"Soy Miguel Ángel, pero el del registro lo puso al revés. Pues muy bien, Ángel Miguel", así es como la "leyenda de Osasuna cuando el club rojillo disputaba gestas europeas" relataba en una entrevista concedida a este propio medio la confusión generada entorno a su nombre.
Miguel Ángel, leyenda de Osasuna y padre orgulloso de Mikel Merino
Un madrileño que aterrizó en Pamplona con 21 años y al que "no le costó mucho integrarse y echar raíces en esta tierra". El pasado jueves, 23 de octubre, se estrenó un nuevo episodio del podcast de 'Los Fulanos', un espacio que habla de "la cara B del deportista. Emprendimiento, negocios, mentalidad y risas" y que cuenta con más 13.000 suscriptores en YouTube. Desde el programa hablan así de la visita de Miguel Merino, padre de Mikel Merino, a 'Los Fulanos': "De su barrio de Usera hasta Gran Canaria, la carrera de Merino ha sido un ejemplo de trabajo duro. Descubre cómo crio a su hijo Mikel, cómo vivió su ascenso y sus primeros contratos y la culminación de todo con el gol ante Alemania en la Eurocopa".
Miguel Merino revive la anécdota más loca del viejo Osasuna
Durante la entrevista, Miguel Merino repasó algunas de las vivencias más entrañables de su carrera. Entre ellas, el día en que el equipo se olvidó a Txomin Larrainzar en un parador durante un viaje de concentración. "Estábamos comiendo y al salir para subir al autobús, todos dábamos por hecho que estábamos completos. Pasaron quince minutos y de repente aparece una moto de policía y un taxi detrás, con Txomin asomado por la ventanilla", relataba el padre de Mikel Merino entre risas. "Lo más gracioso es que su hermano Iñigo, que se sentaba justo a su lado, ¡ni se había dado cuenta de que faltaba!", añadía.
Un encuentro en el que la leyenda de Osasuna también habló del increíble ambiente del antiguo estadio de El Sadar, cuando las gradas eran de cemento y el público animaba de pie. "Jugábamos con un jugador más. Había futbolistas que no querían venir a Pamplona a jugar. La gente estaba encima, te soplaban en la nuca, el campo era tupido y precioso… Era una olla a presión", explicaba.
"Éramos más que un equipo, éramos una familia"
Y es que, según relataba, aquel Osasuna era "un equipo muy aguerrido y de ritmo alto, un conjunto ingrato para los rivales. Éramos más que un equipo, éramos una familia". A su vez, Miguel Merino reconocía que su gol con Osasuna en Stuttgart en la Copa de la UEFA "fue uno de los más bonitos de mi vida", confesó. Décadas después, el destino quiso que su hijo Mikel marcara en el mismo estadio con la selección española, exactamente 33 años después. "Es que se alinearon los astros. Ya es difícil tener un hijo futbolista profesional, pero que juegue un partido de esa trascendencia en el mismo campo y marque también… Es increíble", decía orgulloso.
Pero Miguel Merino no se limitó a jugar a fútbol. Durante su andadura en el club rojillo, estudió Filología Hispánica en la Universidad de Navarra, compaginando entrenamientos y clases. "Me ponían los exámenes en otras fechas, pero tenía que aprobar igual", recordaba con humor.
Actualmente, trabaja en la Federación Navarra de Fútbol, donde ejerce como director deportivo: "Aquí seguimos formando a los más pequeños, trabajando la coordinación, la técnica y la táctica desde edades tempranas. Los niños de ahora están más preparados, pero lo importante sigue siendo que aprendan jugando".
El exjugador valora especialmente la estabilidad que encontró en Navarra: "Pamplona nos dio familia, fútbol y futuro. Aquí nos quedamos, y aquí seguimos".