Los pimientos pueden presumir de ser un ingrediente imprescindible en la cocina mediterránea y en muchas otras culturas gastronómicas. Y no es para menos, ya que son auténticos tesoros nutricionales. Cada variedad aporta vitaminas, minerales y antioxidantes que favorecen el buen funcionamiento del organismo y ayudan a prevenir el envejecimiento celular.
Además, los pimientos son bajos en calorías y ricos en fibra, lo que los convierte en aliados perfectos para mantener un peso saludable y promover una digestión equilibrada. El alto contenido en agua de los pimientos también ayuda a ablandar las heces y a prevenir la deshidratación, lo que puede favorecer aún más la salud digestiva.
Incluir pimientos en las comidas puede ser una forma sencilla y deliciosa de mejorar tu salud intestinal y mantener una digestión óptima. Incorporarlos a nuestra dieta habitual tiene múltiples beneficios, que varían según su color.
Los rojos
Destacan por su alto contenido en vitamina C, el doble que las naranjas, que fortalece el sistema inmune, mejora la absorción del hierro y contribuye a mantener la piel firme gracias a su papel en la producción de colágeno. Además, su aporte de licopeno protege las células frente al envejecimiento prematuro.
Los pimientos rojos son también ricos en flavonoides y fitoquímicos, ideales para reducir la formación de coágulos de sangre, lo que disminuye el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco.
Los verdes
Son los más bajos en calorías y una excelente fuente de fibra, lo que favorece la sensación de saciedad y la regulación del tránsito intestinal. Y también proporcionan vitamina K, fundamental para la salud ósea y la correcta coagulación sanguínea.
Además, esta verdura puede ayudarnos a reducir los síntomas del resfriado y a combatir enfermedades como el estreñimiento e hipertiroidismo. También es recomendable durante la menopausia ya que la vitamina C ayuda a reducir los sofocos y otros síntomas relacionados a ello.
Los amarillos
Suelen ser más costosos y a veces difíciles de conseguir debido a que se necesitan más recursos para su proceso de maduración. Sin embargo, esto también tiene una ventaja, su sabor se vuelve mucho más aceptado que el de los verdes, pues en estas tonalidades suelen ser más dulces y con una textura un poco más suave.
Ademas, son muy ricos en luteína y zeaxantina, dos antioxidantes esenciales para cuidar la visión, sobre todo frente al daño que pueden causar los rayos solares y el uso de pantallas.