2020 y documentó 61 posibles conmociones cerebrales
La acumulación de impactos craneales en el fútbol de élite, muy comunes en los duelos aéreos, generan potenciales conmociones cerebrales que "rara vez se detectan ni se tratan adecuadamente" y que puede derivar a medio o largo plazo en degeneración cognitiva o incluso en demencia.
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Así, se desprende de un estudio nuevo estudio liderado por el Instituto de Rehabilitación Neurológica de Vithas Irenea, integrado en el Instituto de Neurociencias Vithas y con instalaciones en Vithas Valencia Consuelo y Vithas Aguas Vivas, junto a la Universitat Politècnica de València (UPV).
Al respecto, se advierte de que el peligro está en que, aunque en el momento, el jugador no presente síntomas agudos como desorientación o desequilibrio, la acumulación de estos eventos, tal como se ha demostrado en otros estudios puede derivar en demencia.
Publicado en acceso abierto en la revista científica 'Sports Medicine - Open', el estudio analizó 38 partidos disputados durante la temporada 2019-2020 y documentó 61 posibles conmociones cerebrales (PCEs), un número sensiblemente superior a las reflejadas en los registros oficiales.
Al respecto, el neurólogo y director de investigación de Irenea, y autor principal de la investigación, el doctor Enrique Noé, explica que en una temporada, los futbolistas no solo disputan balones, también acumulan golpes en la cabeza que pueden pasar factura mucho después del pitido final.
La tasa de incidencia identificada es de 48,6 PCEs por cada 1.000 horas de juego, una cifra notablemente superior a la reconocida hasta ahora. La mayoría de estos episodios se produjeron en jugadas aéreas, con un alto porcentaje de impactos directos por contacto codo-cabeza, afectando sobre todo a las zonas parietal y frontal del cráneo, según el estudio.
"Lo más preocupante no es solo la frecuencia de estos impactos, sino la escasa reacción que generan en el campo", alerta Noé. "Solo un tercio de los jugadores recibió asistencia médica tras el golpe, y un 74 por ciento volvió a jugar antes de cumplir siquiera una semana de reposo, pese a que las guías internacionales recomiendan evaluaciones clínicas más estrictas antes del retorno", añade. EMPORADA.
Dos a más conmociones durante la misma temporada
Además, el estudio evidencia que más de la mitad de los jugadores afectados sufrieron dos o más conmociones durante la misma temporada, lo que apunta a un patrón de repetición sin seguimiento clínico adecuado ni protocolos eficaces de protección cerebral. "Hemos normalizado el juego aéreo sin ser plenamente conscientes del daño que puede suponer a largo plazo", advierte el Dr. Noé que hace hincapié en que "cada golpe que no se atiende es una oportunidad perdida para proteger el cerebro".
Por ello, se concluye que "el fútbol necesita una revisión urgente de sus protocolos: no se trata solo de contar lesiones visibles, sino de aprender a detectar las invisibles". Así, aunque ya se han desarrollado protocolos formales, como el proyecto 'Juega Seguro' de LaLiga/Asociación de Futbolistas Españoles y guías inspiradas en organismos internacionales como FIFA, UEFA o la Organización Mundial de la Salud, estudios demuestran que su implementación práctica "sigue siendo desigual".
"La evidencia indica que, a pesar de contar con protocolos, la detección sistemática de impactos de cabeza, la sustitución inmediata del jugador afectado y el seguimiento médico riguroso aún no se aplican de forma generalizada. Esto refuerza la urgencia de que las normativas no queden solo en el papel, sino que se traduzcan en actuaciones homogéneas, verificables y respaldadas por vigilancia independiente durante los partidos", incide el experto.
Por todo ello, los autores del estudio subrayan la necesidad de reforzar los protocolos actuales mediante un sistema de vigilancia médica durante los partidos, el uso de tecnología para detectar en tiempo real los impactos potencialmente peligrosos y la aplicación rigurosa de las recomendaciones internacionales.
En ese sentido, recuerda que organismos como la FIFA, la UEFA o incluso la OMS insisten en la importancia de proteger la salud cerebral de los deportistas, y este estudio demuestra que aún queda un largo camino por recorrer para garantizarlo en el fútbol profesional.